"Hoy es la segunda oportunidad de pasar -¡al fin!- esa página para siempre. A trabajar todos". ,Rechazo los triunfalismos y creo que jamás debe subestimarse al adversario. Aunque el 2019 empieza con la inmensa mayoría de peruanos identificando a lo peor que tenemos hace décadas -el fujimorismo, alanismo y la corrupción desde el poder-, no significa que estén derrotados. Ni de lejos. Confiarse es la primera fase de una posterior decepción y volver a empezar de cero. Aquel feliz día de noviembre del 2000, al confirmarse que Alberto Fujimori escapó para refugiarse en Japón -donde postuló para senador, no olvidemos-, miles salimos a celebrar la caída de un gobierno fraudulento iniciado ese 28 de julio, en medio de bombas lacrimógenas y matando en el incendio provocado del Banco de la Nación, durante el tercer día de la Marcha de los 4 Suyos. Varios pertenecíamos al Colectivo Sociedad Civil: los que organizábamos el lavado de banderas, entre otras acciones de resistencia pacífica. Existe una foto maravillosa, en que le entregan una bandera a Valentín Paniagua en el patio de Palacio de Gobierno. Estábamos eufóricos, llenos de patriotismo aquel 2000. Y vean qué pasó después: para el 2011, el fujimorismo ya disputaba la segunda vuelta electoral. En 10 años eran fuertes de nuevo, por su combinación de nepotismo mafioso, achoramiento, clientelismo, y su astucia -reconozcámoslo- para sintonizar con nuestros peores defectos como país. Y el 2016 no ganaron (¡!) por 0,26%. El resto del desastre, ya lo sabemos. Hoy de nuevo está en nosotros aprovechar su descalabro para sacudirnos de ellos. Y esto solo se consigue con educación, memoria, información, cultura. Ya no se puede engañar fácilmente, ni basta con comprar líneas informativas de diarios o TV. Hoy es la segunda oportunidad de pasar -¡al fin!- esa página para siempre. A trabajar TODOS.