El 24% de candidatos por Arequipa no culminó sus estudios superiores
Postulantes no cursaron estudios universitarios ni técnicos. Especialistas señalan que los títulos no garantizan nada. El elector debe poner atención en la ética personal del postulante y sus intereses personales y del partido.
Mónica Cuti
Peruano y mayor de 25 años son los requisitos principales para postular al Congreso. Si no tienen estudios primarios, secundarios o superiores, no importa. Pueden candidatear. La carencia de formación académica no es requisito. Por eso en estos días de campaña ya se oyen propuestas descabelladas llenas de desconocimiento que abren la siguiente interrogante: ¿los estudios no deberían ser otro filtro?
Revisamos las 125 hojas de vida de los postulantes al Congreso por Arequipa. El 24%, equivalente a 30 candidatos, no culminó estudios superiores o jamás pisó una universidad o instituto superior. De los 30, 10 no culminaron sus estudios y los otros 20 no consignan profesión alguna.
Del universo de postulantes profesionales, la mayoría es abogado o ingeniero egresado de las universidades Católica de Santa María y San Agustín. En institutos superiores figura el Honorio Delgado y Pedro P. Díaz. En en las listas de Acción Popular, Fuerza Popular, Todos Por el Perú, Contigo, Frente Amplio y el Partido Morado predominan los profesionales. Le siguen Juntos por el Perú o Vamos Perú. En los demás partidos, de una fórmula de cinco, dos o tres candidatos carecen de formación profesional.
No es filtro
Es mejor elegir un candidato con buen perfil profesional sobre todo para un periodo corto: solo estará un año y tres meses y la prioridad será el debate de la reforma política.
El politólogo Jorge Bedregal La Vera opina lo contrario. Explica que los estudios universitarios tampoco garantizan nada. En la Perú hay varias universidades que no pasan los estándares de educación y otras que se crearon solo como negocio. “Los títulos no dicen nada, no me informan de su moral, su ética o las buenas intenciones. Hay profesionales con colmillos y esperan el momento para morder al Estado (robar), pero hay otros con gran moral”, dice.
Revisar la trayectoria política o su forma de vida es más eficiente para calificar a algún representante, dice. Los intereses personales o de la organización es otra problemática, menciona Bedregal.
En esto también coincide el politólogo Gonzalo Banda, por lo que indica que se debe evaluar al postulante para ver si está más interesado en ocupar un cargo directivo o en representar a la ciudadanía. Para Banda, un congresista debe ser un buen fiscalizador.
Sobre los cuestionamientos a los postulantes que desconocen de las actividades de un congresista o de normativas del gobierno, indica que para ello hay técnicos y asesores que deben servir de guía. “El congreso no hace gestión pública, aprueba un presupuesto general de la República a lo mucho, pero no ejecuta, un buen congresista es un buen fiscalizador a sus opositores. Este Congreso debe tener una gran labor de fiscalización, tienen que ser personas sin interés y que no quieran proteger a nadie”, dijo.
Son representantes
El sociólogo José Luis Ramos Salinas señala que un Congreso debe estar conformado por representantes de los diferentes sectores sociales y no exactamente personas que hayan estudiado determinadas carreras o tengan conocimiento de cómo opera el parlamento. Recalca que los asesores son quienes apoyan a los congresistas nuevos, técnicos que deben pertenecer al partido político, para que compartan el ideal y los objetivos de la organización, aunque ahora no hay partidos. “Como no hay partidos, los que conforman las listas muchas veces son invitados u oportunistas y la contratación de asesores se vuelve un negocio, por lo que recurrir a ellos está mal visto”, explica.
El sociólogo recalca que a quien debe elegirse es a personas que tengan trayectoria en sus partidos y que tengan una imagen limpia y proba.