Drástica sentencia. Tribunal penal lo condena a 25 años de prisión. Magistrados señalaron que una motivación política no justifica que se cometan los delitos de homicidio y de secuestro de policías. Sentenciados apelarán. César Romero Calle. Antauro Humala Tasso fue condenado a 25 años de prisión por planificar y dirigir la toma de la comisaría de Andahuaylas y ordenar el asesinato de cuatro policías, entre el 1º y el 4 de enero del 2005. Así lo resolvió ayer la 1ª Sala Penal de Reos en Cárcel de Lima al dictar sentencia contra Humala y dos de sus lugartenientes: Tito Palomino Almanza, condenado a 20 años de cárcel, y Daniel Ludeña Loayza “El Centinela”, quien recibió 15 años de prisión. Además, deberán pagar una reparación civil solidaria de 100 mil soles al Estado, tres mil a cada uno de los 21 policías secuestrados y 280 mil por cada víctima de asesinato, lo que suma 1’281,000 soles. La sentencia, que no se leyó en su integridad, sino solo en sus fundamentos y parte resolutiva, estableció que Humala y Palomino cometieron delitos de rebelión, secuestro y homicidio calificado, entre otros. Antauro cumplirá su pena el 3 de enero del 2030 y Palomino el 2025, aunque podrían salir antes con beneficios penitenciarios. Al “Centinela” solo le probaron delitos de rebelión y homicidio y estará en prisión hasta el año 2020. Sin justificación El tribunal presidido por la jueza Carmen Rojjasi e integrado por Luis Carrera y Rita Gastañadui precisó que en este caso no se juzgó las motivaciones políticas de Antauro y sus seguidores, sino la comisión de una serie de delitos. “El derecho penal no puede justificar bajo este supuesto (una motivación política) la comisión de ilícitos penales, sea que los mismos formen parte de una ideología partidaria o sea que tomando como escudo una determinada agrupación se lleve adelante un proyecto personal”, anota la sentencia. Igualmente, se indicó que Antauro pagó los pasajes y estadía de los reservistas movilizados a Andahuaylas, y que también les ofreció beneficios económicos y cargos públicos. La jueza Rojjasi no permitió que los condenados hicieran arengas al pedírseles su opinión sobre el veredicto y silenció las protestas diciendo que el tribunal entendía que se reservaban el derecho a apelar. La abogada de Antauro, Rosa Montero, se quejó de un supuesto cambio del veredicto porque se leyó que la condena a Ludeña era por mayoría. Rojjasi precisó que eso fue un error y que el veredicto fue por unanimidad. Montero anunció que apelarán a la Corte Suprema. El veredicto se leyó en un ambiente externo del penal de Lurigancho ante un pequeño grupo de etnocaceristas, familiares de los policías asesinados y la prensa. Investigación Comandante. El tribunal pidió a la fiscalía investigar la actuación del teniente coronel del Ejército Alejandro Berrocal Guevara, pues de las declaraciones recibidas en las audiencias del juicio se evidenciaría que estuvo enterado con anticipación de la asonada de Andahuaylas, y que evitó que patrullas del Ejército contrarresten el accionar de los reservistas y de, entre otros, el cabo en actividad Daniel Ludeña. Padres de las víctimas en contra del fallo José Chávez Huamán y Adolfo Cahuna Martínez, padres de dos de los oficiales de la policía asesinados durante el Andahuaylazo, se quejaron de las penas impuestas y que en la sentencia no se hablara de la supuesta responsabilidad de Ollanta Humala. “Esperábamos que pusieran 35 años de cárcel a Antauro Humala, que nunca saliera de prisión. Tampoco se dijo nada de las comunicaciones de Antauro con Ollanta Humala”, afirmó Cahuana Martínez. Un etnocacerista, identificado como Luis Camacho Arévalo, golpeó con los puños a un camarógrafo del Canal 13 de televisión, minutos después de que comenzó la lectura de la sentencia. Este personaje estuvo desde temprano incomodando a los periodistas mientras se esperaba la orden de ingreso a la sala de audiencias. Camacho fue detenido y será denunciado por causar alboroto en una sala de audiencias, dijo el fiscal de prevención del delito Omar Balbín. Un gran contingente de policías con uniforme y de civil vigilaron dentro y fuera de la sede judicial que no hubiera desórdenes de los seguidores de Antauro.