“Pagué por el espacio para las piernas”: joven se negó a ceder sus asientos a 2 ancianos en avión
El pasajero pagó 60 dólares adicionales para tener espacio adicional y viajar más cómodo en el vuelo de 12 horas, pero una pareja de ancianos tomó su lugar. El drama iniciaría en ese momento.
En Nueva Zelanda, un hombre se negó a ceder sus asientos mejorados a una pareja de ancianos en un vuelo de 12 horas hacia Los Ángeles, Estados Unidos. La situación provocó un debate en internet luego de que el joven compartiera su historia en redes sociales. Algunos se mostraron a favor del pasajero y otros criticaron la actitud que tuvo ante el pedido de los ciudadanos de la tercera edad.
El viajero que prefirió mantener su identidad en el anonimato, explicó que había pagado 60 dólares extra para obtener asientos más espaciosos para él y su novia. De esta manera, podría estirar sus piernas, ya que mide casi 2 metros y el trayecto era largo.
PUEDES VER: Policía busca a pareja que tuvo relaciones sexuales en teleférico: cámara de cabina grabó todo
“No hay espacio para las piernas”, se quejó el joven
"Reservamos y pagamos nuestros vuelos y agregué los asientos económicos premium, ya que mido 1,95 metros y quería el espacio adicional para las piernas. Cuesta 60 dólares adicionales", narró.
“Este vuelo fue con Air New Zealand, la pantalla tiene tu nombre cuando llegas a tu asiento. 'Bienvenido churtothechur'. Subimos al avión”, continuó.
No obstante, al llegar a sus lugares, el hombre se dio con la sorpresa de que ya estaban ocupados por una pareja de ancianos. Les preguntó si se confundieron con sus números de asiento. No lo habían hecho.
"Les muestro mi boleto y número de asiento, y señalo mi nombre en la pantalla. Luego me pidieron que me sentara en sus asientos, que estaban 10 filas atrás. No hay espacio para las piernas”, contó.
PUEDES VER: La drástica medida tomada tras filtración de video sexual de pareja en el teleférico de Guayaquil
El usuario explicó a los ciudadanos de la tercera edad que había pagado más por los asientos y que se mudaran a los suyos. La azafata se puso del lado del viajero y solicitó a la pareja de ancianos ir a sus lugares.
“Obtuve algunos ojos hediondos de otras personas en el vuelo. Pagué por el espacio adicional para las piernas y lo necesito”, se quejó el usuario, quien finalmente no cedió sus asientos y se quedó en los espacios que había pagado.