"AGP es el tema que esperaba un público enardecido, y esta sería una pequeña señal de que este ex presidente en particular no sería pasado por alto".,Como era previsible, la primera entrega del interrogatorio a Odebrecht en Curitiba ha sido sobre Alan García. Aunque el tema ya es conocido: una conferencia dada por él en el 2012 por la que la empresa pagó US$100,000. Para una charla está bien pagado, pero en la liga de los pagos de Odebrecht parece poca cosa. La reaparición del tema se justificaría porque el interrogado brasileño ha dicho que García conferenció en virtud de un “contrato simulado”, y en otras versiones “ficticio”. El abogado de García, presente en la sala, niega que eso haya sido dicho. Será la primera de muchas visitas a los registros de un mes de reuniones en Brasil. La idea de contrato simulado no parece simple. ¿Se refiere a una incongruencia en las fechas? ¿A que la conferencia fue gratis y el pago fue por otra cosa? ¿Ambas partes del contrato simularon? ¿Solo una? ¿Fue un modesto soborno? Por lo menos la ruta de los papeles firmados parece, al margen de cualquier posible intención, clara. ¿Por qué los fiscales comenzaron divulgando algo que es un asunto de US$70,000 después de impuestos? Quizás porque AGP es el tema que esperaba un público enardecido, y esta sería una pequeña señal de que este ex presidente en particular no sería pasado por alto. Como un bocadillo mientras aparecen los platos de fondo. El sentido jurídico, del affaire conferencia, lo desbrozarán los especialistas. Pero al menos para los laicos el debut del tema García en Curitiba no ha sacado a la luz alguno de esos grandes delitos económicos que son moneda corriente en otros casos, y en estos días. Sus enemigos político-moralizadores tendrán que esperar más. Por su parte, y al menos en este caso, García se mantiene en un estilo algo más que irónico, casi desafiando a sus investigadores a encontrarle algún delito equivalente a los atribuidos a otros políticos. Descubrírselo o no es el match de fondo en esta etapa de importación de acusaciones y evidencias. Mientras tanto la furia de los enemigos de García crece, al grado de que hay congresistas exigiéndoles a los fiscales que lo metan preso de una vez. Después ya con el tiempo ellos verán si es efectivamente culpable, y de qué.