Política

Yonhy Lescano: “En el camino que va, pienso que Acción Popular tiene el riesgo de desaparecer”

El excongresista y exmilitante de Acción Popular habla sobre los motivos que lo llevaron a renunciar al partido.

Ambición. Lescano señala que está en proceso de inscribir a una nueva organización política. Foto: difusión
Ambición. Lescano señala que está en proceso de inscribir a una nueva organización política. Foto: difusión

El excongresista y excandidato presidencial Yonhy Lescano renunció a su dilatada militancia en Acción Popular (AP). En esta entrevista expone las razones que le hicieron tomar esa decisión. Sostiene que en los últimos tiempos el partido se ha ido pegando a la ultraderecha. Anuncia que piensa inscribir una nueva organización.

—¿En qué situación se encuentra Acción Popular?

—AP está en una severa crisis institucional porque no ha sabido mantener su ideario, su ideología, sus principios. Desde que estuve en el Congreso, varios colegas de la bancada traicionaron la práctica tradicional del partido y se pegaron a la derecha bruta y achorada, a la derecha extrema. Eso se hizo una constante. Luego de la disolución del Congreso (el 2019), los parlamentarios —que no eran pocos— pudieron levantar al partido, no lo hicieron. Y la actual gestión, lamentablemente, ha ido en la misma dirección, la de plegarse a la ultraderecha y tener intereses subalternos. Por eso, muchos están investigados en la Fiscalía.

—¿AP es un partido de ultraderecha ahora?

—Lo que digo es que quienes han llegado al poder, al Congreso, han desconocido lo que hizo Belaunde, el trabajo que nosotros hicimos antes, y se han pegado a grupos en los que están el fujimorismo, el señor Porky. Pero el partido en su origen no es de derecha, menos de ultraderecha. Es de centroizquierda. Usted puede hablar con Francisco Miro Quesada Rada, que es hijo del ideólogo del partido. Pero AP ha ido mutando en el tiempo con estas gestiones parlamentarias que han sido fallidas.

—Usted anunció su renuncia…

—Sí.

—¿En qué momento decidió dar ese paso?

—Pedí mi licencia al partido hace año y medio. No podía estar haciendo actividades en un partido con evidentes falencias en su actuar. Los representantes ante el pueblo y los dirigentes mismos han abandonado la ideología. Y, como le digo, las gestiones parlamentarias, en estos tres últimos periodos, han sido desastrosas y han desacreditado a AP. Se han dejado llevar por los aventureros, se han dejado llevar por —a decir de los fiscales— unas organizaciones criminales que tienen el rostro de partidos. Eso no se puede permitir. De manera permanente, estos señores que entraron al Congreso ahora, con el trabajo de las bases y de la plancha presidencial…

—Plancha presidencial que usted lideró.

—Así es. Han atacado inescrupulosamente a su candidato presidencial.

—Es decir, usted.

—Sí. Y muchos de ellos no iban a llegar jamás (al Congreso) si no hubiese sido por el apoyo del pueblo y también por la locomotora de las bases y de los candidatos a la presidencia y vicepresidencias. Ha habido ataques permanentes, de pretender abrirme procesos disciplinarios porque estaba declarando sobre temas del Congreso cuando es mi derecho de opinión. Fue una campaña de estos grupos derechizados investigados por corruptos la que provocó que renuncie.

—Para alguien que ha militado años, que ha sido congresista, candidato presidencial, ¿no valía la pena tratar de dar la pelea?

—Es que era imposible recuperar al partido. Se quiso hacer. Se pensó que habría una nueva dirigencia que podría recomponer las cosas; sin embargo, no se quiere hacer nada, no hay capacidad de rectificación. Ellos piensan que están yendo por el buen camino, pero, a ojos de la gente, AP está seriamente desacreditado. Se agotaron todos los esfuerzos para salvar a AP, pero era imposible. Hice esfuerzos muy grandes; sin embargo, no se puede trabajar, porque están infiltrados intereses que no van a permitir reconstruir al partido en el camino que quisiéramos yo y otros. Además, le recuerdo esos ataques internos y perversos de militantes, de dirigentes, que me dicen de todo. Hasta me difamaron con unos mensajes falsos.

—¿Lo dice por la denuncia de acoso en su contra?

—Esa fue una difamación hecha con mensajes falsos. ¿Usted cree que alguien del partido se levantó? Nadie. El único fue Manuel Dammert, que ya falleció.

—Lo de la denuncia de acoso es un tema que no agotaremos ahora. Sí quiero preguntarle: ¿AP puede desaparecer?

En el camino que va, pienso que AP tiene ese riesgo de desaparecer. He escuchado que harán alianzas con la ultraderecha para evitar que se pueda…

—Perder el partido, perder la inscripción.

—Perder el partido. Es que ante este desprestigio, los militantes de base se están yendo. Estos señores que han estado en coqueteos con la ultraderecha son los culpables de la desintegración del partido. Ojalá que eso no suceda.

—Con su renuncia, ha seguido un poco la senda de Mesías Guevara.

—No, no. Mire, yo ni sabía que iba a renunciar. Yo ni sabía que lo iba a hacer. Pero sí creo que los ataques que ha recibido él no llegan ni al uno por ciento de lo que me han hecho a mí, incluso siendo un excandidato presidencial. Hasta ahora estoy en procesos judiciales, encarando juicios. En algún momento se tenía que romper la pita. Muchas ideas y cosas de AP me las estoy llevando.

—¿Va a formar otro partido, entonces?

—En eso estamos, Enrique.

—¿Con quiénes?

—Es una iniciativa de gente de Puno para constituir un partido, porque uno tiene que ir con sus propios ideales, con sus propios principios, con su experiencia para construir un proyecto en favor del Perú. Me invitaron de varios grupos políticos, pero no acepté. Hay gente que quiere continuar con el proyecto iniciado cuando fui candidato presidencial. Lo digo con sencillez y humildad.

—¿Sí sabe que el Congreso ha elevado de nuevo la valla para inscribir partidos, no?

—Sí, pero el grupo de puneños compró el kit electoral antes de la aprobación de ley y pareciera que no nos afecta.