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Sociedad

Un día envejeces y al otro despiertas en un albergue

Historias. En el Perú hay más de 400 mil adultos mayores que viven en extrema pobreza, pero existen solo 56 albergues acreditados. En uno de esos centros están Manuel y María, quienes esperan ser felices pese a las adversidades. El abandono también es violencia.

Por: Denisse Torrico H.

Manuel San Martín Pantoja, de 75 años, fue abandonado por sus hijos en la puerta de un albergue del Callao, luego de sufrir un accidente casero y permanecer un día en el hospital. Según su testimonio, él estaba convaleciente, a punto de golpearse la cabeza con el pavimento, cuando tocaron la puerta y huyeron en un taxi.

“Me trajeron con engaños, cuando yo desperté, ya estaba acá”, cuenta, con un rostro afligido, don Manuel, quien pese a su situación recuerda los buenos momentos, su plato de ceviche y la música de la Sonora Matancera, que solía escuchar.

Desde hace tres meses, Pocho, como le dicen los amigos, convive con los otros 27 albergados de la casa hogar Santa María de la Caridad, ubicada en el jirón Zepita 426, en el Callao. A su vejez, él sufre un abandono físico y emocional de los nueve hijos, a quienes alguna vez crío.

Al igual que Manuel, en el Perú hay 3 millones de adultos mayores, de los cuales más de 400 mil viven en una situación de extrema pobreza y requieren de una atención del Estado.

No obstante, pese a esta alta cifra, a nivel nacional solo existen 56 albergues acreditados, entre públicos y privados, y se estima que más de 60 funcionan en condiciones que aún no pueden verificar las autoridades, afirma el director de la Unidad de Servicios de Protección de Personas Adultas Mayores del Inabif, Edson Berríos, quien resalta el esfuerzo de su institución para reducir esta brecha.

Responsabilidad de todos

Este abandono y carencia de apoyo también es responsabilidad de la ciudadanía y de los mismos familiares, quienes, a pesar de existir la Ley del Adulto Mayor, que establece los deberes y obligaciones con las personas de la tercera edad, no ofrecen un verdadero compromiso.

A esta situación, la Defensoría del Pueblo precisa que el Estado está llamado a promover el acceso a programas sociales, como, por ejemplo, Pensión 65.

El fundador de la casa hogar donde Manuel San Martín pasa sus días, Rafael Meneses, ha emprendido una lucha, desde que creó el albergue el 8 de setiembre de 1993, para que los adultos mayores accedan a múltiples beneficios y al programa en mención. Sin embargo, pese a que fueron abandonados, no acceden a estos, debido a que tienen una vivienda y cuidados.

“Empezamos el trámite hace 7 años, pero rebotamos porque ellos ya estaban dentro de un albergue”, manifestó el administrador de empresas, quien espera que la situación cambie por el bien de los adultos mayores en el Perú.

Su vida en un albergue

María Josefina Cáceres, de 70 años, se crío en un albergue de monjas en Arequipa. Años después, ella ha vuelto a las instalaciones de una casa hogar para vivir su vejez.

Huérfana de madre y padre, llegó a Lima a los 15 años y fue ama de llaves para una familia alemana. Ella nunca tuvo hijos, pero no era algo que le preocupaba, pues siempre –según dice– estuvo enfocada en su trabajo.

Debido a la falta de familiares, decidió quedarse a vivir en la casa hogar Santa María de la Caridad, donde lleva 7 años.

Desde que abre la puerta del centro de atención para adultos mayores muestra su gran sonrisa y el amor por la vida.

Dice esperar todos los años el día de su cumpleaños para así comer torta de chocolate, no teme que cada año que cumple la acerque a la muerte, pues cree que existe un paraíso aún más grande del que vive.

Su inocencia rebasa límites. La también conocedora de la Historia del Perú considera que la solución a los problemas de pobreza y el abandono de los adultos mayores es fabricando monedas, miles de monedas, que permitan que la brecha social se reduzca. Ella no pierde la esperanza.

Propuesta de ley

Tanto María como Manuel han demostrado que a pesar de las adversidades o lo ingrata que es la vida, pueden ser felices y que su experiencia se puede replicar en miles de ancianos.

Es momento que se tome conciencia, tanto el Estado como la ciudadanía. Este sector de la población es el más olvidado, pese a que aportó bastante.

Hace poco, el congresista Rogelio Tucto presentó un proyecto de ley que sanciona con una pena de cárcel no mayor de cinco ni menor de uno el abandono a los adultos mayores por parte de los familiares directos.

Este proyecto que busca incorporar el artículo 150-A al Código Penal, se encuentra en la Comisión Justicia y Derechos Humanos, donde se espera que sea aprobado para su debate.

Claves

El 61% de los causantes de hechos de violencia contra los adultos mayores son sus hijos, según las cifras del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis).

Según la ONU, en seis años más, la población mundial mayor de 60 años se duplicará.

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