Shirley Villanueva: a 5 años de su desaparición, su madre la sigue buscando, pero con la justicia en contra
Denuncian que el proceso para reabrir la investigación contra Bryan Arenas, Joseph Velásquez y Édgar Pozo, principales sospechosos de la desaparición de la joven sanmarquina, está entrampado en el Primer Juzgado Constitucional Transitorio de Lima, etapa que debería durar no más de 6 meses, pero que lleva ya 4 años.
“No desapareció, la desaparecieron”. Dicen que una madre nunca olvida, y para Norma Rivera, madre de Shirley Villanueva, eso también incluye recuerdos no gratos. El 23 de marzo de 2017 es una fecha que se le ha quedado tatuada.
“Creo que no he olvidado ni un minuto. Un 23 de marzo mi hija se fue como siempre a trabajar y... no regresó”, cuenta afligida.
Han pasado 5 años en los que no ha obtenido respuestas del paradero de su hija, en los que todo lo que sabe es una versión de las últimas personas que estuvieron con ella: Bryan Arenas, Joseph Velásquez y Édgar Pozo, compañeros de universidad.
Shirley había egresado recién en diciembre de 2016 de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Estudió Ingeniería Geográfica y llevaba sus prácticas en la Municipalidad del Callao.
Fue a ver el partido de Perú-Venezuela, que se disputaba ese día, en un local llamado Sky, ubicado en los alrededores de San Marcos.
“Luego salieron con dirección a un grifo Primax que está cerca al malecón. De eso sí hay videos que se les ve comprando y saliendo del grifo, pero de ahí no se sabe qué pasó”, cuenta la señora Rivera.
La versión de Arenas, Velásquez y Pozo es que Shirley se ahogó. Sin embargo, su madre no cree esto, ya que a ella le dijeron versiones contrarias al inicio. Uno le dijo que cuando terminó el partido, Shirley se había ido, otro que la habían embarcado en un carro para que vaya a su casa en Villa María del Triunfo y un tercero sostuvo que se había ido con Bryan Arenas al sur.
¿Dónde está Shirley Villanueva? se preguntan sus familiares. Foto. Flora Tristan
Revictimización por parte de la Policía
Ya habían pasado horas desde que Shirley había desaparecido y su madre llamaba a todos lados preocupada.
Su nerviosismo aumentó cuando personal del trabajo le dijo que no se había presentado al día siguiente. Es entonces que acude a la comisaría de Villa María del Triunfo a denunciar que su hija había desaparecido. Allí, le dijeron que no veían ese tipo de casos y que fuera a la Divincri. En dicha entidad, manifestaron que debía dirigirse al distrito donde la habían visto por última vez.
“Ya para eso habían pasado las 24 horas, ya eran las 6 de la tarde y recién uno de los compañeros llamó. Mil veces pregunté y ellos decían que ella había venido hasta acá, decían que ella había regresado hasta Villa María. Y a eso de las 7 de la noche ellos mismos fueron a la comisaría de Magdalena a decir otra versión: que mi hija se ahogó”, detalla la madre.
Ella no tenía idea de la denuncia que habían puesto por desaparición, pese a ser la progenitora. Cuando llegó, ni siquiera la dejaron ingresar. “Ni sabíamos, señorita, si ya la ropa la habían llamado a peritaje y yo ni sabía, yo no tenía la información, nada, sobre la desaparición. Dice que ellos habían puesto la denuncia. Yo no sé por qué tenían que poner la denuncia ellos. Cuando llegué me decían: ‘No, usted no puede porque ellos, los tres compañeros, han puesto la denuncia. Tiene que esperar no más’”, cuenta.
Recién a los dos días, cuando consigió el apoyo de un abogado del Ministerio de la Mujer, pudo poner la denuncia y saber cómo iba el proceso. Era la primera vez que pasaba por una situación similar, no estaba preparada para todo lo que conllevaba legalmente ni psicológicamente.
Nota de alerta de la desaparición de Shirley Villanueva. Foto: La República
Además, cuando Norma Rivera acudió a denunciar la desaparición de Shirley Villanueva, fue la Policía la que cuestionó qué hacía su hija sola con tres hombres bebiendo alcohol, como si ese fuese motivo alguno para violentarla o desaparecerla. “El mismo policía de investigación decía qué hacía mi hija con tres varones, por qué salía sola una mujer con tres varones. Como madre me daba rabia y decía qué tiene que ver eso con la desaparición de mi hija. Para mi hija eso no tiene nada que ver”.
“Fue muy difícil. Aparte del dolor que yo siento como madre, que estén hablando cosas que duelen, uno se siente marginada, humillada, revictimizada”, manifiesta, como hablando para sí misma, al recordar todo el proceso que ha pasado en esta lucha por justicia que no llega y el que le falta recorrer.
De acuerdo a Edith Aiquipa, abogada de Flora Tristán para el caso, debe existir una capacitación de enfoque de género para los y las suboficiales que atienden entidades encargadas de recoger este tipo de denuncias. Sin embargo, aún hay cierta resistencia por parte de altos mandos o jefaturas.
No existe ninguna justificación para la violencia de género.
Nadar contra la corriente
Tras dos semanas de la desaparición de Shirley Villanueva, su madre, su padre y sus tíos caminaban por el borde de la playa, desde San Miguel hasta La Punta, mientras preguntaban en cada estación de Serenazgo si había alguna alerta de desaparecido. “Nadie tenía la alerta y hasta que el mismo policía me dijo: ‘Ah, señora, aquí tengo, yo le doy, usted reparta’”. “Yo tenía que buscarla, yo tenía que aparecer el cuerpo de mi hija”, suspira agotada.
La señora Norma Rivera y su familia tuvieron que repartir la alerta por todos lados, solos, sin ayuda de las autoridades, y confiando en encontrar a Shirley. “El mar siempre devuelve”, le decían. Y ella iba cada día, esperaba que el mar le devuelva a su hija, al menos para tener un cuerpo qué llorar... pero no pasó.
“Fue muy difícil. Es decepcionante la justicia, creo yo. La justicia es creo para los que tienen dinero”, resalta.
Shirley Villanueva: a 5 años de su desaparición, su madre la sigue buscando, pero con la justicia en contra
Un duelo truncado
Al no tener el cuerpo de su hija, Norma Rivera siente que no puede transitar en su duelo por completo. Solo le queda la inmensidad del mar, pero eso no es suficiente.
“Es un duelo incompleto para mí, porque yo no tengo un sitio a dónde ir a llorar, a poner una flor, un recuerdo de mi hija. Hasta el día de hoy yo no sé qué fue de mi hija, dónde está”.
Para ella, encontrar justicia será, al menos, una forma de lidiar con el dolor, de honrar la memoria de su hija. “Yo lo que busco es justicia, saber la verdad. Yo sé que nada me devolverá a mi hija, pero al menos encontrar la justicia ya es algo de consuelo, porque no es justo que los tres estén tranquilos, libres, haciendo su vida, cumpliendo sus sueños, mientras mi hija no está”.
La recuerda, sabe que ahora Shirley estaría cumpliendo sus sueños, trabajando, divirtiéndose, con lo risueña que era, con lo que le gustaba salir con sus amigos, y cada vez que ve a Bryan Arenas, Joseph Velásquez y Édgar Pozo no evita pensar en que, de alguna forma, ellos están viviendo la vida que su hija no pudo. Por eso le duele tanto saber que el juicio no fue lo suficientemente exhaustivo, a su parecer, que no se les investigó por feminicidio.
El tiempo, factor clave
La investigación se cerró y los implicados recibieron una pena por delitos menores: encubrimiento real por violación a las comunicaciones y omisión de auxilio, sin responsabilidades graves ni directas.
Sin embargo, ahora piden reabrir el caso, porque no se consideraron muchas evidencias ni se procesó por el tipo penal de feminicidio. Cabe resaltar que para esto se interpuso una demanda de amparo en 2018 al Primer Juzgado Constitucional Transitorio de Lima, donde se ha entrampado el proceso.
Este, normalmente, no debería demorar más de seis meses, de acuerdo a la abogada de Flora Tristán Edith Aiquipa, quien lleva el caso. Ello, debido a que “el transcurso del tiempo hace que desaparezcan o que las pruebas se vayan deteriorando”.
Aiquipa explica que, en un primer momento, este juzgado había declarado improcedente la demanda de amparo. Es decir, no había aceptado la demanda. Sin embargo, luego se apeló a la Sala Constitucional, que señaló que, a su criterio, sí se debió de admitir la demanda, por lo que devolvió todo el expediente nuevamente al Primer Juzgado Constitucional Transitorio de Lima.
Lo que debió de haber pasado, detalla, es que el juzgado, apenas recibió los documentos del superior jerárquico, debió cumplir con lo ordenado, admitir la demanda e iniciar con el proceso por amparo, pero se ha bloqueado.
La abogada subraya que lo único que piden, por el momento, es que el proceso se acelere, ya que no es posible que una etapa que normalmente debería de durar un aproximado de seis meses, ya vaya 4 años sin resolverse. “No estamos indicando que se pronuncien a nuestro favor o contra, sino que hagan su trabajo y se pronuncien. Lo que queremos es que se pronuncien. Nosotros veremos si la sentencia es desfavorable, apelaremos, la cosa es que cumplan con su labor”, resalta.
¿Dónde denunciar actos de violencia contra la mujer?
Si usted ha sido o conoce a alguien que ha sido afectada o involucrada en hechos de violencia familiar o sexual, puede comunicarse de manera gratuita a la Línea 100 del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, que cuenta con un equipo especializado en “brindar información, orientación y soporte emocional”.
Además, la Línea 100 tiene la facultad de derivar los casos de violencia familiar o sexual más graves a los Centros de Emergencia Mujer o al Servicio de Atención Urgente. Este servicio atiende las 24 horas, todos los días del año (incluye feriados).