La pandemia de COVID-19 está golpeando fuerte a América Latina, a pesar de que llegó varias semanas después de expandirse en Asia, Europa y América del Norte. Una de las causas identificadas por los expertos es la presencia de las epidemias de dengue y sarampión.
Esta compleja situación se conoce como sindemia, en la cual un país tiene que enfrentarse simultáneamente a varias epidemias, explica a la BBC el doctor Alfonso Ramírez, vicepresidente de la Asociación Colombiana de Infectología.
"Y eso es parte de los retos que enfrenta en este momento América Latina con la llegada de COVID-19, cuando seguimos teniendo epidemias de dengue y el problema de sarampión desde el año pasado”, añade.
Desde 2019, la región ha sufrido uno de los peores brotes de dengue de la historia, con tres millones de casos. Esto representó un aumento de más de 20 % desde 2015, año que había tenido el registro más alto.
El año pasado, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) emitió una alerta epidemiológica por el repentino aumento de casos de sarampión en América Latina.
Persona con síntomas de sarampión.
Cuando ambos brotes seguían sin ser controlados, la COVID-19 llegó a finales de febrero de 2020, con casos que se dispararon al cabo de algunas semanas.
"Todas las enfermedades virales en sus primeros días se manifiestan con los mismos síntomas: fiebre específica, dolor de cuerpo, agotamiento”, le dice al medio británico la doctora Josefina Coloma, investigadora de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de California, Berkeley, y miembro del comité asesor de la OPS.
"Entonces hacer un diagnóstico puramente clínico con las manifestaciones de los primeros días es imposible porque todas se parecen", agrega.
Virus del dengue.
Pero ese no es el único problema, ya que puede ocurrir “el problema de la llamada ‘doble carga’ viral de dos enfermedades, como dengue y COVID-19, que se pueden dar al mismo tiempo, en las mismas personas y en los mismos lugares”, asegura Coloma.
Para responder a una enfermedad viral, el sistema inmune de la persona produce respuesta inflamatoria para atacar al virus.
“Si de pronto viene otra infección secundaria, ya tienes esta debilidad en tu cuerpo que te pone en desventaja contra el virus”, explica la investigadora.
Ambos expertos señalan que es importante que en los lugares donde circula dengue o sarampión los profesionales de salud deben considerar la posibilidad de que el paciente puede tener dos infecciones.
Mosquito transmisor del dengue.
Por tanto, enfatizan en la necesidad masificar las pruebas de laboratorio para detectar y diferenciar las enfermedades.
Los investigadores también tienen presente que una persona que tuvo una infección viral, como dengue o zika, puede ser infectado años más tarde con otro virus, lo que desencadenaría una forma severa de la enfermedad. Este fenómeno es llamado “respuesta inmune cruzada”.
Coloma explica que esto ya se ha visto con las infecciones de dengue y se cree que la severidad de la epidemia de esa enfermedad en 2019 fue resultado de la epidemia de zika que azotó a la región en 2016.
"La gente entonces desarrolló anticuerpos y tenemos la teoría de que esa respuesta inmune del zika fue lo que exacerbó la infección y severidad del dengue", sostiene.
Si bien los científicos aún no pueden determinar si podría ocurrir la misma respuesta inmune cruzada con el coronavirus, sí consideran que esta infección podría hacer más vulnerable a la persona de contraer dengue severo.