Chile. En el desierto más inhóspito del mundo, la NASA halló colonias de bacterias capaces de vivir durante siglos en condiciones similares a las de la superficie marciana., Francisco Aguirre La Tercera A inicios de 2012, un grupo de investigadores de la Universidad Católica del Norte (UCN) y del Centro de Astrobiología de España dieron el primer paso para algo que, tres años después, implicaría uno de los descubrimientos más importantes en la búsqueda de vida en otros planetas. Se trata de un "oasis" de bacterias, arqueas (microorganismos primitivos) y restos biológicos en el desierto de Atacama en el norte de Chile, organismos que increíblemente no necesitan de oxígeno ni luz solar para sobrevivir. Descubiertos a dos metros bajo la superficie, los organismos fueron hallados en una capa compuesta por sal y otros minerales no aptos para sostener vida. Sin embargo, en aquella oportunidad, Víctor Parro, líder de la investigación, fue simple y directo en su argumento: "Basta que los minerales atrapen películas de agua de la superficie para que los microorganismos se desarrollen", indicó. Entre los minerales de Atacama se encontraban la anhidrita y el perclorato, el mismo descubierto por la NASA en las laderas de Marte. En la Tierra, los percloratos generados de forma natural suelen concentrarse en los desiertos y algunos tipos pueden incluso utilizarse como propulsores de cohetes. Microcolonización El experimento, llamado "La colonización microbiana de costras en el núcleo hiperárido del desierto de Atacama: implicaciones para la búsqueda de vida en Marte", es uno de tantos relacionados con la vida en condiciones extremas, y tampoco es la primera vez que se vincula al desierto del norte de Chile con experimentos de la Nasa. Habitualmente, el terreno desértico de Atacama es utilizado para las pruebas con robots que luego serán enviados al planeta rojo. En cuanto al descubrimiento, su importancia radica en que se trata de sales minerales hidratadas en las que necesariamente interviene el agua. Su rastro fue visualizado en los surcos presentes en la superficie de Marte, formados gracias a la actividad reciente del líquido y que pueden medir varios cientos de metros de largo por unos cinco metros de ancho. Son más visibles en las pendientes del planeta durante las estaciones cálidas, desapareciendo al bajar la temperatura. Los minerales descubiertos, perclorato de magnesio, clorato de magnesio y perclorato de sodio, ya son conocidos para la NASA: este último fue mencionado en abril de este año, cuando los mismos científicos señalaron que sobre la superficie de Marte se encontraba en abundancia y que como característica ayuda a bajar el punto de congelamiento del agua, de tal forma que permanece líquida incluso con temperaturas muy frías. Aun así, todavía no es tiempo de hablar de vida microorgánica como la vista en Atacama, pero es un gran paso para continuar este tipo de investigaciones. Para ello, dos robots partirán en dirección a Marte entre los años 2016 y 2018, esperando confirmar lo que sería el descubrimiento más importante en la historia. Como se sabe, pese a su fama de planeta desolado, polvoriento e inerte, Marte tiene riachuelos de agua líquida salobre que fluyen de manera intermitente por sus laderas, según confirmó la Nasa el lunes. Aunque la sonda Phoenix y el robot Curiosity habían notado la presencia de percloratos en el suelo marciano, los científicos han detectado ahora esa sustancia en áreas distintas a las exploradas previamente. Los expertos de la NASA ya habían determinado que Marte tuvo un océano hace unos 4.500 millones de años, el cual ocupó el 19% del planeta y podría ocultar bajo su superficie un depósito de agua o de hielo, pero el estudio aporta nuevas pruebas. Agua salobre que fluye en las laderas El estudio, firmado por ocho coautores y publicado en la revista especializada "Nature Geoscience", se basa en el análisis pormenorizado de las imágenes obtenidas por la sonda Mars Reconnaissance Orbiter (MRO), lanzada en el 2005 por la NASA. Con un espectómetro instalado en la sonda, los científicos detectaron signos de minerales hidratados en montañas marcianas en las que, al observar el planeta rojo, se perciben rayas misteriosas. Esas rayas, que aparecen por temporadas en la superficie de Marte, corresponden a agua salobre que fluye por las laderas de los montes marcianos y su color se oscurece en las estaciones cálidas al tiempo que palidece cuando baja la temperatura. Es una "evidencia espectral" de que las rayas localizadas en varios lugares de la superficie marciana "confirman la hipótesis" de que se deben a la "actividad actual de agua salobre", aseguran los investigadores en el estudio. "La existencia de agua líquida, incluso si es agua supersalada, ofrece la posibilidad de que haya vida en Marte", señaló el astronauta John Grunsfeld.