Para que los senderistas que lo buscaban no lo detectaran, Luis Astuquillca, herido en su pierna derecha, subía el monte y bajaba al río.Miércoles 18, Al principio llevaba la cuenta de los días en la selva con los dedos de la mano. Los identificaba por los hechos importantes que habían ocurrido desde que descendí del helicóptero. El primer día, jueves 12, fuimos insertados en la selva Landert Tamani, César Vilca y yo. El segundo día, viernes 13 los terroristas mataron a mi compañero Tamani e hirieron a Vilca. El tercer día, sábado 14 pasaron dos helicópteros pero nunca nos vieron. Y el cuarto día, domingo 15, fue el peor, porque me separé de mi “Camachín” César Vilca cuando fui herido de bala en la pierna y en el codo. Ahí me quedé. Una vez monte adentro, perdí la noción del tiempo. No sabía dónde me encontraba. Estaba completamente solo en la selva. Sombras nada más Amanecí con un poco de fiebre. Estaba caliente y por un momento tembló el cuerpo. “Dios mío, ayúdame, dame fuerzas para seguir adelante. Virgen de las Nieves, no me abandones”, rogaba en silencio y miraba hacia el cielo. Al poco rato sentí una energía que entró en mi cuerpo y me levanté. En la mañana del miércoles 18 de abril afortunadamente no llovió, bajé en diagonal al río y tomé agua. Habré caminado por el borde del río como una hora y a lo lejos vi dos casas. Me emocioné mucho. En esos momentos pensé encontrar algún poblador o nativo de la zona, pero en las casas no había nadie. Estaban abandonadas. En ese lugar decidí descansar . Recostado entre la madera, recordé las bromas de mi querido “Camachín” César Vilca momentos antes de subir al helicóptero del Ejército que en la mañana del jueves 12 de abril no trasladó de Kiteni hasta Alto Laguna donde nos emboscaron los terroristas. Vilca estaba muy entusiasmado. Todos sabíamos que era una misión muy peligrosa. Para relajarnos, contábamos chistes. Unos decían que al regresar después de acabar con los terroristas nos iban a premiar. Entonces, mi compañero César Vilca intervino: "Y si no es así, al menos nos darán un ascenso póstumo al retornar", bromeó. Todos mis compañeros de la Dinoes estallaron en risas sin presagiar lo que significaban las palabras de "Camachín" Vilca. En el sétimo día mi táctica de subir el momento y bajar al río para perder a los senderistas me estaba dando resultados, pero implicaba un gran gasto de energía y de sangre porque tenía una pierna herida de un balazo. Subir y bajar me ayudaba a sobrevivir, pero también podía significar mi muerte. No sabía cuánto tiempo resistiría. Por la tarde nuevamente caminé rió arriba, arrancando hongos de los troncos y gusanos silvestres para comer. Me sentía débil y hasta se me nublaba la vista. Había perdido peso porque hasta el pantalón me bailaba. Para mi mala suerte, volvió a llover. El barro entorpecía mi desplazamiento. Tenía que avanzar si no la noche me ganaba. Este día tampoco pasó ningún helicóptero. Ya estaba perdiendo la esperanza de que me estuvieran buscando. Al final de la jornada me estaba curando con hojas de árboles la herida que sangraba, cuando escuché un ruido. "¡Mierda, los terroristas!", pensé: "Me están 'reglando' los terrucos". Me escondí en la maleza para ver. Era un sajino que, como yo, estaba perdido. MAÑANA: "Siento que la selva me está tragando". Qué pasaba en el país Ofrecen 20 mil soles por información Por iniciativa del director de la Policía Nacional, general PNP Raúl Salazar Salazar, el jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, general EP Luis Howell Ballena, ofrece a los pobladores de Yuveni 20 mil soles de recompensa por información sobre la ubicación de los suboficiales César Vilca y Luis Asquillca. Los familiares de Vilca y Astuquillca creen que sus hijos siguen vivos e instan a las fuerzas del orden a no desmayar en la búsqueda y ubicación de los efectivos de la Dinoes.