“Mimí y el monstruo de la noche”. La popular actriz, quien se luce como Ximena en la serie “Mi amor el wachimán”, cuenta detalles de su vida que lo sorprenderán. Ella volvió a las tablas para divertir a los más pequeños de casa con una historia de valentía y coraje., Janet López Camila Zavala está de regreso al teatro infantil con el papel de la dulce e intrépida Mimí, en el montaje “Mimí y el monstruo de la noche”, una niña que con valentía y coraje decide enfrentarse a su peor pesadilla: una horrenda criatura que habita debajo de su cama. La carismática actriz pelirroja se hizo conocida cuando ingresó a la televisión interpretando a Ximena, la alocada amiga de Catalina (Maria Grazia Gamarra) en la serie “Mi amor el wachimán” . En aquella oportunidad echó mano de la comedia para lograr su caracterización. En esta segunda temporada asegura que trabaja con una mayor dosis de drama, aunque ella asegura que la esencia de su personaje sigue siendo la misma. “Siento que Ximena tiene más drama pero también ha evolucionado y crecido”, revela, haciendo un paralelo con su vida personal, pues a sus 27 años también experimenta un tiempo de cambios. “Acabo de alquilar un departamento chiquito para aprender a ser independiente porque aunque mis padres son lindos y me han enseñado a ser una persona responsable, uno en casa de ellos es más engreída de lo normal”, cuenta. La menor de cinco hermanos, Camila es hija de Branny Zavala , gerente general de Corporación Radial del Perú y un recordado ex locutor. “Mi papá es una persona muy alegre, un apasionado de la música. Creo que a él le viene el arte de parte de su mamá, mi abuela, que era una señora muy alegre. Mi padre, a su manera es un artista, tiene el don de la palabra, entonces considero que de él me viene la vena artística”, señala. Agrega que su progenitor es también su mejor pareja de baile y el más ferviente admirador de su trabajo escénico. “Mi papá me enseñó que cuando uno hace algo debe hacerlo con pasión y ganas. Cuando me ve en televisión o en teatro se siente orgulloso porque considera que lo hago bien. Es mi fan número uno y se graba todos los capítulos de la serie” . En los últimos capítulos de “Mi amor el wachimán”, su personaje intenta escapar del amor refugiándose en un convento. Y, curiosamente, aunque en la vida real Camila anhela formar algún día una familia nos cuenta que alguna vez las monjitas de una congregación religiosa quisieron tenerla en sus filas. “Cuando tenía 14 años me gustaba servir a la comunidad, estuve muy involucrada en una congregación católica e incluso una vez una monjita me dijo que me veía vocación, comprendo que se haya confundido, pero yo nunca sentí vocación religiosa. Además ya estaba en el teatro, tuve un personaje de lesbiana y cuando lo supieron ellas trataron de sacarme de ahí. Cuando sentí que se metieron con mi vocación de actriz salí corriendo”, recuerda. Dueña de una empresa de contenidos por internet, Camila Zavala también ha escrito y dirigido una obra de teatro infantil (Emma, un dibujo en el mundo real). “Ahora estoy escribiendo otros proyectos, espero finalizarlos pronto pues me encanta escribir, dirigir o actuar”, dice. Por lo pronto esta chica de cabellos rojos, se luce los sábados y domingos en el teatro de la Universidad Pacífico con “Mimí y el monstruo de la noche”.