En España editan tercer y último tomo de las obras completas del autor uruguayo. Reúne artículos, reseñas, cuentos y textos diversos que fueron publicados en diarios.Carlos Villanes Cairo. Madrid.Muchos hombres de prensa sueñan con ser novelistas, tal vez porque todos los días cuentan una historia, por el contrario, los grandes novelistas –y los otros– han afilado sus armas en la redacción de un periódico. Allí, con olor a tinta viva, interiorizan sus personajes, descubren sus escenarios, exploran y decantan sus posibilidades. Indagar sobre Onetti, como periodista, es reconfortante y depara sorpresas. Si la recopilación ha sido muy seria, como en este caso, se transforma en valor añadido.Por el centenario de J. C. Onetti (Montevideo, 1909-Madrid, 1994), aparece el tercer y último tomo de sus Obras Completas. Cuentos, artículos y miscelánea (XLVI-1123 pp.), editado por Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores, con prólogo de Pablo Rocca. Es la primera vez que se publican juntos sus cuentos, artículos, reseñas, ensayos breves y notas de diversa índole que fueron impresos en periódicos y revistas de Buenos Aires, Montevideo y Madrid. En sus relatos breves, algunos magistrales como “El infierno tan temido”, “Jacob y el otro”, “Un sueño realizado”, “Jabón”, “La novia robada”, “Presencia” o “El álbum”, ya se intuye a Santa María, su ciudad particular, y a los Larsen, en el fabulario que Onetti les crea, paralelo y retador al nuestro, pero desnudo de lo “literario” tradicional y auténtico. Con acerado lenguaje de doble filo, asistimos al implacable desfile de la conciencia de personajes que nos asedian y seducen, aun cuando la mayoría son nefastos, vociferantes, tocados por la negritud de la vida, pero tan reales y difíciles de olvidar. Figuran los 46 cuentos que Onetti divulgó en vida, 3 inéditos y un fragmento.Sus notas periodísticas están divididas entre las de 1939 y 1941, con el seudónimo de “Periquito el Aguador”; las de 1940-41, con el apelativo de “Grucho Marx” sin la “o” de Groucho; sus reflexiones literarias de 1937-68; la serie “Un uruguayo en España” 1975-92, un anexo de 9 artículos sin datar; y en Miscelánea, un autorretrato, 4 prólogos, 2 poemas, entrevistas y reportajes, conversaciones, y “Onetti por Onetti”, donde figura su célebre decálogo literario: “1. No busquen ser originales. El ser distinto es inevitable cuando uno no se preocupa por serlo. 2. No intenten deslumbrar al burgués. Ya no resulta. Este sólo se asusta cuando le amenazan el bolsillo. 3. No traten de complicar al lector ni buscar ni reclamar su ayuda. 4. No escriban jamás pensando en la crítica. 5. No sacrifiquen la sinceridad literaria a nada. Ni a la política ni al triunfo. Escribir siempre para ese otro, silencioso e implacable, que llevamos dentro y no es posible engañar. 6. No sigan modas, abjuren al maestro sagrado antes del tercer canto del gallo. 7. No se limiten a leer libros consagrados. Proust y Joyce fueron despreciados cuando asomaron la nariz, hoy son genios. 8. No olviden la frase: 2 más 2 son 4; pero ¿y si fueran 5? 9. No desdeñar temas con entraña narrativa, cualquiera que sea su origen. Robar si es necesario –otra cosa es plagiar–. 10. Mentir siempre”. Palabras de maestro, tal vez lo demás sea puro cuento.