Cusco: Comunidad Asháninka y su desesperado llamado de ayuda al Gobierno
Abandonados. Increíble, esta comunidad pertenece a uno de los distritos más ricos del país pero tiene una posta mal equipada y sin medicamentos. Con la llegada del covid-19, pobladores serán presa fácil.
Luis Álvarez Guevara
Cusco
El distrito de Megantoni, en la provincia cusqueña de La Convención, fue creado hace cuatro años. En su seno se ubica Camisea, uno de los más grandes yacimientos de gas natural de América del Sur. Gracias a la actividad extractiva, el municipio distrital recibe la renta gasífera (canon y regalías), que asciende a 260 millones de soles al año.
Megantoni tiene 32 comunidades nativas. Una de ellas es Tangoshiani, de la etnia Asháninka. Este grupo poblacional de 140 familias, con el estado de emergencia sanitaria y el aislamiento social obligatorio, vive un calvario. Temen que el virus llegue a su comunidad y mate a decenas de sus habitantes.
Recientemente emitieron un pronunciamiento que refleja su angustia. En él dan cuenta del abandono al que las autoridades sometieron a la mayoría de comunidades nativas localizadas en la selva cusqueña.
Llegar a la comunidad nativa de Tangoshiani obliga a varios retos. Demanda más de cinco horas de viaje desde la capital de distrito. Hay tramos que se hacen en peque peque (canoas con motores fuera de borda), las embarcaciones surcan el peligroso río Pagoriani. Luego el viajero debe tomar un camino de trocha.
Gilberto Chinchay Sánchez, jefe de la comunidad, en comunicación con La República, expresó su preocupación por la situación de abandono de la etnia y anexos vecinos. Se ven indefensos ante una eventual llegada del COVID-19. “La posta de salud no cuenta con el equipamiento, solo atienden un técnico y una obstetra, sabemos que esta enfermedad tarde o temprano puede llegar a nuestra comunidad y no vamos a tener una atención oportuna”, dijo.
No es la única queja, también de los nulos servicios escolares. Más de 400 menores en edad escolar no tienen acceso a las clases virtuales, a falta de internet. Además afirma que el canal del Estado no llega a la zona. Entonces, no pueden acceder al programa Aprendo en Casa. “Nuestros niños están sin recibir sus lecciones, parece que nadie se preocupa de esta situación”, afirmó.
El jefe de comunidad acusó al alcalde distrital, Daniel Ríos, de haber olvidado a esta población. El burgomaestre solo apareció en época electoral a dar promesas y en busca de votos. “Cambia de número cuando lo llamamos, nos manifestó que se había aprobado un proyecto para viviendas rurales, de las cuales no vemos ni las calaminas, es una burla”, agregó.
Chinchay Sánchez manifiesta que desde que enviaron sus demandas, hace una semana, ninguna autoridad se comunicó con ellos.
El bono está muy lejano
Solo cinco pobladores de Tangoshiani resultaron beneficiados con el bono rural. Lo real es que para hacer efectivo el cobro se recorre largas distancias, los lugares más cercanos se encuentran en Atalaya, en la región Ucayali, y Quillabamba, capital de provincia. “Es un gran problema en vista que viajar demanda un gasto de más de 300 soles, no compensa los 760 soles que destina el Gobierno”, dijo Chinchay.