Una resonancia magnética de una italiana de 25 años diagnosticada con coronavirus y que perdió el sentido del olfato a causa del SARS-CoV-2, reveló una serie de signos de “invasión cerebral viral” e indicios de que el cerebro estaría vinculado con la ausencia del sentido corporal.
Los autores Letterio S. Politi, Ettore Salsano y Marco Grimaldi compartieron la evidencia de la resonancia magnética en la revista JAMA Neurology y demostraron que la anosmia puede representar el síntoma predominante del SARS-CoV-2, que provoca la enfermedad COVID-19.
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El estudio, publicado el 29 de mayo pasado, mostró que la italiana —radióloga que estuvo trabajando en una sala de COVID-19— tenía una inflamación en el bulto olfatorio, la estructura neutral del cerebro involucrada en el sentido del olfato.
Imágenes que muestran la resolución completa de la alteración de la señal vista anteriormente dentro de la corteza del giro recto derecho. Foto: JAMA Neurology
“Hasta donde sabemos, este es el primer informe de la participación del cerebro humano ‘in vivo’ (en el cuerpo) en un paciente con COVID-19 que muestra una alteración de la señal compatible con la invasión cerebral viral en una región cortical (...) que se asocia con el olfato”, dijeron.
La italiana no tenía antecedentes médicos, durante un día presentó una tos seca, luego una anesmia severa persistente y disgeusia (falta de gusto), aunque no tuvo fiebre. Al final, 19 semanas después logró recuperarse de todos los síntomas.
“Según los hallazgos de la resonancia magnética, incluidos los ligeros cambios en el bulbo olfativo, podemos especular que el SARS-CoV-2 podría invadir el cerebro a través de la vía olfatoria y causar una disfunción olfatoria de origen neurosensorial”, concluyeron los expertos.
Además, consideraron que la anosmia puede ser la “manifestación predominante de la COVID-19 y esto debe considerarse para la identificación y aislamiento de pacientes con infección para evitar la propapagación de la enfermedad”.
No obstante, resaltaron que se necesitan estudios de patología y líquido cefalorraquídeo para confirmar esta hipótesis.