Elecciones Venezuela 2024: incertidumbre y continuismo anticipan jornada del 28 de julio
Tras una serie de cuestionamientos, el Consejo Nacional Electoral anunció cuándo se disputarán las próximas elecciones presidenciales, fecha que coincide con el natalicio de Hugo Chávez.
Una de las más grandes incertidumbres que nos comparte el 2024 son las elecciones presidenciales en Venezuela, en las que, en medio de cuestionamientos e irregularidades, el régimen de Maduro confirmó la fecha a llevarse a cabo los comicios y la participación del líder chavista como candidato por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Con la oposición debilitada, la inhabilitación de María Corina Machado y el chavismo instaurado en las principales entidades fiscalizadoras, el actual mandatario buscará, a toda costa, que su tercer gobierno sea una realidad.
Benigno Alarcón Deza, analista político y director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), nos explica detalles sobre las venideras elecciones presidenciales, cuáles son las estrategias de Nicolás Maduro, qué pasará con María Corina Machado y cuáles son los posibles escenarios que veremos el próximo domingo 28 de julio de 2024.
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—¿Cree que sea casualidad la fecha en la que se realizarán las elecciones?
—Sin lugar a dudas, la fecha no es casual. Esta fecha busca tratar de colocar, por decirlo así, en la memoria de la gente, la figura de Hugo Chávez, porque es la fecha de su natalicio. Y esto es porque los electores que hoy se autoperciben como chavistas, que son el 20% del total de los electores, se han venido reduciendo mucho, más o menos la mitad son los que apoyan a Maduro mientras que la otra mitad no. Entonces, lo que trata de hacer el chavismo es reunificar a los que, en algún momento, votaron por Chávez, quien siempre tuvo un nivel de popularidad y apoyo alto para tratar que ese elector regrese y vote por Maduro. Se quiere hacer una elección entre Maduro, como representante de Chávez y no como Maduro en sí mismo, contra quienes vayan a competir por el lado de la oposición. Pero lo que se quiere es movilizar el voto chavista en base a la memoria de Chávez y el apoyo que él, en algún momento, tuvo.
¿Cuál es la estrategia de Maduro para estas elecciones?
—La realidad es que a Maduro los números siguen sin darle, porque el problema que tiene es que poco más del 80% del país reclama un cambio político y eso incluye a la mitad del chavismo. Entonces, ¿cuál es la estrategia del oficialismo? En primer lugar, tratar de que la mayor cantidad posible de lo que queda del chavismo salga a votar y lo haga por Maduro, bien sea porque les simpatiza o bien sea porque hay una nostalgia a la figura de Chávez.
En segundo lugar, tratar de quitar de la carrera al candidato o candidata más fuerte del lado de la oposición que, como todos sabemos, es María Corina Machado y tratando que mucha gente que hubiese votado por ella termine absteniéndose. Y la tercera parte de la estrategia es dividir, lo cual implica que los electores que continúen con el ánimo de votar, aunque María Corina Machado no esté, terminen haciéndolo por candidatos distintos y que no se concentre la votación en uno solo.
En el caso María Corina Machado, ¿qué es lo que le espera? ¿A qué ficha le debe apostar?
—Yo creo que la ficha a la cual apuesta actualmente es la correcta en el sentido que ella no puede darse por vencida en el intento de poder participar en la elección. Y todavía queda camino para intentar hacerlo. Porque, en primer lugar, nosotros tenemos, a partir del jueves de esta semana hasta el lunes de la siguiente, la inscripción de candidatos, pero, después de eso, se abre aproximadamente un periodo de un mes. En Semana Santa, la aceptación o rechazo de los candidatos. Y luego de eso un periodo donde se podrá reemplazar a los candidatos, haciendo que el nuevo candidato aparezca en la tarjeta de votación. Y, por último, llega otro periodo que es hasta el 18 de julio donde se pueden reemplazar candidatos, pero ya que sin estos aparezcan en el tarjetón de votación. Como la esperanza es lo último que se pierde, al final del día, ella intentará, por todos los medios que tenga a su disposición, ser ella quien compita. Pero, en el supuesto de que esto no sea así, esta es una elección donde ella tiene un peso específico importante. Al final, la gente votará por quien ella indique. En este momento, está en una posición innegable de liderazgo que le permitiría ganar si ella es candidata o transformarlo en una ventaja muy importante para aquella persona a la cual apoye. Y si el voto se logra concentrar en un solo candidato, así no sea ella, el Gobierno estaría en problemas muy serios.
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En el caso de que María Corina Machado no logre reincorporarse a la carrera electoral, ¿hay algún nombre que esté sonando entre las calles de Venezuela que la pueda reemplazar?
—La verdad es que cuando le preguntas a la gente por quién votaría, en ese escenario, lo que te contestan es: “Por quien diga María Corina Machado”. Entonces, pareciera que lo importante aquí es a quién apoya ella, siendo la líder de la oposición que ganó la Primaria. Hay nombres que se barajean, que se hablan, que se anuncian, que se colocan sobre la mesa, pero la realidad del asunto es que, al día de hoy, no hay mucha claridad sobre quién va a ser la persona a la cual se le va a inscribir ante el Consejo Nacional Electoral (CNE).
Son 14 tarjetas eliminadas y 34 autorizadas por el directorio del CNE, ¿es una casualidad que los partidos rechazados sean aliados de María Corina Machado?
—Por supuesto que no es coincidencia. El CNE ha hecho una purga de tarjetas, eliminando prácticamente a todos los partidos de oposición a excepción de la Mesa de la Unidad Democrática, porque esta participó en la última elección y tuvo una votación importante con lo cual es muy complicado justificar su eliminación del tarjetón electoral. Por otro lado, se dejó también la tarjeta de Un Nuevo Tiempo, porque también participó en los mismos comicios con una respuesta importante. Los partidos que quedaron en carrera son aquellos que apoyan al oficialismo u oposiciones que han sido coactadas por el oficialismo; por ejemplo, la Acción Democrática, Primero Venezuela, entre otros. Hay este juego de presentar esta cara plural de una elección que, al final del día, no es plural. Aparenta serlo, pero no lo es, porque son partidos que no adversan al Gobierno y no tienen ninguna capacidad real de competir contra él.
Llegamos al día de las elecciones, ¿cuál cree que será el flujo de los electores en el extranjero?
—En extranjeros, muy poco. La realidad es que el número de personas que ha migrado de Venezuela anda por las 7.700.000 personas, de acuerdo con las cifras de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). De ese número, entre 3 y 4 millones de personas, por lo menos, están en edad de votar. Y lo que es el registro en el exterior anda por el orden de las 400 o 500 mil personas apenas. No se han brindado las oportunidades para que los electores en el exterior puedan votar, porque el Gobierno tiene muy en claro que el que se fue del país, lo hizo porque estaba en desacuerdo con el Gobierno y obviamente al Gobierno no le interesa que ese elector participe alegando que no hay relaciones diplomáticas con ese país, que no hay tiempo o recursos. La realidad del asunto es que el registro de electores en el exterior se mantiene prácticamente inexistente, así que el flujo de votantes en el exterior sería muy bajo y precario.
El oficialismo buscará, a toda costa, un tercer Gobierno de Maduro, ¿qué ambiente le espera a los observadores electorales y a la prensa no aliada?
—La única manera para que Maduro pueda ganar la elección es si los opositores no votan y los que votan van divididos, no hay otra forma. Y la única manera de que los electores no voten o vayan divididos es que Maduro inhabilite a todo candidato que tienda a tener buenos números por el apoyo de la oposición y de María Corina Machado. Si hay un consenso en torno a un candidato, pues el voto se va a unificar, la gente va a participar y, en ese escenario, es muy probable que el Gobierno tenga la tentación de inhabilitar o impedir a este candidato ir a la elección. Siendo así, evidentemente, la observación internacional va a tener muchas críticas al proceso electoral de este año, porque la única manera en el que el Gobierno puede salir triunfante es básicamente con una elección muy amañada con una elección que impida que la verdadera competencia pueda producirse. Vamos a tener una observación internacional que, en el caso de estar presentes, sin lugar a dudas, va a tener muchas críticas.
¿Cuáles son los posibles escenarios para este 28 de julio? ¿Qué le depara a Venezuela?
—Yo creo que hay que partir de tres escenarios básicos. El primero, en el que la oposición participa de manera masiva y apoya a un candidato que polariza y unifica el voto opositor. Aquí, el Gobierno perdería la elección y la única manera de mantenerse es un fraude electoral. En este escenario es previsible la alta conflictividad, es muy peligroso, donde puede haber protestas inmediatamente después de la elección y donde va a haber una situación muy complicada de manejarse. El otro escenario posible es que la gente no participe masivamente y si esto sucede es porque la oposición no puede ponerse de acuerdo en una candidatura unitaria o las eliminan, como pasó en Nicaragua. Otro, al que yo le doy menos posibilidades, es donde el Gobierno entiende que no tiene manera de ganar la elección sin que haya cuestionamientos fuertes hacia los comicios y sin tener que sacar del camino a quienes podrían ganarle. El Gobierno negocia las condiciones de su salida de su Gobierno y que respete el resultado electoral, el hecho de que no puede ganar la elección y que posiblemente, después de julio, entre en un proceso de negociación.