La regla de "las tres citas": desarrolla estos pasos para saber si es la persona indicada
La "regla de las 3 citas", de Adam Lane Smith, terapeuta matrimonial, constituye una fórmula con la finalidad de evaluar la autenticidad y los valores de una relación desde las primeras citas, mitigando la tentación de tomar decisiones apresuradas sobre esta cuestión y cuidar tu salud mental.
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Adam Lane Smith, terapeuta matrimonial nos dice que en lugar de la romántica idea de esperar a la tercera cita para dar el paso hacia la intimidad sexual, Smith propone que cada una de las tres primeras citas debe ser utilizada para evaluar, de forma consciente y reflexiva, el verdadero potencial de la relación.
Smith, en su artículo publicado en Forbes, plantea un cambio de mentalidad acerca de cómo se puede construir el camino en una relación. Introduce el concepto de la "píldora clara", un término que se sitúa entre el escepticismo de la "píldora roja" y el idealismo de la "píldora azul". Resalta la importancia de tener citas conscientes, alejadas del autoengaño o la decepción que pueden surgir cuando se cede al deseo o a un tipo de atracción superficial.
Primera cita: observación del comportamiento y compatibilidad inicial
El objetivo de la primera cita no debe ser proyectar un futuro juntos, sino más bien obtener una primera impresión sobre el carácter del otro. Según Smith, es importante observar si la persona respeta los límites personales, si muestra un interés genuino y si tiene una actitud saludable hacia las relaciones. Además de cómo se comporta con su cita, se recomienda observar cómo trata a aquellos con los que no tiene ninguna obligación de agradar, como camareros o extraños.
Un artículo de 2024, publicado en Forbes y que apoya esta postura, indica que las personas con un comportamiento prosocial o que demuestran bondad genuina y preocupación por el bienestar de los demás, se perciben como más atractivas, aunque no se apoyen en su apariencia física.
Este efecto, no obstante, se mantiene solo cuando la amabilidad es entendida como un rasgo duradero y no simplemente como una conducta exhibida en una de las citas. Se destaca que las señales de madurez psicológica y respeto, evidenciadas en el comportamiento cotidiano, pueden ser más significativas que la propia imagen o las conversaciones organizadas para la cita.
Segunda cita: discutir valores, objetivos y compatibilidad profunda
Mientras que en la primera cita se pueden conocer aspectos más superficiales, en la segunda debe buscarse si existe una alineación en los valores, objetivos y prioridades de vida. Smith sugiere que en esta cita se eviten los formatos de entrevista y se hablen de los aspectos que realmente importan: creencias, experiencias y las historias que reflejan creencias profundas, para demostrar cómo entiende la otra persona las relaciones de pareja y qué tipo de vida desea construir.
Según un metaanálisis de 199 estudios con más de 79,000 parejas, mencionado por Forbes, las similitudes más relevantes para las relaciones duraderas se encuentran en los valores políticos y religiosos, el nivel educativo y los hábitos de vida. La coincidencia en rasgos de personalidad, como la extroversión, tiene menos impacto.
Esto sugiere que las relaciones duraderas dependen más de una base ideológica y emocional compartida que del temperamento o carisma. Para Smith, esta segunda cita actúa como un filtro más preciso para evaluar el futuro potencial de la relación, evitando expectativas poco realistas.
Tercera cita: evaluar la capacidad de honestidad y vulnerabilidad
En el tercer encuentro, el enfoque se traslada a la capacidad de ambos para mostrarse vulnerables y confiar en que serán recibidos de manera comprensiva. Smith aconseja observar la seguridad emocional que se genera durante la interacción y la disposición a compartir pensamientos profundos.
Forbes cita a Brené Brown, experta en vulnerabilidad y conexión humana, quien afirma que la verdadera cercanía en una relación se alcanza cuando se permite ser uno mismo, mostrando vulnerabilidad de manera adecuada. Brown resalta que lo clave es compartir lo correcto en el momento justo, evitando tanto la sobreexposición emocional como la falta de apertura, lo que podría crear incomodidad y desequilibrio.
Smith sugiere iniciar conversaciones auténticas con preguntas que inviten a la reflexión, como: "Algo que he aprendido últimamente sobre mí es..." o "¿Qué es algo en lo que trabajaste que ha influido en cómo te comportas en las relaciones?". Estas preguntas facilitan la autoobservación del entrevistado, cualidad fundamental para crear vínculos maduros, sinceros y estables.
La incapacidad de reflexionar sobre lo vivido y reconocer los patrones emocionales podría ser un indicador de que la persona aún no posee las herramientas necesarias para mantener una relación de pareja saludable.



















