LUCHADORA. Conductora de ‘Chollyshow’ confiesa cómo ve la vida, tras haberle ganado la batalla al cáncer., Estefany Barrientos. Adriana Zubiate es toda una caja de Pandora . Atleta nata, modelo, conductora, enamorada, disciplinada y amante del mar. Por estos días, celebra el éxito de ‘Chollyshow’ (ATV) y el haber sido seleccionada como imagen de un producto internacional (Tío Nacho Kit Keratina) con el cual cumple una apretada promoción. Fue en un alto de la misma, que abrió su corazón y después de cinco años revela la lucha que emprendió contra el cáncer . Te incomoda que te digan la modelo o reina de belleza… Nunca me he etiquetado, ni me gusta que me etiqueten. Tampoco me ha gustado que digan que soy una chica bonita porque las personas somos un todo, un paquete completo con defectos y virtudes, pero si me tienen que etiquetar que me pongan como una mujer luchadora que no me gusta perder ...y eso de luchadora viene por el tema del cáncer . Me dije “el cangrejo no me va a ganar de ninguna manera” y así ha sido. ¿Cerraste el capítulo? La enfermedad es caso cerrado, no hay enfermedad, estoy curada al cien por ciento, estoy feliz y replanteando mi vida , retomando mis proyectos, porque la prioridad de todos es la salud. Fomento que la gente se haga los chequeos de prevención. En mi nueva vida, después del cáncer, estoy retomando mi marca de ropa y la escuela de modelos. Además, voy a cumplir dos años con ‘Chollyshow’. ¿Has pensando en el programa propio? Me lo propusieron pero estoy tranquila y muy contenta en ‘Chollyshow’ porque hay calidad de gente. Ante todo, es mucho más importante llevarte bien con la gente que trabajas, si no imagínate llegar a un ambiente ácido donde la gente habla mal de ti, en cambio desde que ingreso al canal desde la persona que me abre la puerta y la que me despide son seres maravillosos. ¿Cómo ha cambiado tu vida desde que empezaste a luchar contra el cáncer? He sido siempre una persona muy risueña y burlona, me burlo de mí, si me caigo soy la primera en reírme, eso es algo que no ha cambiado en lo absoluto. Pero ahora considero que tengo los mejores amigos. A raíz de la enfermedad, hay cosas que miro con mayor detenimiento. Siempre he sido muy orgullosa y ahora te puedo decir que lo soy en un 50% menos. Si fallo en algo, me demoro solo un día en pedir disculpas (sonríe). ¿Cuánto aprendiste? Mucho, por supuesto. Hoy puedo pasar horas de horas viendo una mariposa o el mar. El mar es mi pasión, mi antiestrés, me relaja y lo disfruto mucho. Cuando me levanto, procuro hacerlo de buen humor, no me gusta molestarme, ni acordarme de cosas tristes, es una pérdida de tiempo. ¿Eres de las que cierra etapas y no vuelve atrás? Sí, por ejemplo, en el caso de mis estudios de Veterinaria en San Marcos, los dejé y no los retomaré por temas propios de la universidad. Ahora, estoy pensando seguir Psicología Oncológica. Con esta nueva carrera, ¿quieres compartir tu experiencia? Quiero contarles y decirles a las personas cómo deben reaccionar. Decirles cómo reaccionan nuestras defensas. Ese tiempo en San Marcos fue como un ‘oye, salte de allí, eso no es para ti, tú tienes algo mejor’. Puedo darle una esperanza a la gente porque el cáncer no te mata. La depresión te mata y la estupidez se contagia. ¿La estupidez o la ignorancia? La estupidez. Te digo que la estupidez se contagia porque en el tiempo de mi tratamiento, mucha gente que se decía ser mi amiga fue desapareciendo … ¿Pensaste que no se querían hacer de ‘problemas’? Exacto. Decían: ‘Tengo miedo a que te mueras así que mejor no me acerco a ti porque no se cómo podría reaccionar’ y eso es una total estupidez. Lo lamentable es que eso fue desencadenando a que otras personas piensen lo mismo, gente que yo pensé que podían ser amigos míos. Cuando estás en una limusina todos están contigo, pero a ver quién se trepa contigo a la combi, y olvidate!, prefieren irse en taxi o irse a otro lado y ahí te das cuenta de quién vale la pena y quién no. Y yo soy de las que pienso que lo que se bota a la basura no se recoge. ¿No se comete el mismo error dos veces? No. Hay gente que dice –incluso yo lo dije– que se tropieza tanto con la misma piedra que hasta se le termina agarrando cariño y tampoco es así. Los seres humanos somos masoquistas. Creo que puedes tropezar con la misma piedra una vez, solo una vez. Si le das otra oportunidad a esa piedrita –en todo el sentido, no solo amoroso– la segunda es culpa tuya y la tercera es por zonza porque dejas que te pisoteen y yo no tengo nada de eso, en lo absoluto (sonríe). He sabido tener una coraza inmensa, el cáncer me enseñó a reconocer mejor a los amigos.