El último puente inca se rompió esta semana en Cusco
Grave. Q’eswachaka colapso porque en la pandemia comunidades no pudieron renovar la obra inca. Cultura elabora informe.
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Cada año, entre finales de mayo e inicios de junio, los pobladores de cuatro comunidades campesinas del distrito de Quehue, en la provincia cusqueña de Canas, inician las labores para la renovación del último puente colgante inca Q’eswachaka.
Debido a la pandemia, en 2020 no se cumplió el ritual de conservación que se hacía aproximadamente desde el siglo XVI. Su deterioro devino ayer en la ruptura y caída del puente al río Apurímac. Personal de la Dirección Desconcentrada de Cultura confirmó el hecho y precisó que el colapso ocurrió justamente porque el año pasado no se procedió a su renovación anual.
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El puente era parte de la inmensa red de caminos incas del Tahuantinsuyo. Estaba constituido de seis maromas principales hechas a base de la q’oya ichu, las más gruesas, eran amarradas a grandes pilares de piedra. Las barandillas eran sogas más pequeñas del mismo material y la base estaba hecha de ichu, ramas y hojas. Este legado inca fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por Unesco en el 2013.
A la zona llegaron el jefe de la coordinación de zonas y sitios de Canas, Eduardo Pacheco Collavino, así como las autoridades locales y comunales. Los especialistas elaboran un informe detallado sobre los daños a la infraestructura.




















