Como en otras regiones del mundo, durante las últimas semanas, las mediciones satelitales de la NASA han revelado reducciones significativas en la contaminación del aire en las principales áreas metropolitanas del noreste de los Estados Unidos, debido a las restricciones y confinamientos como resultado de la propagación de COVID-19.
El dióxido de nitrógeno (NO2), emitido principalmente por la quema de combustibles fósiles para el transporte y la generación de electricidad, puede usarse como un indicador de cambios en la actividad humana.
Las imágenes muestran las concentraciones promedio de dióxido de nitrógeno atmosférico medido por el Instrumento de Monitoreo de Ozono (OMI) en el satélite Aura de la NASA, procesado por un equipo en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la agencia aeroespacial, en Maryland. Una imagen muestra la concentración promedio en marzo de 2015-2019, y otra la concentración promedio medida en marzo de este año.
Mediciones de NO2 en marzo del 2015 al 2019. Crédito: NASA.
Mediciones de NO2 en marzo de 2020. Crédito: NASA.
Aunque las variaciones en el clima de un año a otro causan variaciones en las medias mensuales para años individuales, marzo de 2020 muestra los niveles mensuales más bajos de dióxido de nitrógeno atmosférico de cualquier marzo durante el registro de datos OMI, que abarca desde 2005 hasta el presente.
De hecho, los datos indican que los niveles de dióxido de nitrógeno en marzo de 2020 son aproximadamente un 30% más bajos en promedio en la región del corredor I-95 desde Washington, DC a Boston que en comparación con la media de marzo de 2015-19.
Se requerirá un análisis adicional para cuantificar rigurosamente la cantidad del cambio en los niveles de dióxido de nitrógeno asociados con cambios en las emisiones versus variaciones naturales en el clima, informa la NASA.
Si se procesan e interpretan con cuidado, los niveles de dióxido de nitrógeno observados desde el espacio sirven como un indicador eficaz de los niveles de dióxido de nitrógeno en la superficie de la Tierra, aunque es probable que haya diferencias en las mediciones desde el espacio y las realizadas a nivel del suelo.
Los satélites que miden el dióxido de nitrógeno no pueden ver a través de las nubes, por lo que todos los datos mostrados son de días con poca nubosidad. Tales matices en los datos hacen que los registros a largo plazo sean vitales para comprender los cambios como los que se muestran en esta imagen.