Sacerdote contagiado con COVID-19 se recupera después de un mes en cuidados intensivos
Por fin, los médicos retiraron el respirador artificial al padre Luis. Pese sus condiciones médicas previas, su salud se restablece. Él fue el primer paciente grave en el Perú y sus posibilidades de recuperación eran mínimas.
Lo primero que hizo el padre Lucho al despertar fue agradecer las oraciones que sus fieles elevaron para su recuperación. Y es que el sacerdote de la parroquia San Gabriel Arcángel de Villa María del Triunfo permanecía en la unidad de cuidados intensivos desde hace casi un mes y este Jueves Santo, por fin, le retiraron el respirador artificial. Una hazaña contra el nuevo coronavirus.
Es un logro porque el sacerdote de 47 años presenta condiciones médicas graves, como sobrepeso, diabetes y problemas bronquiales. “Todos estamos muy contentos, sobre todo los fieles de la parroquia y las primeras palabras de él fueron para agradecerles a ellos”, señaló su amigo cercano, el padre Omar Sánchez, quien también pertenece a la Diócesis de Lurín.
“Luis ya fue desentubado, puede hablar, pero muy poquito porque está muy cansado”, añadió.
Su estado aún es delicado, pero despertó y ya puede respirar por su cuenta. Es un hecho esperanzador en un día en el que el Ministerio de Salud (Minsa) anunció que la cifra de muertes ya se elevó a 169 víctimas.
Actualmente, aún permanece en un área especial del Hospital Edgardo Rebagliati Martins Rebagliati de EsSalud. Antes, sus posibilidades de recuperación eran mínimas, ya que tenía los pulmones y los riñones muy comprometidos.
"Solo esperamos un milagro. La ciencia llega a un límite, pero Dios siempre puede sobrepasarlo porque tiene el poder”, había expresado Sánchez sobre su situación.
El largo camino hacia la recuperación
Su padecimiento inició el pasado jueves 5 de marzo, cuando presentó una fiebre alta, que bordeaba los 40 grados. Por ello, acudió a la Clínica Tezza donde le diagnosticaron amigdalitis. Le recetaron una medicación y retornó a casa.
Del viernes 6 de marzo hasta el domingo 8 realizó sus actividades con normalidad. El lunes 9 se sintió mejor con la medicación que le dieron para la amigdalitis, pero el martes 10 ya no podía respirar y tenía mucha fiebre. El cuadro había empeorado.
Aún no sospechaban del COVID-19 porque el padre Lucho tenía un problema bronquial crónico que causaba que pase la mitad del invierno en cama, según sus allegados.
Finalmente, fue trasladado a la Clínica Maison de Santé y, ante el empeoramiento de su cuadro, fue trasladado al Rebagliati hace un mes.
Hoy, sus amigos y fieles celebran su recuperación. Un milagro logrado gracias al tenaz trabajo de médicos y enfermeras.