Una investigación publicada por The New England Journal of Medicine ha revelado que los medicamentos que son recetados para la hipertensión no representan un riesgo para una persona que dé positivo al nuevo coronavirus.
Millones de personas en el mundo toman tratamiento para controlar la presión arterial y con la llegada de la enfermedad COVID-19 ocasionada por el SARS-CoV-2 han surgido teorías contradictorias sobre su consumo.
Las especulaciones en torno al consumo de medicamentos de hipertensión se basaban en si podían mejorar o empeorar la enfermedad, o si ocasionaría algún efecto en absoluto.
La investigación no encontró riesgo con otras tres clases de medicinas para la presión arterial y que son de uso común: los betabloqueantes, los bloqueantes del canal del calcio y los diuréticos tiazídicos.
Respecto a las personas que toman medicamentos para la presión arterial, el resultado del estudio puede ser beneficioso a la hora de aclarar las dudas.
Los medicamentos para la presión arterial pertenecen a dos clases: Inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ECA), que incluyen lisinopril, captopril y otros medicamentos con nombres genéricos que terminan en -pril.
También están los bloqueadores de los receptores de angiotensina (BRA), que incluyen losartan, valsartan y otros medicamentos genéricos que terminan en -sartan. Los nombres de marca de los inhibidores de la ECA incluyen Zestril y Prinivil; para los BRA, Cozaar y Atacand.
People wearing face masks pose for a photo while visiting the promenade on the Bund along the Huangpu River during a holiday on May Day, or International Workers' Day, in Shanghai on May 1, 2020. - With optimism and a heavy dose of caution, millions of Chinese hit the road or visited newly re-opened tourist sites on May 1 for an extended national holiday in a post-coronavirus confidence test. (Photo by Hector RETAMAL / AFP)
Sin embargo, el estudio se basó en el examen de los registros de los pacientes y no por pruebas tomadas de ensayos clínicos controlados, en el cual los participantes son escogidos al azar.
Los comentarios negativos hacia ese tipo de medicamentos se registraron a principio de la epidemia cuando los informes de China indicaban que a las personas con hipertensión parecía irles mal. Los estudios posteriores, que ya están arrojando resultados, fueron los que motivaron si la causa propia de la afección guardaba relación con las medicinas de la presión arterial y si estas estaban haciendo más vulnerables a los pacientes con COVID-19.
An employee, wearing his personal protective equipment (PPE), sorts medicines at the newly-inaugurated laboratory for coronavirus testing in Yemen's third city of Taiz, on April 30, 2020. - Yemen's healthcare system has been blighted by years of war that have driven millions from their homes and plunged the country into what the United Nations describes as the world's worst humanitarian crisis. (Photo by AHMAD AL-BASHA / AFP)
No obstante, el estudio realizado por The New England Jorunal of Medicine no determinó si los medicamentos realmente elevan el ACE2 en los pulmones humanos.
El ACE2 se define como la sustancia en la que se agarra el virus cuando invade las células. La teoría de los niveles más altos de esa proteína podría ayudar al nuevo virus a atacar, actuando como asideros adicionales, advirtieron los científicos.
Harmony Reynolds, directora asociada del centro de investigación cardiovascular de la Facultad de medicina Grossman de la Universidad de Nueva York, detalló que sus pacientes hipertensos le manifestaron temor de continuar con sus tratamientos, incluso, llegaron a suspender su uso.
Por tal motivo, Reynolds se dispuso a realizar un estudio y dirigió un equipo que analizó los registros de 12.594 personas que se hicieron la prueba del coronavirus, incluyendo 5.894 que estaban infectadas. Algunos también tenían presión arterial alta.
El objetivo de la investigación estadounidense era determinar si la infección por coronavirus o una enfermedad grave eran más comunes en las personas que tomaban los medicamentos para la presión arterial
“El mensaje principal aquí es que no hay ninguna señal de aumento de riesgo, y eso debería ser muy tranquilizador”, precisó Reynolds.