Astuquillca comienza a “psicosearse” por la extraña coincidencia de haber encontrado hasta cuatro casas sin habitante. ¿No será una trampa de los senderistas?, se pregunta.Jueves 26 de abril., El suboficial hace un recuento de sus padecimientos y empieza a encontrar coincidencias con las vivencias y sufrimientos de los personajes del reportaje de Gabriel García Márquez , Noticia de un secuestro (1996), que acabó de leer poco antes de partir hacia Kiteni . Las angustias, los temores y las esperanzas descritas por el escritor colombiano eran muy similares a lo que afrontaba el suboficial de la Dinoes , un secuestrado por la selva. Toda la noche medité sobre las casas abandonadas. Le daba vueltas a la posibilidad de que se tratara de una trampa de los terroristas. A todas las encontré abandonadas. Me llamó la atención sobre todo la última vivienda. Parecía que ante mi presencia los pobladores se fueron y dejaron a los burros. Es raro que la gente deje a sus animales sin que nadie los cuide. Pensé: ¿todo esto no será trampa de los terroristas? ¿No me estarán siguiendo? ¿Se han puesto de acuerdo con los pobladores para que yo vaya derecho hacia una trampa? Los senderistas te cazan como un animal. Te agarran por sorpresa, por traición, como lo hicieron como mis compañeros. Esta noche estuve muy inquieto. No quería que los senderistas me cazaran como un animal, o que me aniquilaran mientras dormía en la casa. Estaba “psicoseado”. Por eso iba de un lado a otro sin dejar rastro. Pero también reflexioné sobre el tiempo que ha pasado: quince días en la selva, perdido. Quince días, de los cuales más de diez sin contactar con nadie, sin ver un solo helicóptero, con la sensación de que nadie te buscaba. Nadie sobrevive tanto tiempo en la selva. Por supuesto que mucho dependía de mi preparación para situaciones extremas, aunque también debo reconocer que Dios puso de su parte. Dios quería que yo viviera. En el decimoquinto día milagrosamente no llovió. Amanecí con un fuerte dolor de cabeza. Me desperté por el fuerte rebuzno de la pareja de burros del corral. Estaban muertos de hambre. Esos animales eran mis únicos compañeros. Los habían abandonado sin nada de comida ni de agua. Yo no tenía nada que compartir. Solo les di agua y me fui del lugar apoyado en un bastón. Me fui hacia el monte. CAUTIVO DE LA SELVA Después de un par de horas el camino se bifurcaba. Decidí continuar hacia arriba y en el caminé otra vez encontré caca de burro en abundancia. Era el indicativo que estaba cerca a alguna población. Pensé: ¡Ojalá que esta vez encuentre a alguien! Hasta había comenzado a perder la voz porque no hablaba con nadie. Cuando uno después de varios días no se comunica con nadie, su voz se pone ronca. Continué el camino y divisé a lo lejos una casa, esta vez de dos pisos. Otro signo inequívoco de que había gente cada vez más cerca. Para variar, cuando llegué, no encontré a nadie. Para mi mala suerte la puerta estaba trancada desde adentro. Pensé: ¡Carajo, ahora voy a tener que meterme por el techo! Dudaba porque mi pierna herida no iba a resistir. La otra vez lo hice porque se trataba de una vivienda de un piso. Mis heridas iban a empeorar por el esfuerzo. Después de pensarlo varios minutos, finalmente opté por ingresar por el techo pensando que podía encontrar medicamentos. VALIÓ LA PENA EL RIESGO ¡Había una mina de alimentos! Arroz, frejol, leche, avena… ¡Me puse a cocinar de inmediato! La cocina era a leña y primero me hice arroz y luego bebí mucha leche. Era lo más decente que había comido en quince días. Gocé con tanto placer que hasta tuve sentimiento de culpa. Después exploré la casa y encontré una chacra de toronjas. Las frutas estaban maduras y me comí un par. Parecía que los habitantes de la vivienda se habían ido hacía poco. Otra vezme asaltó la psicosis. Pensé: ¿y si todo es una trampa de los terroristas? ¿No me están dejando migas de pan para que siga el camino que ellos quieran que yo siga? No puede ser coincidencia que encuentre cinco casas, incluida una de dos pisos, ¡y no encuentre a nadie! Excepto a dos burros, claro. En eso pensaba hasta que me atrapó otra vez la noche. Después de hacer un recuento me di cuenta de que muchas cosas que me habían pasado hasta el momento se parecían a lo que habían sufrido los personajes de Noticia de un secuestro, el libro de Gabriel García Márquez que había terminado de leer poco antes de llegar a Kiteni. De alguna forma yo también era un secuestrado, pero de la selva. QUÉ PASABA EN EL PAÍS Población escapa de enfrentamientos Cerca de 500 personas entre nativos y colonos abandonan los poblados de Kepashiato y Alto Laguna, pertenecientes al distrito de Echarate, provincia cusqueña de La Convención. Se desplazan debido al clima de violencia generado por los choques entre las fuerzas del orden y los terroristas. "La población está atemorizada. Kepashiato no está en el Vrae , no debe estar en emergencia", se quejó el alcalde de Kepashiato, Rosalío Sánchez, quien hizo un llamado al Ejecutivo para el cese del fuego cruzado. MAÑANA: Astuquillca escucha disparos de enfrentamiento terrorista.