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Sociedad

Activista contó lo sucedido en Tai Loy: “Solo la detuvieron a ella por su color de piel”

El gestor cultural Luis Mercado aseguró que la administradora de la tienda la calificó de ‘delincuente’.

Colectivos exigen que se disculpen con la joven implicada. Foto: John Reyes / La República
Colectivos exigen que se disculpen con la joven implicada. Foto: John Reyes / La República

En las últimas horas se conoció que una joven denunció haber sido discriminada y acusada de cometer un delito al interior de la tienda Tai Loy de Barranco. Una de las personas que más ha seguido de cerca el caso es el gestor cultural Luis Mercado, quien considera como una hermana a la denunciante, pues, además de criarse juntos, ambos son activistas por los derechos de la comunidad afroperuana.

Los hechos se iniciaron al promediar las 6.00 p. m. del domingo 4 de julio cuando Anaí Medrano se acercó al local de la avenida Miguel Grau acompañada de su hijo e 8 años para comprar una caja de plastilinas.

Luego de hacer su compra, la madre de familia dispuso a retirarse de forma paralela a otros clientes, cuando repentinamente sonó la alarma del establecimiento. Luis afirma que en este momento se manifestó el sesgo discriminador de la tienda, ya que el agente de seguridad solo le pidió detenerse a su hermana.

“Seguridad le dice ‘señorita, pase nuevamente porque ha sonado la alarma’, y Anaí le responde: ‘Pero han pasado otras personas que han salido junto conmigo y no les han dicho nada’. (...) En ese momento llega la administradora de la tienda y empieza a gritar ‘que no la dejen salir, que ella es una ratera’”, afirma Mercado.

Luis manifiesta que el personal de la tienda siguió acusando a Anaí a pesar de que ella mostró la boleta en la que demostraba que había comprado la caja de plastilinas que tenía en su poder.

“Todo esto ha pasado bajo los prejuicios del color de piel de Anaís. No detuvieron a nadie más, solo la detuvieron a ella por su color de piel, solo sospecharon de ella”, cuestiona Mercado, quien es miembro del colectivo Movimiento Negro Perú.

Durante la discusión que se formó en la puerta del establecimiento, mucha gente empezó a señalar a Anaí como si fuera delincuente con calificativos racistas, cuenta Luis.

Debido a la situación, el hijo de la joven empezó a llorar, por lo que ella decidió irse del lugar; no obstante, el personal de la tienda la persiguió acusándola del delito hasta por 10 cuadras. Los vecinos y transeúntes también se sumaron a los agravios.

Los trabajadores llamaron a la Policía y es en el parque Raimondi donde es intervenida. A pesar de que no le encontraron nada en su poder, igual fue conducida a la comisaría.

Según asegura la joven, en la dependencia policial algunos agentes la acosaron y además la habrían llevado a un baño para desnudarla, bajo la excusa de comprobar que no había robado nada.

Luego de tres horas de tenerla retenida en la comisaría, la joven fue finalmente liberada. Luis Mercado señala que durante este tiempo no dejaron que nadie converse con ella.

Al respecto, el Ministerio del Interior emitió un comunicado en el que dijeron que se encuentran investigando posibles inconductas de los efectivos de la comisaría de Barranco durante la intervención a la joven.

Conciliación fallida

La mañana del lunes 5 de julio, la abogada del Tai Loy y el abogado de Anaí se encontraron en la comisaría de Barranco. Este último propuso a la primera una conciliación con la condición de que se hagan cargo del tratamiento psicológico del menor que observó lo ocurrido en la tienda. No obstante, la defensora de la empresa se habría negado al saber que el caso había sido expuesto en redes sociales y medios de comunicación.

En la tarde, colectivos, activistas, así como la propia Medrano y sus amigos realizaron un plantón en los exteriores de Tai Loy para hacer escuchar su voz de protesta contra el racismo.

Casi al final de la manifestación, se acercó una persona que se identificó como Carlos Claussen, jefe de seguridad de la empresa. Luis Mercado comenta que conversó con él y que este último habría reconocido que los trabajadores de la empresa no siguieron el protocolo para atender a la denunciante.

Claussen, quien retiró los carteles de la fachada del local, también intentó convencer a los manifestantes que no tienen una política de discriminación con el siguiente argumento: “Yo soy devoto de un santo y ese santo es mulato”, según cuenta Luis.

Además de la denuncia ante la Policía, la joven ha expuesto su caso ante el Ministerio de Cultura, Indecopi y la Municipalidad de Barranco. Todas las instancias ya se encuentran haciendo seguimiento a lo sucedido a fin de adoptar medidas sancionadoras si es que corresponden.

Luis Mercado afirma que estos hechos no son aislados y que los afroperuanos sufren constantemente de actos discriminatorios solo por su color de piel. “Lamentablemente en un país como el Perú, no somos iguales”, cuestiona.