Los gatos son animales solitarios por naturaleza —en su mayoría— y suelen ser huidizos con los humanos. Un estudio científico del Grupo de Investigación en Comunicación y Cognición de Mamíferos de la Universidad de Sussex, Reino Unido, sugirió que la forma de comunicarnos con los pequeños felinos era la equivocada: ellos no necesitan sonrisas para sentirse receptivos, sino parpadeos lentos.
Dicho estudio, publicado en Scientific Reports, se llama “El papel de los movimientos de estrechamiento del ojo de gato en la comunicación entre humanos y gatos”. Allí se destaca, contrario a lo que comúnmente se piensa, que estos animales sí reaccionan frente al estímulo de sus dueños en una medida parecida a los perros. Los ejemplos saltan a la vista cuando se les manda a coger un objeto o ir hacia su comida.
“La evidencia anecdótica y las observaciones personales sugieren que la secuencia de parpadeo lento puede usarse como un método de comunicación entre el dueño y el gato, y se dice que ocurre en contextos tranquilos y positivos”, coinciden los involucrados en el trabajo de etología.
En el artículo científico se compara el estrechamiento de ojos de los gatos con las emociones positivas de otras especies, como los caballos, los perros y las vacas, ante las caricias humanas.
Secuencia de parpadeo de un gato desde una cara neutral hasta entrecerrar los ojos | Fotocaptura: nature.com / Scientific Reports
En total, se realizaron dos experimentos para el comportamiento comunicativo de los gatos mediante parpadeos. En primer lugar, analizaron si los parpadeos humanos conseguían una respuesta por parte de los felinos. Como complemento, se indagó si esta interacción determinaba el acercamiento de estos animales hacia personas desconocidas.
Los investigadores incluyeron en el mencionado experimento a 21 gatos de 14 hogares y dueños diferentes, de los cuales 10 eran machos y 11, hembras. Hay que tomar en cuenta que no participaron gatos con discapacidad visual o dificultades oculares; sumado a ello, ninguno fue llevado a un laboratorio, pues prefirieron observarlos en un ambiente hogareño.
Asimismo, los animales habían estado viviendo con sus dueños en un lapso de al menos tres meses, según el apartado introductorio.
Les dijeron a los dueños que se sentaran a un metro y parpadearan al tanto que su mascota los miraba. Tras las pruebas de rigor, descubrieron que los mininos respondían a los estímulos después de los humanos, es decir, esperaban la iniciativa.
La psicóloga Karen McComb de la Universidad de Sussex se mostró emocionada por haber encontrado un modo de interacción entre dos especies.
Al final de las anotaciones, los integrantes del equipo estiraron su mano con dirección a los gatos y vieron que los animales tenían una tendencia al parpadeo. En caso el humano parpadeara, ellos se acercaban a su mano como si ya se hubiese creado un lazo afectivo.
“Y es algo que puedes probar tú mismo con tu propio gato en casa o con los gatos que conoces en la calle. Es una excelente manera de mejorar el vínculo que tienes con los gatos”, aconsejó McComb.
“Intenta entrecerrar los ojos y mirarlos —prosiguió la psicóloga— como lo harías en un ambiente relajado. Sonríe, seguido de cerrar los ojos durante un par de segundos. Verás que ellos responden de la misma manera y puedes iniciar una especie de conversación”.