Apoyo debe ser masivo. Ejemplos del caos son la Vía de Evitamiento, Túpac Amaru, Carretera Central y Javier Prado. La nueva ordenanza Nº 1599 ayudaría a combatir la informalidad, el desorden y el maltrato hacia los pasajeros.,Eduardo Salinas/ Como todas las noches, Clarisa González coloca una frágil mesita, con sus golosinas, cerca a una de las escaleras por las que se sube al puente "Rayito de Sol", en la Vía de Evitamiento. Chocolates, chicles, caramelos, algunas gaseosas, ofrece a las personas que atraviesan la zona. El reloj marca las 8 pm y el comercio ambulatorio en esta zona recién comienza. A diario esta vendedora informal es testigo del desorden, la inseguridad e informalidad de los transportistas que transitan por dicha vía, y de los abusos que se cometen contra los pasajeros. "La gente hace lo que quiere, ensucia y nadie fiscaliza. ¿Ve usted? (señala con el dedo) no hay ningún efectivo policial. A las personas les roban en nuestras narices y no podemos meternos por miedo a que nos hagan algo", denuncia, mientras esconde sus monedas en el pantalón. En Evitamiento las combis hacen largas colas, se forman como larvas, sin respetar ninguna regla de tránsito. Se paran en cualquier lugar a pelear un pasajero con destino a Santa Anita, Surco, Ate, Villa María del Triunfo y Villa El Salvador. "Aquí las combis esperan hasta llenar con pasajeros el saturado vehículo. Si no lo hacen se quedan hasta lo máximo posible y muchas de ellas son piratas, hacen lo que quieren", refiere la joven Magda Rojas, de 25 años, quien espera un bus de mayor capacidad, aunque sabe que deberá correr para alcanzarlo, pues los vehículos menores apretujados allí no dejarán que se estacione, lo hará en un lugar no permitido. Este es un ejemplo del mal servicio que padecen los limeños en el transporte urbano, un servicio donde existe una sobreflota de 34 mil vehículos (entre buses, cústeres y combis), mientras la ciudad capital solo puede resistir en sus vías a unas 16,500 unidades. A esto se suma el ineficiente servicio que brindan los choferes y cobradores, lo que provoca que los usuarios estén descontentos con la calidad y las condiciones del transporte. Un reciente informe de la consultora Proexpansión demuestra la opinión que comparten muchos limeños sobre el tránsito de la ciudad. De un total de 100 pasajeros, unos 65 señalaron que el tránsito suele ser muy caótico; otros 15 usuarios lo tildaron como desorganizado y nueve lo describieron como congestionado. Para finalizar, unos ocho dijeron que sienten que el tránsito en Lima les genera malestar físico. Millonarias pérdidas "Este desorden y descontento entre los limeños se debe a que las empresas que prestan servicio de transporte no cuentan con buses propios, los conductores y cobradores trabajan mucho más de 12 horas y existe una total libertad que se debe controlar", explica la gerente de Transporte Urbano del municipio de Lima, María Jara. Y es que según la autoridad edil, anualmente la congestión vehicular nos cuesta mil millones de soles por la quema de combustible que desperdicia un vehículo cuando está detenido. También se pierden otros 483 mil millones de dólares debido a la contaminación generada por emisiones de gases en la capital. "Se gasta en el mantenimiento de la infraestructura vial y las áreas verdes. También en la salud de los comerciantes que se ubican cerca a las vías más concurridas de la ciudad", agrega Jara. Pues bien, esta es la realidad del transporte público que un sector de transportistas prefiere callar y decide oponerse a una nueva etapa que urge en este sector. Hace unos días, la Municipalidad de Lima decidió "tomar al toro por las astas" y aprobó -vía el diario oficial El Peruano- la ordenanza Nº1599, que establece el nuevo reglamento del servicio del transporte urbano. Esta reciente lista de infracciones y multas empezará a regir recién en julio, pero ya ha generado un remezón en la ciudadanía por su exigencia. Así tenemos que los cobradores no podrán gritar más, ni salir mal uniformados. Los buses no podrán circular si están sucios o tienen asientos en mal estado, además deberán contar con un GPS para verificar que cumplan con su recorrido y no estén en peligro de sufrir algún robo durante sus viajes. La alcaldesa de Lima, Susana Villarán, enfatizó que este proceso será respetado y no dará su brazo a torcer. Las empresas deberán insertar a los choferes y cobradores en las planillas. Los 5 corredores complementarios funcionarán a la par del Metropolitano y el Metro de Lima. Las combis podrán funcionar en algunas rutas establecidas siempre y cuando su antigüedad no sea mayor a los 25 años", señala. DESORDEN DEL TAXI Uno de los lugares donde más se pierde tiempo para movilizarse es en la Carretera Central. La gente pierde más de 30 minutos para salir del distrito de Vitarte, sobre todo entre los kilómetros 6 y 7, donde se concentran gran cantidad de taxis en los paraderos generando que el transito sea más lento en las horas punta. En el Óvalo de Santa Anita, ubicado en el primer kilómetro de la Carretera Central, el desorden dura todo el día. No solo las combis y taxis generan el embotellamiento de vehículos, también se suman las unidades que laboran como colectivos que van hacia Chosica. Los vecinos de la zona indican que en horas de la noche se juntan hasta 20 colectivos esperando a sus pasajeros. Otro punto crítico de la ciudad está ubicado en el cruce de las avenidas San Juan y Los Héroes, en el distrito de San Juan de Miraflores, donde el problema lo originan los mototaxistas. Ellos, sin reparo, se quedan estacionados y atraviesan las vías de forma temeraria. En muchas ocasiones, al cruzarse con automóviles se originan los accidentes fatales. Si bien ya vimos que los ciudadanos tienen semejante percepción del flujo vehicular de Lima, lo que llama la atención es que la mayoría cree que el problema que enfrentan en las pistas es la pérdida de tiempo (65,8%), otros remarcan la pérdida de dinero (28,8%), y un grupo minoritario dice que es el estrés (8,8%) y el temor de sufrir un accidente (6%). Para Juan Tapia, presidente de Protransporte, institución a cargo del Metropolitano, el problema nace por la proliferación de taxis que genera una percepción de desorden, ya que el transporte público se caracteriza en un modelo de microtransportación, es decir, que los usuarios se movilizan en pequeñas unidades. "El ciudadano común va a descubrir que de cada 10 vehículos 5 son taxis y muchos de ellos transitan vacíos, esto hay que cambiarlo. Por eso el municipio propone los buses patrón Euro III y Euro IV que son de mayor capacidad. Con esto, sumado al programa del chatarreo, eliminaremos las combis de más de 20 años y permitimos el ingreso de nuevas unidades con mayor capacidad". "Uno de los problemas del transporte es la informalidad", critica Paulina Hermosa, Coordinadora Nacional de Transporte del Perú. Ella muestra el deseo de su gremio de cambiar el sistema de transporte. Para ella es una obligación apoyar esta nueva reforma. "El carro debe marchar a una sola dirección, porque si no seguiremos en el retroceso. No queremos llegar a esta cantidad de accidentes de tránsito que registra la estadística, por el contrario, queremos acabar con el maltrato que sufren los pasajeros, queremos afianzar la dignificación del transportista, por eso debe de haber un cambio del sistema del transporte". Para Paulina Hermosa se busca un cambio, pero hay empresarios que buscan solo el conflicto y no el desarrollo. "La informalidad en el trasporte se debe a un grupo de empresarios que son malos administradores desde hace más de 20 años. Son oposición y no quieren el cambio del sistema diciendo que las ordenanzas municipales les perjudica como empresarios. Ellos no buscan dar un buen servicio, no quieren poner a sus trabajadores en planilla ni buscan capacitar a sus transportistas. Saben beneficiarse del costo- beneficio, que son su enorme ganancia", asegura Hermosa. Y ¿qué se hace? Entonces, ¿qué hacemos con el problema del transporte y cómo se buscan soluciones? Para Ricardo Arrarte, de Tráfico Lima, es importante estructurar diseños técnicos adecuados y construir obras oportunas, que puedan fortalecer las acciones que va aplicando y aplicará la comuna de Lima. Adrián Revilla, promotor de Cruzada Vial, resaltó que la solución es alcanzable. "Con un esfuerzo público y privado bien manejado es posible resolver el problema en un plazo relativamente corto, si se echa mano de la vasta experiencia de éxitos internacionales. También es válido saber las opiniones de los peatones y operadores de transporte que al día luchan por llegar sanos y salvos a sus destinos". En cifras 590 personas mueren al año en las calles de Lima, además se registraron 181 heridos en los 569 accidentes. 65% de limeños califican el tránsito en la capital como caótico. 12 horas diarias de trabajo realizan los transportistas.