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La verdad detrás del trato que los anfitriones de Qatar 2022 dan a las personas LGBTIQ+

Mientras millones de fanáticos y fanáticas del fútbol aguardan el inicio de la Copa del Mundo, personas de la comunidad LGTBIQ+ revelan los indignantes tratos que han recibido, como abusos físicos y sexuales.

En los meses previos al Mundial de Fútbol, la prensa se ha centrado en quienes visitan la nación —los aficionados LGTBI en particular— y en el trato que podrían recibir como espectadores. Foto: AFP
En los meses previos al Mundial de Fútbol, la prensa se ha centrado en quienes visitan la nación —los aficionados LGTBI en particular— y en el trato que podrían recibir como espectadores. Foto: AFP

Faltan menos de tres semanas para que empiece el Mundial Qatar 2022, evento que reunirá a miles de extranjeros y extranjeras en el país de Oriente Medio para que disfruten de emocionantes encuentros de fútbol, los cuales serán transmitidos por las más importantes cadenas de televisión. Pero estos no retratan los abusos sexuales y físicos que sufren las personas LGTBIQ+ por parte de los anfitriones de la Copa del Mundo.

El reportero de investigación Patrick Strudwick logró entrevistar a un hombre gay que fue ultrajado en el décimo piso de un hotel al que fue llevado con engaños a través de una aplicación de citas.

Ali, originario de Filipinas, llegó a Qatar para trabajar y enviar dinero a su madre y sus hermanas. Sin embargo, jamás imaginó que en menos de dos años estaría en lo alto de uno de los rascacielos, acorralado, pensando en saltar.

En diálogo con el periodista británico, contó que había caído en una trampa en la que han terminado muchas personas homosexuales en Qatar. “En secreto, se discute y se advierte entre la comunidad local LGBT, pero públicamente no se habla de lo que realmente ocurre con las minorías sexuales, de la escala y profundidad de la persecución estatal”, señala el artículo publicado en el portal I News.

Todo empezó cuando unos allegados le sugirieron que probara las aplicaciones de citas para ligar. A principios de 2018, una persona le envió un mensaje a través de la plataforma de citas gay. “Recibí una llamada diciéndome que estaba interesado en conocerme”, indicó Ali, nombre que fue cambiado para mantener su anonimato.

El hombre era turco, situación que tranquilizó de cierta manera a Ali, ya que posiblemente era otro trabajador extranjero como él. Entonces le ofreció 300 QR (82 dólares).

“Pero la condición era que tenía que ir a su hotel, y que él llevaría un vestido y maquillaje (para que me pusiera)”, relató. “Decidí ir”, añadió. Ali nunca había aceptado dinero antes, pero esta era una oportunidad para completar su sueldo, gran parte del cual ya se destinaba a su familia.

Ingresó al hotel y se dirigió al décimo piso. Siguió por un largo pasillo hasta que halló la habitación. “Abrí la puerta y entré. Hay seis personas”, cuenta en tiempo presente.

Los otros seis hombres eran, afirma, policías qataríes. Instantes después, los agentes lo capturaron. “Tenía muchas ganas de saltar (por) la ventana, pero no puedo, es demasiado alta y ya estoy acorralado dentro de la habitación”, manifestó.

Ali fue abusado sexualmente por los oficiales, excepto por el sujeto turco. Tras terminar el atroz acto, los agresores revisaron todas las cosas que había en su bolso para buscar pruebas. “Esto es prostitución, esto es gay”, le dijeron. “Así que tenían pruebas”, lamentó la víctima.

Según Ali, los uniformados debieron de mandar un mensaje a otra persona mediante la aplicación, porque entonces llegó a la habitación del hotel un hombre gay indonesio. Lo arrestaron también a él y los bajaron a un coche patrulla que los esperaba. Los llevaron a la comisaría y los interrogaron.

“Dormí una noche en la cárcel y, cuando me desperté, me llevaron al centro de deportación. Allí esperé dos días para recibir mi pasaporte y mi billete para volver a Filipinas. Cancelaron todos mis papeles”, narró Ali, quien finalmente fue deportado.

Pasaron años antes de que pudiera conseguir otro trabajo. Tras su regreso a Filipinas, apenas podía seguir. “Me quedé en la cama pensando en lo que había pasado. ¿Por qué lo hicieron? ¿Por qué me violaron?”, reclamó.

Lejos de ser un caso aislado, la experiencia de Ali forma parte de un panorama mucho más extenso, oculto a la vista de la población. Las leyes de Qatar criminalizan a las personas LGTBI. Todas las relaciones extramatrimoniales en el país son ilícitas.

Y la homosexualidad se castiga con cárcel y latigazos, de acuerdo a la sharia (ley islámica). En los meses previos al Mundial de Fútbol, la prensa se ha centrado en quienes visitan la nación —los aficionados LGTBI en particular— y en el trato que podrían recibir como espectadores.

Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores británico, James Cleverly, pidió a los visitantes que pertenecen a la comunidad que sean “respetuosos” y se comprometan.

En Qatar existe el Departamento de Seguridad Preventiva, precisó el doctor Nasser Mohamed, quien reside en San Francisco (Estados Unidos). “No son técnicamente parte de la Policía. Son un equipo de seguridad nacional”. En la práctica, esto significa que son una especie de “mafia desquiciada que va deteniendo a la gente. Van de incógnito, sacan a la gente de los lugares públicos solo por la sospecha de que son homosexuales”, explicó. Las personas transgénero son atacadas.

Sin embargo, esto no es lo que las y los aficionados verán o experimentarán cuando visiten Qatar con motivo de la Copa del Mundo, sostuvo Mohamed. Entiende que el Estado “no quiere ocuparse de ese escándalo. Todo es una fachada. Y les importa mucho la imagen pública”.