Análisis. A raíz de la marcha por nuevos contenidos en la TV, Augusto Álvarez Rodrich, Mónica Sánchez, Juliana Oxenford y Enrique Chávez concuerdan en que hay una crisis de calidad en la pantalla chica y plantean posibles soluciones.,Renato Arana La televisión nacional está bajo la lupa de un sector de la población. Y esta inconformidad con los contenidos de dudosa calidad, que se emiten en la pantalla fija en horario familiar, se materializó el viernes último en la denominada marcha contra la ‘televisión basura’, que congregó alrededor de tres mil personas de todas las edades y ocupaciones. Esta protesta ha generado que muchos se pregunten si en realidad el reclamo de los colectivos organizadores de la marcha tiene algún sustento o se trata de una simple muestra de intolerancia en el terreno de la subjetividad. ¿Qué es lo que opinan cuatro figuras de nuestra televisión nacional al respecto? Para Mónica Sánchez, actriz de la popular serie ‘Al fondo hay sitio’, hay un problema evidente en la pantalla chica en la forma de presentar los contenidos desde los programas de entretenimiento hasta los informativos. “La televisión está en una fuerte tendencia a la deshumanización y es necesario revisar los contenidos, por ejemplo, la manera en que se expone la violencia sin hacer un análisis que lleve a la reflexión. Entonces la violencia se vuelve objeto de entretenimiento y nos acostumbramos a ello”, reflexiona Sánchez. “Definitivamente, hay algo que no va bien en la televisión”, afirma Enrique Chávez, figura de TV Perú Noticias. El hombre de prensa lamenta que, además de las miserias del ser humano que se exponen en realities como ‘Esto es guerra’ o ‘Combate’, los canales de televisión creen una serie de subproductos –como los programas de chismes y los bloques de farándula de los noticieros– que se alimentan de estas primeras producciones y refuerzan el ‘universo’ que se vende a los jóvenes televidentes. PODER DE DECIDIR Aunque para Juliana Oxenford, periodista de RPP TV, existe un buen número de actos en estos programas que no podrían ser considerados ofensivos debido a la perspectiva del televidente, sí ha habido situaciones en las que se han cometido excesos y es ahí donde se exige que los medios se autorregulen. “En todo caso, aunque parezca trillado, el control remoto es el arma para decidir qué ver y qué no ver. Si alguien quiere protestar contra unos programas en particular, la mejor manera es no verlo porque los que trabajamos en televisión sabemos que vivimos de los auspicios y si un programa no tiene eso dejará de existir”, explica Oxenford. Esta posición no es compartida por Enrique Chávez y Mónica Sánchez, quienes aseguran que si solo bastara con cambiar de canal se estaría quitando una gran responsabilidad a los medios de comunicación. Oxenford reitera que es necesaria la autorregulación, pues un gran problema sería que el Estado asuma un rol activo en la supervisión de los contenidos emitidos: “Que el Estado entre a tallar en esta materia me parece un exceso porque le estás dando el poder de decidir y de ahí, para convertirnos en Venezuela, hay un solo paso, porque entonces podrá determinar qué debemos ver o no”. ¿Cómo llevar por el buen camino a los medios? La periodista sugiere que la Asociación Nacional de Anunciantes (ANDA) sea mucha más ‘persuasiva’. Ante la pasividad del Estado y el poco interés de las empresas televisivas por autorregularse, Augusto Álvarez Rodrich, director periodístico de Latina, celebra que la población haya hecho sentir su parecer en la marcha contra la ‘televisión basura’: “Si hay un debate en marcha, está bien; ya que puede permitir que los medios y la población reflexionen para hacer mejor las cosas y preocuparse por sus contenidos”. ¿Cómo contribuir a que la percepción negativa que tiene un grupo de la población sobre ciertos programas cambie para bien? “Lo que hago es tratar de hacer los mejores programas periodísticos con los recursos con los que cuento”, señala Álvarez Rodrich. En tanto, Chávez recuerda que en los últimos días ha puesto en debate (con la presencia de expertos) el tema de los contenidos dañinos en su labor como presentador del canal del Estado. La acción decisiva, finalmente, recae en el espectador, quien puede conformarse con coger el control y evadir la realidad que se le impone o exigir su derecho a una TV de calidad.