La inmunidad que proporciona nuestro organismo frente al nuevo coronavirus aún es un misterio para los científicos. Sin embargo, la esperanza no solo reside en los anticuerpos, cuya cantidad parece diminuir al cabo de unos meses en los recuperados de COVID-19.
Recientes estudios revelan otros mecanismos de defensa basados en la memoria inmunológica, específicamente, la llamada inmunidad cruzada. De acuerdo con esta hipótesis, las personas podrían “defenderse” mejor contra el SARS-CoV-2 si antes han estado expuestas a un resfrío provocado por otro tipo de coronavirus.
Según explica a La República el Dr. Javier Tinoco, infectólogo de la Clínica Universidad de los Andes, en Chile, nuestro sistema inmune cuenta con cualidades que van más allá de los anticuerpos. Existen unas células llamadas linfocitos.
Las células ‘T', una especie de glóbulos blancos en la sangre, son capaces de guardar información de memoria. Es decir, si alguna vez nuestro cuerpo entró en contacto con algún patógeno, ellas pueden almacenar datos del virus o bacteria por mucho tiempo.
“A esto se le llama memoria inmunológica y su duración varía de acuerdo con la enfermedad. Algunas pueden poseerla por más de 15 años”, explica Tinoco.
En el caso de la inmunidad cruzada, el papel de estos lifoncitos sería crucial. Una investigación publicada por la revista Science plantea que los resfriados comunes provocados por otros coronavirus podrían resultar útiles para entrenar a los ‘T’ a reconocer la COVID-19 y actuar contra ella.
“Esto podría ayudar a explicar por qué algunas personas muestran síntomas más leves de la enfermedad, mientras que otras se enferman gravemente”, dijo Alessandro Sette, coautor del nuevo estudio, en un comunicado de prensa. Sin embargo, advirtió que es demasiado pronto para saber si esa memoria inmunológica preexistente afecta los resultados de los pacientes con COVID-19.
El equipo de científicos analizó la muestra de sangre de personas que fueron recolectadas entre 2015 y 2018. Comprobaron que tenían células T de memoria y que ellas podías reconocer tanto al actual coronavirus como a los cuatro tipos que provocan resfriados comunes.
A fines de julio, la revista Nature también publicó una investigación con la misma conclusión. El estudio señalaba que la reactividad cruzada podía tener un efecto protector en los pacientes con COVID-19.
“Nuestro principal resultado es que al menos un tercio de los adultos que no habían estado jamás en contacto con el SARS-COV-2 tenían linfocitos T capaces de reaccionar a este virus. Estos provenían probablemente de infecciones anteriores de otros coronavirus”, explicó Andreas Thiel, coautor del artículo publicado el 29 de julio.