Pesar. Antonio Cisneros (1942-2012), uno de los más reconocidos poetas peruanos, sucumbió a un cáncer pulmonar. La cultura de nuestro país pierde a uno de sus referentes del arte y a un protagonista del debate cultural de los últimos 50 años., Federico de Cárdenas/ El poeta peruano Antonio Cisneros , ganador de diversos premios nacionales e internacionales, falleció ayer a los 69 años tras una breve enfermedad. Cisneros, quien se desempeñó además como periodista, guionista y catedrático, era considerado el más importante exponente de la Generación del 60 de la literatura peruana y obtuvo importantes galardones como el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2010 , la más alta distinción que otorga el gobierno chileno a un poeta de la región. También ganó el Premio Interamericano de Cultura Gabriela Mistral en el 2000 , que entrega la Organización de Estados Americanos (OEA) ; en el 2004 el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso , que otorga la Universidad de Talca (Chile); y el Casa de las Américas en 1968 (Cuba). En el 2004, también fue condecorado como Caballero de la Orden de las Artes y las Letras del Gobierno Francés. El estilo de su obra ha sido caracterizado por toques de “ ironía e inteligencia ” y con “un carácter muy sensible a la contemporaneidad”, según el jurado del Premio Neruda. El poeta inició estudios en 1960 en la Pontificia Universidad Católica –publicó su primer poemario, Destierro, en la colección de poesía que dirigía Javier Sologuren , caracterizada por sus primorosas ediciones en una impresora artesanal– pero debió trasladarse a la Universidad de San Marcos debido a haber manifestado en un documento su solidaridad con la revolución cubana. Postura que revisaría decenios más tarde. Concluidos sus estudios, partió a Gran Bretaña para seguir un doctorado y durante unos años fue profesor en la universidad de Niza. Esta estadía en Europa, donde vivió los años de la gran efervescencia intelectual y artística que fueron definidos como los del swinging London, y su compromiso político, alimentarían buena parte de su poesía de los años 60 y 70. RETORNO A LIMA De regreso al Perú, el poeta ejerce la docencia en la Universidad de San Marcos y practica con asiduidad el periodismo, colaborando con los principales diarios y revistas nacionales. Debido a sus simpatías de izquierda, el poeta participa en la fundación del Diario de Marka y asume la edición de su suplemento semanal, El Caballo Rojo, que se convierte rápidamente en la más importante de las nutridas publicaciones culturales que circularon en los años 70 y 80. ÚLTIMOS AÑOS Sus poemarios más conocidos son Canto ceremonial contra un oso hormiguero, Comentarios Reales, Agua que no has de beber y Las inmensas preguntas celestes. Un viaje a las islas Galápagos motivó su más reciente y notable libro. Al mismo tiempo, y desde hace más de un decenio, el poeta dirigió el centro cultural Inca Garcilaso, dependiente de la Cancillería, y dirigió una gran promoción y difusión cultural. Cuando, en agosto pasado, le fue diagnosticado un cáncer pulmonar avanzado e inoperable, el poeta aceptó la situación con la serenidad y humor que siempre lo caracterizaron. Ha fallecido rodeado del afecto de su esposa, hijos y nietos, a quienes acompañamos en este momento de dolor. Se va una de las grandes voces poéticas en lengua castellana y un espléndido ser humano. Nos queda el consuelo de su obra. EN EL 62 LAS AVES MARINAS HAMBRIENTAS LLEGARON HASTA EL CENTRO DE LIMA Toda la noche han viajado los pájaros desde la costa –he aquí / la migración de primavera: / las tribus y sus carros de combate sobre el pasto, los templos, / los techos de los autos. / Nadie los vio llegar a las murallas, nadie a las puertas / –ciudadanos de sueño más pesado que jóvenes esposos– / y ninguno asomó a la ventana, y aquellos que asomaron / sólo vieron un cielo azul-marino sin grieta o hendidura entre su / lomo / –antes fue que el lechero o el borracho final–y sin embargo / el aire era una torre de picos y pellejos enredados, / como cuando dormí cerca del mar en la Semana Santa / y el aire entre mi lecho y esas aguas fue un viejo gallinazo de / las rocas holgándose en algún patillo muerto / –y las gaviotas-hembra mordisqueando a las gaviotas-macho / y un cormorán peludo rompiéndose en los / muros de la casa. Toda la noche viajaron desde el Sur. / Puedo ver a mi esposa con el rostro muy limpio y ordenado / mientras sueña / con manadas de morsas picoteadas y abiertas en sus flancos por / los pájaros.