La tragedia del museo carioca nos deja una lección: la vulnerabilidad de nuestro patrimonio cultural albergado en museos, cuyas instalaciones no son adecuadas.,La tragedia del incendio que dejó en cenizas al Museo Nacional de Brasil sirvió para que muchas personas en el mundo, y en el propio Brasil, se enteraran de su existencia. Y es que Brasil nunca incorporó su bagaje histórico como atractivo turístico. Su jale está en su presente cultural, paisajístico y natural: desde el rocanbolesco Carnaval de Río hasta festividades que conservan su íntimo valor cultural como los carnavales de Salvador de Bahía. O en las playas y paisajes de su extenso litoral atlántico, hasta los pocos espacios de selva amazónica que se han logrado salvar de la expansión de cultivos transgénicos, minería y colonización desmesurada. A diferencia de Brasil, el turismo en el Perú basa su atractivo turístico en su historia y arqueología. Machu Picchu, los geoglifos de Palpa y Nasca, Kuélap, Huacas del Sol y de la Luna, el Valle de las Pirámides en Túcume o las Tumbas Reales del Señor de Sipán son algunos ejemplos. Otro jale es nuestra cultura viva como la peregrinación al Señor de Qoylluriti o las festividades de la Virgen de la Candelaria. También pesan sus áreas naturales protegidas, sobre todo, las de la Amazonía. Incluso hay quienes creen que Cusco no necesita un museo porque la ciudad en sí ya es un museo. Pero la tragedia del museo carioca nos deja una lección: la vulnerabilidad de nuestro patrimonio cultural albergado en museos, cuyas instalaciones no son adecuadas. El portal Ojo-Público reveló que solo 2 del medio centenar de museos administrados por el Ministerio de Cultura cumplen con su propio plan de seguridad. De ahí la importancia del Museo Nacional de Arqueología (MUNA) que se construye en Lurín. Solo una tercera parte del edificio será dedicado a la exhibición museográfica. El resto son los laboratorios y depósitos especialmente diseñados para la conservación e investigación de nuestro enorme patrimonio cultural. Y será la única obra magna como para celebrar el Bicentenario de la Independencia.