Una característica de las serpientes comunes es que tienen la habilidad de devorar de un interminable bocado a una vaca entera u otras presas con más masa que ellas. Sin embargo, un artículo científico del portal Herpetozoa ha expuesto una peculiar variante en la cacería de las serpientes kukri de bandas pequeñas. Estos reptiles introducen sus dientes maxilares en el abdomen de los sapos venenosos para destriparlos vivos, paso a paso, evitando intoxicarse en el transcurso del procedimiento.
Tal y como subraya el informe especializado de Biología, este acto ocurre mientras el sapo asiático de puntos negros se desespera por huir durante horas. El tiempo de destripamiento se alarga dependiendo de qué órganos se laceren primero. Además, los expertos agregan que ninguno de estos anfibios ha logrado escapar al tanto que eran observados.
Este hallazgo se efectuó en una campaña en los bosques de Tailandia por el herpetólogo danés Henrik Bringsøe. El investigador explicó que los dientes de la serpiente kukri son muy afilados y que detrás de sus ojos poseen un par de glándulas cuyas aberturas generan anticoagulantes, sustancias clave para afectar el torrente sanguíneo de los sapos.
Basados en este método, los reptiles en cuestión —también registrados en Mianmar, Laos, Camboya y Vietnam— evaden el anuro, toxinas liberadas de las glándulas parótidas ubicadas en el cuello del importunado animal.
El herpetólogo danés Henrik Bringsøese halló en Tailandia a esta especie de serpiente | Foto: Winai Suthanthangjai
Ante la duda de por qué las serpientes kukri prefieren comer sapos jóvenes, Henrik Bringsøe, a través de un comunicado, manifestó que todavía no puede dar una respuesta concreta, aunque seguirá estudiándolas.
Los investigadores implicados han discutido dos probabilidades acerca de la disyuntiva: en la primera, especulan que algunas serpientes del sureste asiático no pueden tragar a los sapos más grandes; en la segunda, podría ser que los anfibios pequeños contengan menos veneno y, por lo tanto, sean más sencillos de doblegar.
Esta táctica practicada por las serpientes kukri presenta antecedentes en las nutrias. Ellas suelen voltear la piel de los sapos para comerse todo el interior de ellos. Incluso, en España y otros países, han encontrado a poblaciones de estos anfibios con los estragos marcados por sus depredadores.