Puno: sujeto confiesa que retiraron órganos de su esposa para pago a la tierra
Richard García, desde hace varios días, es sometido a la justicia de las rondas campesinas de Carabaya. Hasta el momento, partes y órganos vitales del cuerpo de la víctima continúan extraviados.
Richard García Chislla, feminicida que confesó uno de los más macabros crímenes que se hayan registrado en Puno y cuya víctima fue su esposa, reveló ante las rondas campesinas de la provincia de Carabaya, en Usicayos, el nombre completo de su cómplice. Se trata de Juvenal Ochicua Omonte (22).
Frente a decenas de comuneros, las rondas campesinas, una vez más iniciaron el interrogatorio, luego que descubrieran, tras hacer confesar a Richard García, que el domingo 9 de enero participó del asesinato de su esposa. El hecho causó indignación debido a que, días antes, el hombre había estado llorando y pidiendo que lo ayuden a encontrar a su esposa.
Esta vez, desprendido de toda su ropa y frente a la comunidad, señaló que fue su cómplice quien retiró el corazón de su esposa luego de asesinarla a disparos. El crimen lo planificaron ambos, admitió.
García Chislla organizó todo para hacer una nueva vida junto a otra mujer, Agustina Sucapuca Mamani, mientras que Juvenal Ochicua habría cobrado por el asesinato la suma de 5.000 soles.
Durante su nuevo interrogatorio, hecho en el idioma quechua, aseguró que su cómplice cortó los senos a su esposa y, al reclamarle, Juvenal Ochicua habría respondido que lo hizo porque “esto es bueno para elaborar cocaína y pagar a la tierra”.
Cuando le preguntaron por el corazón de su esposa, el cual aún no fue hallado, aseguró que lo colocaron en una bolsa negra y, posteriormente, lo abandonaron debajo de un puente. Respecto a la cabeza, no supo qué responder. “Juvenal Ochicua... Él debe saber. Yo sólo he hecho un hueco para poner el cuerpo y quemarlo. Me ha dicho que haga un hueco y ahí lo hemos puesto”, dijo.
Actualmente, las rondas campesinos están a la caza del cómplice, quien es natural de Andahuaylas. Apurímac. Ante esta situación, pidieron ayuda a sus pares de Cusco, Madre de Dios y Andahuaylas, y crearon tres grupos para continuar con la búsqueda.