Día de Muertos, tradición mexicana que conecta a vivos y difuntos: origen y significado de elementos del altar
Esta tradición, que combina creencias prehispánicas y coloniales, continúa siendo una parte fundamental de la identidad cultural mexicana, que celebra la vida y la muerte en un ciclo eterno de memoria y homenaje.
El Día de Muertos en México es una celebración que honra a los difuntos y permite que sus almas regresen para convivir con sus seres queridos. Esta tradición, que se lleva a cabo el 1 y 2 de noviembre, está marcada por la creación de altares u ofrendas que rinden homenaje a los fallecidos con alimentos, bebidas y elementos simbólicos.
La ofrenda es el corazón de esta festividad, donde se colocan platillos y objetos que eran del agrado del difunto. Se cree que, tras estos días, los alimentos pierden su sabor, ya que se considera que los muertos han disfrutado de ellos. La tradición se remonta a tiempos prehispánicos, donde rituales de ofrenda eran comunes para honrar a los ancestros y asegurar la continuidad de la vida.
El Día de Muertos se celebra el 1 y 2 de noviembre de cada año en México, pero días antes se empieza la preparación. Foto: Manuel Velasquez
Origen del Día de Muertos en México
La celebración del Día de Muertos tiene raíces profundas en las tradiciones prehispánicas, donde los nahuas realizaban rituales de ofrenda para asegurar la continuidad de la vida y la cosecha. Con la llegada de los colonizadores, estas prácticas se fusionaron con las festividades católicas, como el Día de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos, por lo que se creó una celebración única que perdura hasta nuestros días.
El sociólogo José Eric Mendoza Luján señala que, a pesar de la influencia cristiana, las tradiciones locales han mantenido su esencia, ya que se han adaptado a las creencias y costumbres de cada región. Así, el 1 de noviembre se dedica a los "muertos chiquitos" y el 2 a los "muertos grandes", lo que refleja la diversidad cultural de México.
Las culturas originarias de México tenían toda una cosmovisión, con la muerte como parte fundamental de la existencia y donde también despedían a sus difuntos. Foto: Gobierno de México
El significado de los elementos en el altar
Los altares de muertos están compuestos por diversos elementos que tienen un significado profundo. Entre ellos se encuentran el agua, el pan de muerto, las calaveras de azúcar, las flores de cempasúchil y las fotografías de los difuntos. Cada uno de estos elementos cumple una función específica en la celebración.
El agua se coloca para saciar la sed de los muertos tras su largo viaje, dado que simboliza la pureza del alma. El pan de muerto, que varía en forma y decoración según la región, representa la conexión entre los vivos y los muertos. Las calaveras, elaboradas de azúcar o chocolate, son un recordatorio de la muerte y la celebración de la vida. Las flores de cempasúchil, con su color vibrante y aroma, guían a los espíritus hacia el altar.
La ofrenda es uno de los elementos principales de esta celebración. Foto: Jan Sochor
Rituales y creencias en torno al altar
Los rituales asociados al altar de muertos son variados y reflejan la rica herencia cultural de México. Por ejemplo, se colocan juguetes y dulces para los niños fallecidos, además de incluir elementos como el incienso y las veladoras, que simbolizan la luz y la guía para las almas. Las veladoras se disponen en representación de cada difunto y, en ocasiones, se utilizan ceras moradas como señal de duelo.
La tradición también incluye la colocación de cruces o imágenes de santos para proteger los elementos del altar. En algunas comunidades, se realizan ofrendas especiales para las almas olvidadas, lo que asegura que todos los difuntos sean recordados y honrados.
¿Cuándo se coloca el altar?
La colocación del altar varía según las creencias y tradiciones locales. Generalmente, se inicia el 28 de octubre para honrar a los difuntos que han fallecido en accidentes, mientras que el 31 de octubre se dedica a los niños. El 1 de noviembre se recuerda a los adultos y, en algunas regiones, el altar se prepara la mañana del 1 de noviembre, aunque es más común que esté listo para la noche, justo antes de que los niños salgan a pedir dulces.
En muchas familias, las puertas de la casa permanecen abiertas durante estos días, lo que permite que las almas de los difuntos ingresen y compartan con sus seres queridos. La tradición ha evolucionado y, en la actualidad, algunas personas optan por colocar el altar desde el 27 de octubre, puesto que creen que sus mascotas también regresan en esta fecha.