Durante las primeras horas del domingo 31 de mayo, los tripulantes a bordo del petrolero Willowy fueron alertados de que su barco y otros cuatro cercanos a él navegaban misteriosamente en círculos. Los oficiales de la marina habían perdido el curso y eran incapaces de navegar.
Se encontraban exactamente en el sur del Océano Atlántico, al oeste de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica. Supusieron entonces que se trataba de fuertes corrientes. No obstante, no había tales condiciones. Ocurrió más bien un extraño fenómeno conocido como la “anomalía del Atlántico Sur”.
Según informa News Sky, este fenómeno ha sido reportado con mucha frecuencia en las rutas de barcos que navegan cerca de la costa de China. Especialmente, en los alrededores de las terminales petroleras y las instalaciones gubernamentales. Sin embargo, no se había visto antes donde navegaba el Willowy.
Los investigadores que monitorean la ruta circular de los barcos en la costa china creen que probablemente la anomalía sea el resultado de una manipulación sistemática del GPS. Esto tendría como fin socavar un sistema de rastreo que todos los barcos comerciales usan por deber internacional.
“La interferencia del GPS puede tener serias consecuencias, con la mitad de todas las víctimas en el mar vinculadas a errores de navegación”, explicó Phil Diacon, director ejecutivo de la firma de inteligencia marina Dryad Global.
Pero este no fue el caso del Willowy, ya que se encontraba muy lejos de esas zonas.
Era aproximadamente la una de la madrugada. El buque petrolero de bandera liberiana, operado por la empresa ejecutiva de Singapur Singapore Ship, de repente se balanceó y comenzó a navegar en círculos. Otros barcos se vieron afectados también y sus caminos estaban a punto se converger.
Los tripulantes no sabían cuál era la razón del fenómeno marítimo. Sin embargo, la Agencia Espacial Europea (ESA) parece tener la respuesta. Días atrás, la entidad había detectado una extraña anomalía relacionada con el campo magnético de la Tierra.
Constelación de satélites Swarm de la ESA, que identificaron la anomalía. Foto: ESA
De acuerdo con los reportes, el planeta ha perdido casi el 10 % de esta fuerza en los últimos dos siglos. Se está debilitando particularmente en una gran región que se extiende desde África hasta América del Sur, impactando satélites y naves espaciales. A esto se le conoce como la “anomalía del Atlántico Sur”.
En los últimos cinco años, se ha identificado un segundo centro de intensidad mínima al suroeste de África, lo cual indica que el Atlántico Sur podría estar dividiéndose en dos. Precisamente, el Willowy circulaba por esta área.
Los expertos señalan que la irregularidad de la fuerza magnética terrestre puede tener impacto sobre las embarcaciones cuya navegación se basa en brújulas magnéticas. Incluso, no solo haría que las naves viajen en círculos, sino que probablemente los tripulantes ni se enteren de lo que sucede.
Esto ocurrió exactamente con el Willowy. Y aunque su sistema moderno ya no se basa en brújulas magnéticas —sino en un girocompás capaz de identificar el rumbo del barco y dirigirlo a donde debe— se presume que hubo una falla adicional.
La tripulación investigó y reconoció que su girocompás primario estaba funcionando mal. El petrolero pudo finalmente reanudar su ruta empleando un giroscopio secundario. La compañía describió el fallo como “un colapso incidental”.