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Jesuitas chilenos revelan que sacerdote abusó de una menor desde los 3 años

“Sin mí, ustedes no podrían comer”, les decía Renato Poblete a sus víctimas. El sacerdote jesuita usó su poder para manipular y abusar sexualmente a 22 mujeres, incluida una niña de 3 años, cuya madre mantuvo una relación con él y le dio acceso a sus menores hijas.

El capellán cometió los abusos sexuales durante casi medio siglo y lo hizo hasta dos años antes de su muerte. Foto: La Tercera
El capellán cometió los abusos sexuales durante casi medio siglo y lo hizo hasta dos años antes de su muerte. Foto: La Tercera

Fueron casi 50 años que el fallecido sacerdote Renato Poblete escondió bajo su sotana decenas de atroces actos de abuso sexual cometidos contra mujeres en Chile. Así lo reveló la investigación encargada por la Compañía de Jesús, que inició tras la primera denuncia establecida por un teóloga.

Los nuevos antecedentes descubiertos de Poblete confirman que los abusos se cometieron contra 22 mujeres, de las cuales cuatro eran menores de edad. Una de ellas apenas tenía 3 años cuando comenzó su calvario.

Madres, hijas, hermanas e incluso una religiosa fueron las víctimas del entonces capellán del Hogar de Cristo. Según informó La Tercera, en ocasiones las golpeaba y gritaba frases como “quiero darte cariño de padre”, “no te corrai, mierda” o “te quiero querer de la mejor forma”, a fin de amedrentarlas y manipularlas.

Abusó sexualmente de cuatro niñas

La indagatoria del abogado Waldo Bown reveló que Renato Poblete realizó el primer abuso sexual contra una menor en 1959, solo cuatro años después de que se ordenó como sacerdote. Era una niña de 13 años, quien fue víctima hasta los 15.

Renato Poblete en los años en que inició como sacerdote

Renato Poblete en los años en que inició como sacerdote

La última vez lo hizo fue a los 78 años, de una menor de 12 de quien abusó hasta los 16 años de edad. Pero eso no fue lo más escalofriante, ya que salió a la luz una vejación hacia una infante de apenas 3 años.

Renato Poblete había iniciado una relación de pareja con una madre de familia, sobre quien ejercía su poder y logró crear en ella una dependencia hacia él. Fue así que la mujer permitió que el capellán tocara a sus menores hijas, entre las que se encontraba la niña de 3 años.

Sus abusos iniciaron con tocamientos que luego se fueron intensificando conforme pasaba el tiempo, hasta que la víctima cumplió los 10, en 1983.

Violación, denigración y dependencia

Poblete sabía cómo aprovechar su autoridad para cometer sus delitos y salir impune. Pese a que abusó y violentó sexualmente innumerables veces a muchas mujeres, nunca fue denunciado, ya que sus víctimas desarrollaron una dependencia hacia él o las familias de estas mantenían una buena relación con su persona.

De acuerdo con las descripciones de las mujeres abusadas, el sacerdote las tomaba por sorpresa, intentaba besarlas y tocarlas y ejercía violencia sobre ellas cuando las ultrajaba, con cachetadas y gritos.

“Si estás gorda; no conseguirás a nadie”, “tu eres feíta, pero yo te quiero tanto”, “a todos hay que perdonarles algo, a tu papá que te abandonó, y a mí, que te quiero tanto”, eran algunas de las palabras que Renato Poblete les decías a sus víctimas aprovechándose de sus vulnerabilidades.

mARCELA ARANDA, VÍCTIMAS DE POBLETE, A QUIEN HIZO ABORTAR TRES VECES

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Además, había un grupo familiar que era mantenido por él en su totalidad, lo cual también generaba una dependencia económica hacia Poblete. Totalmente subyugados a su poder, el capellán del Hogar de Cristo enrostraba esto a sus víctimas durante sus ataques.

“Sin mí, ustedes no podrán comer”, “acuérdate todo lo que yo hago por tu familia”, relatan algunos de los testimonios.

Incluso, a veces las subía a su auto y luego las dejaba abandonadas en cualquier lugar, para “demostrar” el poder que tenía.

Algunos jesuitas sabían de los abusos

La investigación de Bown señaló también que un grupo de 15 jesuitas tenía conocimiento de las vejaciones cometidas por Poblete. Siete de ellos habían recibido algún tipo de información de abusos, pero cinco apuntaron a rumores o comentarios de terceros. En tanto, los otros dos dijeron que se enteraron por testimonios directos de las víctimas.

Uno de estos últimos hizo llegar las denuncias al provincial jesuita de la época, Guillermo Marshall, y a su superior Patricio Cariola, pero no se hizo seguimiento.

Del resto, tres no recordaban nada, tres murieron y dos sufren enfermedad mental. Al respecto, la investigación concluye que no hubo actitudes de encubrimiento, pero sí “prácticas de carácter cultural”, como la defensa corporativa “basada en la obediencia jerárquica”.

“Para la mayoría, Poblete era intocable”, dice una parte de la indagatoria.

Cooperativa de CHile

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