Brigadistas: la esperanza en medio del caos
Acuden a salvar vidas sin ningún tipo de retribución económica e impulsados por razones humanitarias. Ni los gases, ni las piedras, ni el miedo o la violencia pueden contra su determinación y valentía.
El estallido social en Perú se ha tornado violento a nivel nacional, pues hasta el momento ha dejado 66 peruanos fallecidos y 1.881 heridos, según la Defensoría del Pueblo. En medio de ello, hay quienes se han convertido en héroes. Se trata de los brigadistas, que tienen un fin en común: ayudar a todo aquel que lo necesita.
“Estado negó atención en salud”
El Dr. Antonio Quispe, coordinador de Hampi Camayoc, quizás la brigada más grande y organizada del país, explica las razones por las que surge la necesidad de formar brigadas. “Responde a esta necesidad de atenciones de salud que el Estado ha negado. Parece mentira, pero hoy en día si alguien resulta herido en la protesta no tiene acceso a las ambulancias, no tiene ningún tipo de acceso a atención de primeros auxilios”.
Hampi Camayoc significa “el que lleva salud”, nos cuenta su fundadora Rocío Gálvez. Ella es nutricionista y nos explica que no se necesita ser profesional o estudiante de salud para integrarse. “Hay contadores en primera línea lavando. Hay de otros rubros que nos ayudan con la tesorería, logística, comunicaciones, redes. Tenemos químicos farmacéuticos que ven las medicinas. Hay espacios para todo el mundo”, indicó.
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“Me protejo y te protejo”
Las cuadrillas de salud se organizan para salir a las manifestaciones. “Hay toda una preparación previa (…) Es salir con todos los equipos de protección: respiradores de cara completa, chalecos, cascos, guantes. Protegernos a nosotros, primero, para poder proteger a todos los demás. Lo segundo es tener todos los insumos, que son mochilas de emergencia, camillas y esas cosas. Además, necesitamos el apoyo para evacuar a los pacientes y seguir atendiéndolos después de las marchas”, resalta el Dr. Quispe.
Una de las mayores dificultades durante este trabajo es llevar a los heridos a un centro médico. Por eso, Carlos Alberto, quien es fundador de la Brigada 141120, que surgió durante las protestas contra el expresidente Manuel Merino, ha acondicionado su propio vehículo. “Lamentablemente, no se activa SAMU. Bomberos apoyan, pero puede llegar un momento en que sea tanta la demanda, que se requiere de más ayuda. Ahí mi carro interviene. Nos ha pasado que hemos sufrido algún tipo de percance. Lunas rotas, básicamente, pero entramos con esas ganas de ayudar. Eso es lo que le gana al miedo”, recordó.
Jóvenes a la vanguardia
Estudiantes de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos se organizaron en la Brigada San Fernando. “Estaban empezando a formarse las protestas acá en Lima, así que tuvimos la idea, como futuros profesionales de la salud, de ayudar a salvaguardar la vida”, señaló Jefferson Cárdenas, fundador de Brigada San Fernando.
Brigadas en salud.
Arriesgar la vida
Alguno de estos héroes pudo incluso haber ocupado el lugar de Víctor Santisteban, dado que se encontraban en la misma zona donde Víctor recibió el impacto que acabaría con su vida. “Está en todos los videos la cantidad de brigadistas que había en esa zona, eran un montón. Reconocí en ese momento como a 12 brigadas distintas. El policía disparó al bulto donde estaban los brigadistas y Víctor”, recordó el Dr. Quispe.
Atender sin mirar a quien
Los brigadistas no discriminan a la hora de atender a un herido. Así nos lo explica Roxana Figueroa, jubilada y parte de Brigadas de Recate en Acción. “Atendemos a todos. Hemos atendido a policías, nos han llamado porque ven que nos metemos al punto de quiebre”, enfatizó Roxana.
Entre los diversos peligros a los que se exponen los brigadistas, uno de los que resulta más inverosímil es la detención policial. Así le ocurrió a Rosemary Benítez, cuando se encontraba atendiendo a heridos en los exteriores de la comisaría de Cotabambas.
Peligros que enfrentan brigadistas
El sociólogo Omar Coronel hace un balance de la participación de las brigadas y explica cuáles son las dificultades que enfrentan para desplegar su labor.
“Por un lado, el más directo es la represión policial. En cualquier conflicto social o protesta internacionalmente se sabe que hay un cierto código o compás moral que hace que la Policía no reprima a quienes están simplemente ayudando a los heridos. Es un trabajo humanitario, no es un trabajo militante”, declaró.
“En segundo lugar, creo que una gran amenaza es la reacción de sectores conservadores, de tribus furibundas anticomunistas en redes sociales y en las calles. Sobre todo en una ciudad como Lima, que es el último bastión de estos sectores, termina transformándose en un acoso en las redes sociales, en las calles y seguramente también en sus centros laborales”, finalizó.
“Es una forma de pedir perdón”
Rocío Gálvez se volvió brigadista porque busca retribuir con su trabajo una deuda que tenemos como sociedad. “No reconozco a un país que considera a algunos ciudadanos como ciudadanos y a otros como terroristas solo por verse de una forma o reclamar derechos. Nace como una forma de pedirles perdón”, indicó.
O como Roxana, quien se aferra a la vida sirviendo a los demás y pensando en que su esposo y tres hijos, a quienes perdió en un accidente de tránsito, estarán orgullosos de ella. “Porque esos hermanos, esos hijos pueden haber sido mis hijos y lo único que me queda es que mis hijos, lo único que a mí me queda es que mis hijos y mi esposo se sigan sintiendo orgullosos de mí. (…) Es una forma de llenar el vacío que siento en mi corazón, la verdad, soy sincera. Es una forma de llenar el vacío de no tener a mis hijos, abrazarlos, besarlos”, afirma.
Queda claro que, como sociedad, debemos sentirnos orgullosos por el trabajo que realizan estos héroes silenciosos. Son ángeles que salvan vidas. Al menos podemos comprobar que, dentro de tanto caos, se refleja una luz de esperanza.