David Sulmont: “El panorama electoral es muy incierto, es difícil predecir lo que pasará el domingo”
Entrevista al sociólogo y especialista en técnica de investigación y análisis social.
Por: Liliana Rojas
A días de las elecciones congresales, muchos aún no saben por qué agrupación o candidato votar. ¿Por qué ocurre esto?
Por dos razones: los partidos que funcionaron en el Congreso anterior han quedado desprestigiados y las otras agrupaciones no han tenido tiempo de consolidarse para la opinión pública. Hay un clima general de desconfianza y descontento con los políticos que han estado en el Parlamento anterior, pero tampoco hay una claridad en la otra orilla donde la mayoría de candidatos son novatos en la política y sus propuestas no son diáfanas.
¿Eso no se preveía?
Esto se explica porque hay dos campañas, una por el voto del partido y otra por el candidato. Es decir, hay tres problemas: partidos desprestigiados, partidos desconocidos y candidatos que hacen campaña y son desconocidos. El elector no tiene elementos para evaluar a los candidatos, salvo los de los partidos ya conocidos. No es problema de los electores, sino que no tienen los elementos para evaluar la oferta política y escoger al candidato. Hay una exigencia de renovación de parte del electorado, pero hay pocas pistas para la elección.
No es problema de los electores, pero todos sufriremos las consecuencias.
Los electores están confrontados a una situación muy complicada: por un lado tienen una oferta que fue rechazada por su desempeño en los años pasados y, por otro, nuevos partidos con candidaturas desconocidas que no tienen un recorrido suficiente para ser evaluados. No hay pistas. Además, la campaña es muy corta, y no hay liderazgo nacional con un candidato presidencial, lo que ayudaría.
Con este panorama, ¿qué resultados podemos esperar?
Es muy incierto, lo más probable es que logren ingresar los partidos más conocidos como Acción Popular, Fuerza Popular, probablemente el Partido Morado, Alianza para el Progreso, pero ninguno tendrá mayoría aplastante. Tendremos un Parlamento fragmentado en el que los partidos con más votos –15% será como sacarse la lotería– van a ser los más conocidos, con mayor exposición mediática y más antiguos. Entonces será necesario identificar a quienes podrían tener la capacidad de tejer ciertas condiciones temporales para sacar adelante proyectos de ley, por ejemplo, para las reformas políticas y judicial y la fiscalización al gobierno.
Es decir, buscar los consensos que no había en el Congreso.
Lo más probable es que no haya una mayoría clara, ni pro ni antigobiernista y servirá probablemente para que el electorado tenga la posibilidad de evaluar qué están tejiendo los partidos.
¿Esa fragmentación no será favorable para el gobierno como dicen sus opositores?
La fragmentación tiene sus pros y contras. Será favorable para el gobierno porque podrá marcar la agenda política, porque no tendrá una fuerza opositora al frente, pero le será complicado poder construir y sacar adelante proyectos de ley.
¿Las denuncias y escándalos que han marcado la semana han tenido efectos en las preferencias electorales?
Sin tener encuestas es difícil predecir eso. Se tiene que ver qué importancia le da la ciudadanía, por ejemplo, al tema (supuesta infidelidad) del señor Julio Guzmán. En el pasado ha habido casos parecidos.
¿No les habrían afectado mucho a los candidatos del Partido Morado?
No lo sabemos. Puede tener algún efecto que beneficie a otros partidos. Es muy difícil predecirlo.
¿El voto en blanco y nulo podría llegar al 60% y obligar a nuevas elecciones?
No. Creo que ni siquiera llegará al 40%, al contrario, tenderá a bajar. Será más alto que en las elecciones pasadas pero tenderá a bajar. El elector quiere que su voto sea útil y buscará el mal menor, el menos malo. Normalmente, los votos en blanco tienden a distribuirse en la proporción de los votos válidos.
Será un voto de última hora, mientras se hace la cola.
No sé si tanto en la cola, la gente votará en función de por quién votará el papá, la mamá, o la persona en que más confía. Los que ya han decidido su voto van a influenciar en los que aún no lo han hecho.
¿Hubo suficiente esfuerzo para que los electores tengamos la información necesaria?
El problema no es de tiempo, sino de recursos y de claridad en el mensaje, de disciplina en la campaña. En otros países hay campañas más cortas pero los partidos políticos no hacen campaña por cada político, sino por plataforma partidaria. El voto preferencial hace que la promesa del candidato tenga más visibilidad y enturbie la del partido.
Varios candidatos incluso han hecho promesas que contradicen a su partido.
El candidato propone algo que no tiene nada que ver con el partido y este ni siquiera lo sabe. Esto es lo que genera el voto preferencial. Hay dos mensajes que a veces no cuadran bien. El otro tema es que los partidos no tienen recursos para hacer campaña partidaria.