Investigadores de la Universidad de California en San Diego (EE. UU.) crearon una nueva fórmula que compara de manera precisa las edades de perros y humanos tomando en cuenta los cambios en el ADN a lo largo del tiempo. Sus hallazgos indican que nuestro perro puede ser mucho más viejo de lo que creemos.
De acuerdo con el estudio, publicado en la revista Cell Systems, una serie de cambios químicos proporciona un “reloj epigenético” para determinar la edad de una célula, tejido u organismo, factores que dan pistas sobre la edad de un individuo, como las arrugas en la cara de una persona.
Tras analizar muestras de sangre de 105 canes de la raza labrador retriever, los autores elaboraron un gráfico donde se puede compara la edad de un perro con la edad humana. El modelo evidencia el hecho de que los humanos y canes no envejecen al mismo tiempo durante su vida útil.
Gráfico que compara la edad de un perro con la edad humana. Fuente: Cell Systems.
Como muestra el gráfico, cuando los perros son jóvenes, envejecen rápidamente en comparación con los humanos. Por ejemplo, un perro de un año es similar es comparable a un humano de 30 años; mientras que uno de cuatro años ‘equivale’ a una persona de 52. No obstante, el envejecimiento del can se ralentiza a partir de los siete años.
De este modo, el nuevo método contrasta con la popular regla general de 1:7, que comparaba las edades de forma lineal.
“Esto tiene sentido cuando piensas que, después de todo, un perro de nueve meses puede tener cachorros, así que ya sabíamos que la proporción 1: 7 no era una medida precisa de la edad”, dijo en un comunicado Trey Ideker, profesor de la Facultad de Medicina en San Diego y el Centro de Cáncer Moores.
Perros de raza collie durante un experimento de comportamiento. Foto: AFP.
El experto reconoce que una limitación del método es que se desarrolló utilizando solo una raza de perro, ya que algunas razas viven más que otras. Aún así, destaca que futuras investigaciones podrán ajustar este reloj epigenético para todas las razas.
Asimismo, los autores consideran que su método proporciona una herramienta útil para los veterinarios al momento de aplicar procedimientos contra el envejecimiento de los perros.