Arequipa: Egasa descarta daño ambiental en la cuenca del Chili
Aclaraciones. Empresa prevé la construcción de una hidroeléctrica en el cauce del río. Aclaran que no secarán sus aguas ni habrá daño en parque Las Rocas.
Edwar Quispe
La Empresa de Generación Eléctrica de Arequipa (Egasa) respondió a los cuestionamientos efectuados a la construcción de la central hidroeléctrica Charcani VII. Varios colectivos se oponen al proyecto. Advierten de que perjudicará el ecosistema del valle de Chilina bañado por las aguas del río Chili.
La explicación estuvo a cargo del asesor técnico del proyecto, José Estela Ramírez. Detalló que su ejecución generará 20.92 megavatios (MW) de energía y reemplazará las hidroeléctricas Charcani I, II y III. La antigüedad de estas, casi 100 años, impide su repotenciación.
Lo que buscan es incrementar la generación eléctrica en Arequipa. Esta región solo aporta 2% del total de energía del Sistema Interconectado Nacional (SEIN) y depende de otras regiones. Además, Charcani VII cubrirá el crecimiento eléctrico del Cono Norte y Alto Cayma. La energía llegará a 70 000 familias.
Precisamente, el Frente de Defensa del Chili observó el costo-beneficio del proyecto. Indica que habrá daño en flora, fauna y zonas protegidas, como el Parque Ecológico de las Rocas de Chilina siendo muy pobre el aporte en el SEIN.
El proyecto contempla captar el río. Las aguas recorrerán un túnel de cinco kilómetros construido en las márgenes del Chili, colindante con el Parque Ecológico de Las Rocas. Ahí también estará ubicada la cámara de carga y un punto de caída de 150 metros, donde el agua volverá al cauce y se embalsará en una represa. La inversión supera los 60 millones de soles.
Los colectivos sostienen que en 5 km el Chili quedará seco.
Estela Ramírez niega esa versión. Captarán de 8 a 12 m³/s, pero se mantendrá un caudal ecológico de 500 litros de agua por segundo (l/s). Ya tienen los permisos para usar el recurso.
“El proyecto no está en una reserva natural, sino en una zona de amortiguamiento”, dijo Estela. Para los ambientalistas, el Parque de las Rocas tiene un ecosistema con flora y fauna únicos. Estela dice que solo se tocará una pequeña parte de esta área, el 0.4% de las 225 hectáreas del parque. En ese 0.4%, está la salida del túnel a la entrada de la cámara de carga.
Esquema de la represa Charcani VII
Agricultores y población
Los agricultores también critican el proyecto. Estos se abastecen del río mediante el canal de Zamácola. Egasa les bombeará el agua. Los hombres del campo temen quedarse sin agua, cuando no haya energía para que funcionen las cámaras de bombeo.
El asesor técnico de Egasa indica que no habrá desabastecimiento a los agricultores ni la población. Les entregarán 4 m³/s del recurso hídrico mediante bombeo, el cual no dejará de funcionar porque Egasa tiene el control de la energía.
Sobre el impacto ambiental, Egasa identificó 86 especies de flora, cuatro animales nativos y 38 especies de aves, entre las que destaca el pato de los torrentes. Cuenta con 2.5 millones de soles para los planes de mitigación.
Los técnicos de Egasa negaron la presencia de restos arqueológicos en las zonas de intervención, según los permisos del Ministerio de Cultura (Ciras).
Sobre la disposición de residuos sólidos (desmonte y tierra) de la zona, indicaron que tienen un área concesionada fuera del Parque de las Rocas que utilizarán como depósito. La tierra extraída para la construcción del túnel de 5 km será usada para rellenar los huecos que mineros informales dejaron en ese mismo parque ecológico.
La construcción del proyecto se estima en 24 meses. Iniciará en enero de 2021. Según los especialistas de Egasa, deberán rendir informes de evaluación de las zonas intervenidas ante las autoridades.
Como aporte al turismo, Egasa retiraría lineas de conducción antiguas que sí cruzan por el Parque de las Rocas, construirá miradores turísticos y reforestará el valle con especies nativas.
No convencen a los defensores del Chili
Egasa no convenció al Frente de Defensa del Chili. Primero, observan que el caudal de 500 l/s es insuficiente para la subsistencia de especies vivas. Además, se afectará al turismo, atraído a la zona por actividades como el canotaje.
Consideran que la construcción ya representa un daño al ecosistema existente, además de la afectación al paisaje del valle de Chilina.
Aseguran que el Impla considera el valle como zona de reserva paisajista no edificable, y que la central pone en riesgo el título de Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Aún se está a la espera de la respuesta al recurso de impugnación contra la concesión definitiva del proyecto, otorgada por el Ministerio de Energía y Minas.