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Política

Christopher Acosta: “El único fin del periodismo es hacerle rendir cuentas al poder”

Entrevista al periodista y autor del libro Plata como cancha, quien revela que investiga a César Acuña desde hace diez años. Pide a sus colegas cuidar esta labor.

El periodista Christopher Acosta fue condenado por difamación agravada, en primera instancia. Pidió a sus colegas cuidar esta labor. Foto: Gerardo Marín/La República
El periodista Christopher Acosta fue condenado por difamación agravada, en primera instancia. Pidió a sus colegas cuidar esta labor. Foto: Gerardo Marín/La República

¿Es cierto que Uceda es el periodista que te “descubre” en el periodismo trujillano?

(Ríe) Qué te puedo decir… A él no le gusta que yo diga que es mi maestro. Cuando se lo he dicho, dice que no es maestro de nadie. Pero sí, lo considero así, Ricardo Uceda ha sido para mí una pieza fundamental en mi formación, es además una persona muy cercana. No sé si decir que es ‘mi Ferrando’, pero ha sido fundamental en mi crecimiento profesional.

En un primer momento, cuando empiezas a destacar en el periodismo trujillano, ¿cuáles eran tus referentes a seguir?

Ya desde las aulas universitarias, incluso desde los últimos años de la secundaria, he sido admirador de periodistas como Gustavo Gorriti, Ricardo Uceda, César Hildebrandt, que para mí marcan la época dorada del periodismo de investigación, no solo por la relevancia de sus aportes, sino por las condiciones de dificultad en la que han hecho periodismo, en dictadura. Han sido y siguen siendo grandes referentes y por quienes tengo el mayor de los respetos.

Te pregunto por tu formación porque en tu libro se nota una búsqueda del dato, de la precisión, de hacer investigación, de allí la importancia de tus convicciones periodísticas.

Mira, para mí el único fin que debe perseguir el periodismo es hacerle rendir cuentas al poder. Independientemente de donde provenga, si es un poder económico, político, independientemente de la ideología que represente. No podemos hablar de periodismo si no hablamos de una convicción por los intereses públicos. Y creo que desde esa honestidad se debe practicar esta profesión a la cual respeto mucho y a la cual me debo. Quienes ejercemos el periodismo debemos cuidar la profesión. Actualmente vivimos tiempos en los que el periodismo es vapuleado y pese a esa mala reputación que para algunos se ha ganado debe ser ejercido con responsabilidad y amor. No me imagino hacer otra cosa que no sea periodismo y gracias a la vida se me ha dado dedicarme exclusivamente a esto.

Es una etapa peligrosa para el periodismo por las presiones del poder político, de los poderes económicos.

Y mira tú que inicialmente en la campaña electoral a la gente se le metió mucho miedo sobre que la censura y las presiones provenían de un gobierno de ultraizquierda. Pero más bien estamos viendo que los intentos de censura y las presiones están viniendo de grupos de poder privado. No otra cosa es lo que está persiguiendo a Pedro Salinas, Daniel Yovera, Paola Ugaz, y ahora a mí. Ese hostigamiento no está viniendo del Estado, está viniendo de poderes que se creen impunes y se consideran por sobre las necesidades de ser escrutados.

¿Por esta visión del poder es que investigas a César Acuña desde cuando era alcalde?

Investigo a Acuña desde hace diez años por lo menos. No es por tanto un trabajo improvisado. No es que de pronto se me ocurrió escribir un libro sobre el señor Acuña, que tenía que acabarlo en un par de meses por solo publicarlo y fastidiarlo, como se ha dicho. Acuña me conoce. Tengo claro que él me ubica, sabe quién soy, porque le he pedido opinión de los temas que investigo, entrevistas. He tenido, sí, una oportunidad de entrevistarlo para la revista Poder. Entonces mi interés por este personaje político no es de ahora. Pero es un interés netamente periodístico y honesto. A mí Acuña no me ha hecho absolutamente nada, no le tengo ninguna obsesión, como dice él, mi interés es absolutamente periodístico. Y puedo decirte: ni siquiera me cae mal. Mucho menos ahora que ha conseguido condenarme le guardo rencor. Si él piensa que lo mío es una obsesión, está muy equivocado.

En el libro lo retratas como una figura que se ha hecho con base en la compra de silencios, acuerdos extrajudiciales, arreglos… ¿En algún momento hubo un acercamiento, una insinuación, para un acuerdo contigo?

No, no ha habido un ofrecimiento directo. Por supuesto que cualquier tipo de ofrecimiento hubiera sido inmediatamente rechazado. Y tanto no he accedido a nada que la respuesta es la existencia del libro.

Tu libro no es un conjunto de citas, sino un perfil con investigación, con documentos, ¿pero no crees que la gente puede quedarse con la idea de que es un glosario de citas debido a la defensa de tu caso?

El libro no es un mero recojo de archivos preexistentes sobre Acuña y de citas hechas, es un perfil de investigación a profundidad sobre Acuña. Si últimamente se ha estado hablando de la cita de terceros es porque a eso nos ha llevado la demanda del señor Acuña, que al no encontrar ningún pasaje del libro donde lo llame yo violador o malversador o corrupto, como viene repitiendo su defensa, ha optado por intentar transferirme la responsabilidad de lo que terceros dicen sobre él. Pero no quiere decir que mi libro sea una recopilación. Creo que mi libro lo molesta porque aporta una fotografía probablemente lo más certera posible de todo su poder y de todas las capas que envuelven su figura pública. Eso lo ha fastidiado.

La defensa de Acuña, el Dr. Ghersi, ha dicho que tú cuentas las cosas a la mitad, medias verdades. Dice: “Acosta junta todo lo malo que se dice en las redes sociales y lo ha publicado”.

A mí Enrique Ghersi no me va a enseñar a hacer periodismo. Ya no soy joven, ya tengo unos años dedicándome a esto y sé perfectamente qué hace y qué no hace a un periodista. Las historias que retrata el libro tienen por supuesto una culminación. A ellos no les gusta que yo haya referido y haya citado los testimonios de tres testigos, secretarios de Montesinos, que lo vieron en el SIN, pese a que el libro expresamente dice que Acuña nunca fue acusado por la comisión congresal que investigó esos casos. O no le gusta que yo diga las veces que su esposa se refirió a supuestos maltratos pese a que el libro pone el contexto y dice que ella lo afirma en medio de una batalla legal de repartición de bienes... Creo que la gente tiene todo el derecho de acceder a la obra. Y eso es lo que le pido a la gente, que tenga su propia opinión, que no me crean a mí, no le crean a Acuña, que accedan al libro y vean si les parece difamatorio o no.

Otro argumento de Ghersi es que no hay peligro para la libertad de expresión, pues el libro se sigue vendiendo.

Lo que no quiere decir Ghersi o no quiere recordar es que también su estudio estuvo detrás de la demanda que intentó detener la difusión de la obra solicitando a Indecopi que requise todos los ejemplares de los puntos de distribución y librerías bajo al absurdo argumento de que la frase “Plata como cancha” le pertenecía a Acuña. Por favor, ¿a qué está jugando Ghersi? ¿Por qué no dice la historia completa?

¿Cuál crees que es la razón del juicio? No debe ser el dinero. ¿Quizás fue la única manera de responder a la cantidad de información de tu libro?

Hay algo que la gente no ha podido conocer, porque el juzgado se negó a hacer públicas las audiencias previas. Y es que el señor Acuña se ha referido en el proceso de este juicio más de una vez a la supuesta obsesión que tengo con él. Creo que él ve la oportunidad de sancionar, de castigar, un trabajo periodístico y a un periodista interesado en su vida como personaje público. A mí lo único que me ha llevado a investigarlo con tanta acuciosidad es una coincidencia geográfica: Acuña empezaba a ser político cuando yo empezaba a ser periodista en Trujillo. Esta coincidencia es lo único que explica mi interés genuino y honesto por este político que hasta ahora no se concibe como un personaje público.

Con tu condena, ¿crees que es un peligro hacer una biografía no autorizada en el país?

Creo que el peligro más que en trabajar en biografías no autorizadas está en el personaje que investigas. Porque no es la primera vez que en el Perú se publica un libro sobre la historia de un político. Se vienen publicando varios. Y nadie ha tenido la reacción de Acuña, no sé si es porque no acaba de entender que es un personaje público y como tal es pasible de ser investigado o porque alguien en el oído le ha hecho creer que esta es la manera de silenciar a un periodista. Si César Acuña piensa que con esto me va a callar, me va a meter miedo y voy a dejar de publicar sobre él, está equivocado. Voy a seguir investigándolo con la misma energía y convicción que lo vengo haciendo, como voy a investigar a políticos de todos los colores políticos. Eso es lo que hago, no es otra cosa.

Es hacer periodismo de investigación puro y duro.

Tal cual, incluso ahora quizás con más fuerza debido a la respuesta masiva y unánime que ha habido para defender al periodismo. No recuerdo otro caso en que el periodismo en Perú e instituciones nacionales o internacionales se hayan unido para defender, no a un periodista, sino para defender las libertades informativas que gozamos periodistas y ciudadanos. No es la lucha de un periodista contra un magnate. Es la lucha de un país contra una persona que se cree intocable y considera que el periodismo y la ciudadanía no tienen el derecho de expresarse libremente sobre él.

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“A mí me ha sorprendido mucho la reacción de Acuña”

Y a estas alturas, ¿que piensas de él con todo lo que ha pasado? Porque en tu prologo empiezas con una sentencia que quedará impregnada allí: si César Acuña no fuera rico, estaría, probablemente, preso.

Esa frase se ha convertido casi en el slogan del libro, pero más que una opinión es una deducción lógica de los casos que el libro documenta. Acuña consigue, gracias a acuerdos confidenciales, acallar a las personas que tenían una historia negativa que contar sobre él. Al profesor Otoniel Alvarado, de quien se apropia un libro. A su exesposa Rosa Núñez, que contaba episodios de violencia. A su hermano Virgilio Acuña, a quien según el libro y su versión lo saca, lo expulsa, del negocio universitario. Además de algunos denunciantes trabajadores de la universidad que cuentan en el libro cómo fueron instrumentalizados para su campaña política. Más que una opinión es una deducción, una inferencia propia, mía, basada en los testimonios, documentos, que he logrado conseguir para mi libro.

¿Esperabas esta reacción de Acuña ante tu libro Plata como cancha?

A mí me ha sorprendido mucho la reacción de César Acuña, porque yo antes de esto tenía una imagen mucho más cordial y más democrática de él. Yo he coincidido más de una vez en el aeropuerto, en Lima o en Trujillo y siempre nos hemos saludado de la manera más cordial, y he tenido una relación cordial no solo con él, sino con su entorno, pese a que ya me identificaban como el periodista que más lo investigaba. Por eso es que me ha sorprendido tanto esta reacción.

Una reacción que logró otro efecto.

Sí, una reacción que ha conseguido exactamente lo contrario que buscaba Acuña. El libro se ha convertido, sin que yo lo espere necesariamente, en un éxito en ventas. El libro está próximo a cumplir un año los primeros días de febrero, y no se deja de hablar de él por la arremetida de Acuña.

Hay quienes dicen que esto fue una estrategia publicitaria para que el libro se venda más...

Le diría a la gente que piensa eso que si fuera real sería el mismo Acuña el jefe de esa campaña de marketing... Él que ha conseguido el efecto absolutamente contrario a lo que buscaba. Ha conseguido que la obra se convierta en un boom editorial como no se veía hace mucho tiempo.

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