Esperemos que Del Solar sí lo comprenda: hay cosas que la capacidad individual, por mucha que sea, no puede cambiar. Ni con voluntad, inteligencia y paciencia infinitas,El primer año de Vizcarra se puede, creo, resumir así: i) asumió y se iba en picada con el aprofujimorismo atado al cuello, ii) montado sobre la indignación ciudadana ante la corrupción galopante expuesta en los audios de los cuellos blancos, se quitó de encima al aprofujimorismo y enfrentó al Congreso matón, iii) bajo el estandarte de la lucha contra la corrupción su popularidad subió como la espuma, impulsó un referéndum, una cuestión de confianza y una reforma judicial y política, iv) gracias a lo anterior -aunque hizo agua en gestión del Estado y en comunicación política- aún tiene 56% de aprobación. Más que Humala, García, Toledo y Fujimori luego de un año. Ahora, ¿qué va a hacer el presidente Martín Vizcarra con ese capital político? El cambio de gabinete era necesario, no solo porque todos allí estaban muy cómodos sin asomar siquiera con un presidente pararrayos, sino porque era insostenible que el único vocero empoderado y con credibilidad del gobierno fuera el Presidente. Había que mantener el espíritu y el entusiasmo en alto y eso no se podía hacer con las mismas caras y el mismo PCM, quien, como el gabinete, ya se había agotado frente a cámaras. El nuevo PCM, Salvador del Solar -al menos hasta ahora-, está dando señales de querer cambiar la espada por la paz. El inconveniente de esto es que el adversario no solo no va a deponer las armas, sino que, sintiéndose con el agua al cuello, buscará hacerse de un cadáver que le sirva de flotador. Y un cadáver es siempre un buen mensajero. Esto jamás lo entendieron PPK y su gente. Tanto como hacer las cosas, importa la oportunidad en la que se hacen y los gestos que las preceden, acompañan y siguen. Esto, tampoco lo entendió PPK. Esperemos que Del Solar sí lo comprenda: hay cosas que la capacidad individual, por mucha que sea, no puede cambiar. Ni con voluntad, inteligencia y paciencia infinitas se puede convertir a una rata en perro ni lograr que este deje de comer de la basura cuando se le deja al alcance. La corrección política es insuficiente: no lograrás que un mono coma del plato y con cubiertos entregándole un manual de Carreño. Hoy el tamaño del reto es menor que cuando Vizcarra planteó la cuestión de confianza. Los destapes de corrupción del Congreso servirán para recuperar aire mientras se compran pleitos grandes y de largo aliento como la estancada reforma judicial y la reforma política (Vizcarra le dijo a este diario que van a pedir premura, por las buenas primero). Las aguas en el Congreso siguen subiendo y nada hay más estimulante para reordenar las prioridades que dejar de sentir el piso bajo los pies. Así, la intención del presidente del Legislativo, Daniel Salaverry, de auspiciar y respaldar una comisión que presente una propuesta de reforma alternativa a aquella presentada por el Ejecutivo, parece haber perdido fuerza. Salaverry y Vizcarra se necesitan mutuamente y el que este último ya ha anunciado que buscarán “sustento social” para las propuestas de la comisión Tuesta contribuyan a amainar aún más el entusiasmo de Salaverry, pues, parece que también a él lo han dejado de jorobar. Quo Vadis, Salvador?