“Los jóvenes manifestantes son el presente de Cuba”, dice el cineasta Fernando Pérez
A diferencia de su generación, que siempre actuó dentro de los canales establecidos, los jóvenes protestaron contra el régimen de Díaz-Canel, refirió el galardonado cineasta cubano.
Cuba necesita construir un “nuevo lenguaje” político para superar la crisis que llevó al estallido del 11 de julio, sin violencia y sin los oscuros “actos de repudio” de la historia reciente, declaró en entrevista con AFP el laureado cineasta cubano Fernando Pérez.
Con “la crisis social que está viviendo el país tiene que haber un estallido, que yo te digo, no sé hasta dónde va a llegar”, señaló el multipremiado director dentro y fuera de su país, y con un Goya por su filme “La vida es silbar” (1999).
Fernández, de 76 años, habló de la forma en cómo los cubanos afines al Gobierno rechazan posturas críticas. Son manifestaciones “de repudio”, muchas veces violentas, contra los que consideran contrarrevolucionarios, que se expresaron en las recientes protestas.
Quisiera que “no se manifestaran a través de la violencia, que es ese capítulo oscuro de nuestra historia más reciente que son los actos de repudio, que no se retomen”, indicó.
Al grito de “libertad”, “tenemos hambre” y “abajo la dictadura”, miles de personas protestaron en más de 40 ciudades el 11 y 12 de julio. El estallido social se saldó con un muerto, decenas de heridos y más de un centenar de detenidos.
El creador de filmes como Clandestinos y Madagascar se unió el 27 de noviembre pasado a la inédita manifestación —conocida como 27N— frente al Ministerio de Cultura para reclamar libertad de expresión. Ahora lamenta que se haya roto el diálogo abierto en ese momento.
Entonces “sentí que realmente algo estaba cambiando en nuestra realidad”, dice, y enfatiza que los 300 jóvenes artistas que protagonizaron esa protesta “piden lo que yo llamo un nuevo lenguaje”.
Un idioma “no solo de palabras sino de actitudes, de soluciones, de cambios radicales en nuestro país”, que abone a “la libertad de expresión, el respeto al que piensa diferente y en abrir espacios independientes, no solo en el arte, sino también en otras esferas de la realidad”.
“Actitud contestataria que comparto”
A diferencia de su generación que siempre actuó dentro de “los canales establecidos”, esos jóvenes fueron “más allá de las instituciones”, contó Pérez.
Sin embargo, un día después de sentarse con las autoridades fueron “calificados” y “estigmatizados” en medios de comunicación oficiales. “El reportaje que se hacía eran rostros, pero eran rostros que no tenían voz, faltaba lo que ellos pensaban”, sostuvo Pérez con impotencia.
“Todo es resultado de la falta de ese nuevo lenguaje, de esa nueva actitud de un país que tiene que abrirse a la participación de estos jóvenes, porque no son el futuro, son el presente”, manifestó.
“Es una actitud contestataria que yo comparto”, agregó el artista enamorado desde niño del celuloide, cuando asistía con su padre, que era un cartero, tres veces por semana a la sala Ensueño, en su natal Guanabacoa, un municipio de La Habana.