Lima y Callao podrían quedarse sin agua debido a la ausencia de lluvias
Sedapal advierte que la sequía en la sierra central y el uso irresponsable del agua afectan el abastecimiento en la capital. Cambio climático altera los ciclos de lluvia y esto pone en riesgo el futuro. Lanzan campaña para hacer uso racional del recurso.
El abastecimiento de agua potable en Lima y Callao corre peligro debido a la escasez de lluvias en la sierra central. Es que para abastecer a los 10 millones de limeños y chalacos durante diciembre y enero se requieren 132 millones de m³ de agua, y por ahora esto no parece posible.
Y de acuerdo con el pronóstico de Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (Senamhi) solo se obtendrán 100 millones de m³, lo que perjudica a millones de familias, advierte la gerente comercial de Sedapal, Katia Ochoa.
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¿Pero por qué las lluvias son tan importantes? Desde hace quince años, la fuente única de agua para Lima ya no es el río Rímac. Este solo ofrece el recurso entre mayo y octubre, lo que obliga a Sedapal a buscar otras alternativas.
“El resto del agua que nosotros necesitamos para abastecer a la ciudad desde noviembre, incluyendo el verano, lo traemos de la sierra central, de lagunas donde nosotros almacenamos el agua de las lluvias y que luego traemos a Lima para tratarla en nuestra planta”, explica la funcionaria de Sedapal a La República.
Si ingerimos agua procedente del caño existe la posibilidad de dañar nuestra salud contrayendo alguna bacteria. Foto: www.gob.pe
Futuro amenazado
Katia Ochoa señala que el problema de la escasez del agua podría agudizarse en los próximos años en Lima, lo que pone en riesgo el futuro de las siguientes generaciones. “El calentamiento global afecta (el ciclo de) las lluvias. Todos los años esperamos que los pronósticos del Senamhi nos dé algo más positivo, pero no es así”.
Sin embargo, el riesgo de quedarnos sin agua potable en Lima y Callao no solo radica en la escasez de lluvias, sino también en el consumo desmesurado de la población.
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Impreso
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), se recomienda un consumo de entre 50 y 100 litros de agua por persona al día. En Lima, el consumo doméstico de agua por habitante al día supera dicha cantidad. Los distritos con mayor consumo son San Isidro (246), Miraflores (212), Surco (206) y San Borja (201).
La gerente de Sedapal explica que un tanque elevado de mil litros le duraba antes a una persona alrededor de 10 días, pero ahora solo le dura la mitad de ese tiempo debido al mal uso de este vital elemento.
“A mayor desperdicio, menos posibilidad de que el agua llegue a las zonas más vulnerables de Lima y Callao”, comenta Ochoa. Y es que la población vulnerable que vive en las zonas altas de la capital son las más afectadas cuando hay escasez. Y, sin embargo, son ellas quienes aprovechan o reutilizan mejor el agua.
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Cifras. La fuga en un inodoro puede significar la pérdida de 1.500 litros de agua, lo que sería S/141 más en un recibo mensual. El lavado de autos por 30 minutos puede significar unos 4.320 litros, y regar el jardín por el mismo tiempo unos 2.880 litros.
Impreso
¿Qué pasaría si nos quedamos sin suficiente agua? De ocurrir este escenario, Sedapal tendrá que verse obligada a dosificar el abastecimiento de agua potable en los hogares, tal y como ya ocurre en ciudades como el Cusco. “Ahora tenemos agua potable las 24 horas, pero podríamos tener el servicio solo por unas horas”, dice.
Y a fin de crear consciencia y reducir las posibilidades de llegar a este peligroso escenario, Sedapal exhorta a la población a utilizar adecuadamente este recurso. A través de su campaña ‘Es hora de valorar el agua’, busca disminuir el desperdicio de ella.
Entre los principales consejos que brinda, está cerrar el caño mientras no lo utilizamos, lavar frutas y verduras en recipientes y verificar si nuestros grifos o inodoros tienen alguna fuga. “Debe ser un compromiso transversal de la sociedad civil, autoridades, organizaciones y usuarios del servicio”, precisa Ochoa. Y añade que el ahorro de agua además tiene un impacto económico para todos, por lo que un uso responsable del agua también se ve reflejado en los recibos.