El homenaje del escritor Luis Nieto al alcalde de Cusco, Ricardo Valderrama
El escritor cusqueño Luis Nieto recordó, en una publicación en Facebook, el trabajo del alcalde de Cusco, Ricardo Valderrama, como antropólogo y escritor de cuentos de mitología andina.
La muerte del alcalde provincial de Cusco, Ricardo Valderrama, ha generado conmoción en la población cusqueña. El burgomaestre falleció el último domingo tras estar más de 30 días internado por la COVID-19.
En Facebook, el escritor cusqueño Luis Nieto Degregori recordó en una publicación el trabajo de Valderrama como antropólogo y escritor de cuentos sobre mitología andina.
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En sus palabras rememora que Valderrama trabajó siempre en compañía de su esposa Carmen Escalante y que en todos los libros que escribió siempre figuraba el nombre de ambos.
A continuación la carta que escribió el escritor Luis Nieto Degregori como homenaje al alcalde Ricardo Valderrama:
En camino hacia el Coropuna
Ricardo Valderrama ha partido. Se contagió con la COVID-19 entregándose sin reservas a sus funciones de alcalde del Cusco y es esta circunstancia la que en estos momentos ha conmovido a la sociedad regional, pero eso no debe hacernos olvidar su aporte a la antropología cusqueña, tal vez el más importante en las últimas décadas junto al de Jorge Flores Ochoa, también fallecido recientemente.
Ricardo, hay que decirlo, desarrolló la mayor parte de su labor intelectual conjuntamente con Carmen Escalante, su esposa. Todos los libros que ellos han publicado y la mayor parte de sus artículos están firmados así, Ricardo Valderrama y Carmen Escalante. Rendir pues homenaje a Ricardo es hacerlo al mismo tiempo a Carmen y, en estos momentos, es también una forma de acompañarla en su dolor y pesar.
Han transcurrido más de cuarenta años desde la publicación en 1977 de “Gregorio Condori Mamani. Autobiografía”, seguramente el único best seller de las ciencias sociales cusqueñas, con varias ediciones bilingües quechua-español en Perú y con traducciones a muchas lenguas. La historia de vida de este cargador cusqueño, complementada con la de Asunta Quispe, su esposa, desató en su momento un verdadero boom en la antropología peruana. No se trató, sin embargo, de un interés pasajero, pues el paso de los años solo ha consolidado el prestigio de este libro.
A Asunta Quispe, mujer indígena que durante toda su vida luchó contra la adversidad y no solo sin perder su dignidad como persona, sino conquistando día a día una vida mejor, le pido prestadas con todo respeto estas sabias palabras: “Todos, desde los tiempos de nuestros abuelos, solo somos pasajeros en esta vida. Pero nuestra alma, que es nuestro espíritu, no desaparece… Está viviendo la otra vida, en el hanaq pacha. Allí se descansa de los sufrimientos de esta vida.”
En la misma línea de “Gregorio Condori”, Ricardo y Carmen publicaron “Nosotros los humanos” en 1992. Se trata de las historias de vida de dos abigeos cotabambinos, Victoriano Tarapaku y Lusiku Ankalli, recogidas nuevamente en quechua y castellano. Este, sin embargo, es un libro distinto a Gregorio Condori, con mayor riqueza etnográfica y con un aliento poético que solo se había encontrado antes en algunos de los cuentos quechuas publicados por José María Arguedas. Los largos años de trabajo que Ricardo y Carmen pasaron en el Colca dieron su fruto en 1997 en el libro “La doncella sacrificada, mitos del valle del Colca”, donde reunieron buena cantidad de mitos y leyendas de los distintos pueblos del valle. Una constante en estos mitos curiosamente es la presencia de los incas cusqueños con un rol civilizador.
En general, el rescate de la tradición oral ha sido en los últimos años el lado más fuerte del aporte intelectual de la pareja de antropólogos y podemos esperar que pronto será recogido, por Carmen, en más de un libro. Estas líneas quedarían incompletas si no recordáramos que en su casa de San Jerónimo Ricardo y Carmen, con su don de gentes, fueron a lo largo de las últimas décadas los principales anfitriones de intelectuales de gran talla que trabajaban en Cusco o visitaban la ciudad. Esas tertulias, para mí personalmente, fueron tan enriquecedoras como la lectura de las historias de vida que tan magistralmente recogieron estos mis amigos. De los numerosos artículos que publicaron Ricardo y Carmen, uno de mis preferidos es “Apu Qorpuna. Visión del mundo de los muertos en la comunidad de Awkimarka”. Quiero creer, como se dice en ese texto, que Ricardo ha empezado su ascenso al Coropuna, ese imponente nevado de Arequipa donde se cree que habitan quienes han dejado este mundo. Y uniéndome al arreador de su alma quiero decir: “Apu Qorpuna, ahora que ya está en tus manos llévatelo a este tu hijo para que ya no sufra en esta nación.”