"Un par de segundos en Google y voilá: se trata de un ranking elaborado hace tres años, el antediluviano 2015. La fuente es Glassdoor, un servicio de evaluación anónima de experiencias laborales".,¿Cuál es el filtro para dar una charla en CADE? Me lo preguntaba mientras veía una imagen de un momento de la exposición de Diego Olcese, de Crehana, “Educación para una economía moderna”. La diapositiva mostrada en ese instante era la del “Ranking de los mejores puestos 2018”, con un subtítulo que aclaraba “Medido según balance trabajo/vida”. El tuitero que colgó la imagen, emocionado, recalcó que “nadie dicta” esas carreras. La información ofrecida en ese cuadro era, para cualquiera familiarizado con el mundo de las tecnologías de la información, francamente desconcertante. El segundo puesto, por ejemplo, era “SEO manager” con un salario anual de 45,720 dólares. Más abajo, aparece “web developer”, con 66,040. Al margen de lo delirante que resulta que alguna empresa peruana pague más de 4,700 dólares mensuales al desarrollador de su web (asumiendo 14 sueldos, además), en la otra categoría había algo que chirriaba mucho: SEO. Estamos en 2018, el SEO es cada vez menos relevante. ¿Cuál es la fuente? Un par de segundos en Google y voilá: se trata de un ranking elaborado hace tres años, el antediluviano 2015. La fuente es Glassdoor, un servicio de evaluación anónima de experiencias laborales. Eso explica la grave disonancia con la triste realidad de los salarios de estos supuestos “empleos que nadie dicta” que, por cierto, a estas alturas del 2018 son ya bastante comunes –y algunos, como el de SEO, hasta desfasados– en el entorno laboral peruano. Otra presentación, muy emotiva, tiene un video en http://carta.pe. Allí, Yoel Chlimper, de Mambo, explica que le pidieron a muchos niños del Perú que les escriban una carta a los señores asistentes a la CADE. Hasta allí, todo muy bien. Luego aparece “Juan Diego” (sin apellido) y explica que “utilizamos un algoritmo de machine learning no supervisado que agarra todas las palabras de las cartas para vectorizarlas y ponerlas en una matriz N-dimensional”. Básicamente pusieron todo en una base de datos, tabularon la frecuencia de las palabras y las reordenaron manualmente hasta que quede bonito. Es un poco como decir que esta columna se escribió en una superficie de moléculas de cristal líquido estimulados por filtros de polarización de electrodos y organizados en una estructura helicoidal (o sea, la pantalla de mi laptop). Después de experiencias como estas y las de Cordeiro (el que dio la charla sobre la inmortalidad, el año pasado), estoy cada vez más convencido de que hay comunistas infiltrados en la organización de CADE. Gente que quiere terminar de destruir a nuestra clase empresarial aprovechando que está compuesta por señores cada vez más mayores que caen rendidos ante el primer startupero que les habla en buzzwords digitales que, sorry, nunca entenderán. Les desearía suerte pero no parece que la vayan a necesitar.