Un equipo de investigadores de la Reserva Natural Powdermill, centro de investigación ambiental del Museo Carnegie de Historia Natural en Rector, Pensilvania (Estados Unidos), encabezado por Annie Lindsay, gerente del programa de anillado de aves, halló una especie llamada picogrueso de pecho rosa (Pheucticus ludovicianus) con características físicas poco usuales.
El ave era ginandromorfa —un organismo que tiene rasgos masculinos y femeninos— y, a lo largo de 64 años, el Centro de Investigación Aviar de Powdermill solo había conseguido avistar 10 de ellas.
El picogrueso de pecho rosa presentaba un hoyo de ala rosa y plumaje negro a su derecha, que normalmente pertenecen a los machos, mientras que, en su lado izquierdo, los científicos distinguieron plumaje amarillo y marrón, colores de las hembras.
Annie Lindsay expresó que junto con su grupo de trabajo habían anillado al pájaro cantor —técnica de marcaje en el estudio silvestre— y todos están disfrutando de esta “experiencia única en la vida”.
“Fue espectacular. Esta ave está en su plumaje no reproductivo, por lo que en la primavera, cuando esté en su plumaje reproductivo, será aún más macho y hembra”, añadió la bióloga. Después mencionó que los colores de dicha especie serán más vibrantes y se verá con facilidad la diferenciación entre los indicios masculinos y femeninos.
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“Uno de ellos (del equipo de biólogos) lo describió (al pájaro) como ‘ver un unicornio’ y otro describió la adrenalina de ver algo tan extraordinario”, siguió contando Lindsay.
La gerente del programa de bandas en Powdermill recalcó que el ginandromorfismo bilateral es un ejemplo del proceso genético que pocos son capaces de encontrar en áreas protegidas de flora y fauna.
Los especialistas inmersos en el estudio aún no conocen si estas aves se comportan más de acuerdo a un determinado sexo. Además, resaltaron que es probable que la extrañeza física sea el resultado de la fertilización de un solo óvulo por parte de dos espermatozoides.
Así, el óvulo desarrollaría ambos cromosomas sexuales. Esto estaría relacionado con el crecimiento de un testículo y un ovario en las mitades del ave en Pensilvania. La diferencia con los hermafroditas radica en que los picogrueso de pecho rosa no solo poseen ambos genitales, sino plumaje completamente distinto.
“La capacidad del ave para reproducirse también podría depender de si canta como un macho, lo que potencialmente podría atraer a las hembras y provocar una respuesta territorial de otros machos”, se destaca en el portal web del Museo Carnegie de Historia Natural de Estados Unidos.