La hija mayor de Domingo Atao, guía de aventura cusqueño, deja en claro que antes de visitar otros países quiere “conocer el Perú de rincón a rincón”, una convicción ajena a la mayoría de adolescentes.,Ivan Vicente / Revista Rumbos En la edición de aniversario por los 20 años de Rumbos, se presentó el poco visitado nevado de Quelccaya (cordillera de Vilcanota, Cusco). Una imponente montaña glacial de 5 300 metros de altura con temperaturas mínimas de -9° centígrados y vientos de hasta 16 km/h. Hasta ese lugar, Diana Atao acompañó a su padre, Domingo, en un viaje de exploración que duró cinco días. PUEDES VER: Cusco: Hacienda Urubamba, un pedazo del Valle Sagrado Con la visión de buscar atractivos que diversifiquen la oferta turística, Domingo se equipó y organizó un viaje a ese nevado que desde el primer momento captó su curiosidad y atención. En cada trekking hacia el apu Ausangate o la laguna Sibinacocha, le lanzaba una mirada a esa porción de casquete glaciar que asoma del Quelccaya. Privilegiados. El Ausangate, la quinta montaña más alta del Perú, vista desde la montaña Winincunca. Foto: Ivan Vicente “Y fuimos a explorarlo”, cuenta el aventurero de 39 años, quien hace cinco creó Ayni Perú Expedition, operador de turismo con sede en Arequipa, Puno y Cusco, especializado en trekking, turismo vivencial y en la organización de rutas inéditas que terminan en historias únicas. Diana lo sabe porque ella comparte esa búsqueda y buena predisposición por lo nuevo. Pero ese no sería su primer viaje. Desde los seis años aprendió sobre largas caminatas, el intenso sol, el agudo frio; la belleza de los cóndores y alpacas en libre albedrío, hasta llegar a las faldas del nevado Salkantay (cordillera de Vilcabamba). Un coloso de nieve, cuyo nombre traducido del quechua provoca temor en los visitantes: montaña salvaje, debido a los aludes que lo aquejan. Llegar a apreciarlo desde su base ya es todo un logro y buscar hacer cumbre es jugar con la muerte. Primero el Perú “No fue difícil y no me afectó, para mí era normal”, cuenta con soltura la adolescente de 12 años que cursa el primero de secundaria en un colegio mixto. Ella, a diferencia de otros jóvenes,comprende desde temprana edad los motivos que tiene su padre para llevarla de viaje. “Aprendo más la cultura de mi país porque conozco más lugares. Y me puedo defender cuando me preguntan. Eso le gusta a mi papá, que yo sepa lo que hay en el Perú antes de salir y ver otros países”, expresa. Con las botas bien puestas. A diferencias de otros jóvenes pendientes de la tecnología, ella prefiere el contacto con la naturaleza. Foto: Domingo Atao Pero Diana revela, quizás sin saberlo, algo muy importante sobre ella. Del cusco, dice, lo que más le gusta es el chiriuchu, un plato tradicional y bendito que se come, generalmente, durante el Corpus Christi. Cuando se sirve no se escatima en cantidad: son nueve ingredientes procedentes de las tres regiones (costa, sierra y selva). Es decir, el paladar tiene que estar dispuesto al descubrimiento que cada bocado encontrará cuando se mezclen los sabores, los olores y colores. Este detalle demuestra que Diana tiene el ingrediente que alimenta la aventura: la disponibilidad para incursionar en caminos desconocidos y la actitud para perder el miedo frente a lo nuevo. Compromiso solidario Domingo, promotor del turismo rural comunitario con 17 años de experiencia como guía, no es ajeno de las situaciones de las que es testigo. Debido a las precarias condiciones de su familia, él empezó a trabajar desde muy niño. “Sé que es la pobreza, sé que es no tener un juguete, entonces, desde esa perspectiva, nace la idea de ayudar a las familias, especialmente a los niños”. A través de Ayni Perú Expedition, con apoyo de la sub gerente, Amanda Zenick, y el personal que lo conforman, un porcentaje de los paquetes que se venden es destinado a un proyecto social gratuito, que cuenta con la colaboración de profesionales de la salud, con quienes visita diferentes comunidades para llevarles atención médica. El equipo de profesionales que colaboran con las campañas solidarias que realiza Ayni Perú Expedition en las comunidades más necesitadas del Cusco. Foto: Ayni Perú Expedition. En su registro de 2015, el Centro Poblado de Sonccomarca (Quispicanchi, Cusco) recibió ayuda por primera vez. “Ellos nunca han visto que alguien venga a darles un obsequio. Los niños nunca han recibido un regalo”, comenta. En ese mismo año, los estudiantes de sexto grado de la comunidad campesina de Chonta (Anta) pidieron como regalo de promoción conocer el Cusco. “Chonta es una comunidad olvidada, cada vez desaparece porque no hay agua potable y los jóvenes migran a la ciudad”, agrega. A la comunidad de Usi, distrito de Quiquijana (Cusco), se llevó atención médica y se entregaron medicinas; en el Centro Poblado de Sonccomarca (Quispicanchi) su necesidad fue de útiles escolares Este año, a mediados de noviembre, comenzará el proceso de recolección de donativos. Los viajeros, enterados de esta iniciativa, también colaboran; se compran materiales básicos que serán entregados a las familias que realmente necesitan, entre otros productos útiles. Luego iniciará su recorrido por las comunidades más pobres, donde también será acompañado por Diana, quien esta vez presenciará la maravilla de ayudar. En Rumbo Línea aérea: Star Peru / www.starperu.com Atención al cliente: (511) 705-9000 Agencia: Ayni Peru Expedition / www.ayni-peru.com Clima: semiseco y frío. Temperaturas máximas de 21°C y mínimas de 1°C. ¿Qué llevar?: ropa abrigadora, botas para caminar, sombrero, bloqueador y cámara fotográfica. Tiempo de Estancia: tres días a cinco días para conocer la ciudad del Cusco.