Damián y el Toyo: “24 años y no han salido 2 personajes como nosotros, ya quisiéramos”
Damián y el Toyo evitaron polemizar con el nuevo humor de las redes. Además, revelaron que hubo artistas que llegaron a las manos en sus cámaras indiscretas y que su programa en Willax será su última aventura en televisión.
A pesar del paso de los años, Damián y el Toyo han sabido mantenerse como dos de los humoristas más populares de la televisión. La radio fue otro de los lugares donde dejaron huella gracias a las recordadas bromas telefónicas que sacaban más de una risa en cualquiera de sus oyentes.
La República conversó con ambos humoristas para conocer algunos detalles de su carrera. Damián Ode y Carlos Andrade, sus verdaderos nombres, narraron los complicados momentos que pasaron en pandemia, se mostraron felices de volver a trabajar juntos en Willax, evitaron polemizar sobre el estilo de humor de “Hablando huevadas” y se unieron al pedido de Melcochita sobre un mayor apoyo de las autoridades al artista peruano.
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Como artistas, ¿cómo sintieron el golpe de los primeros meses de la pandemia?
Damián (D): En realidad, nosotros hacíamos bastantes eventos, al margen de haber estado en televisión o en radio, pero las veces que no, nuestra chamba eran los eventos corporativos y esa parte se desconectó en todo el mundo. Estábamos todos encerrados. Ha sido complicado y recién ahora, a raíz del programa (en Willax), y de toda la situación, la situación se reactiva y estamos de pie.
Damián, estuviste peleando como propietario de un local para poder reactivarse en medio de la pandemia. ¿Cómo fue eso?
D: Fue complicado. Lo logramos, pero las metas que se querían no pudieron darse porque el tema político nos afectaba mucho. Empezamos con el gobierno de (Francisco) Sagasti y ahora con este que es inmanejable, incontrolable y complicado. Ya todo se está activando, así que a darle de a poco. Ya nos quitaron la mascarilla, esperemos que los aforos se mejoren. En el caso de nosotros, con los eventos, estamos volviendo a tenerlos, así que todo está comenzando a reactivarse.
¿Fue eso lo que los motivó a adentrarse con mayor fuerza a las plataformas digitales o ya lo tenían planificado?
D: En la pandemia estuvimos haciendo algo de material, pero ahora que hemos entrado a Willax eso nos obliga a hacer un contenido semanal. Entonces, lo que mostramos en Willax lo subimos a redes, pero también estamos subiendo material especial para la gente de las redes.
Damián y el Toyo alcanzaron la popularidad gracias a sus famosas cámaras indiscretas. Foto: Instagram
¿Seguirán lanzando sus pequeñas canciones como “Chibolo huevón” o “Los pechos de Manuel” o solo es algo que hacen por hobby?
D: El tema de las canciones empecé a hacerla a modo de ocio y el último tema lo hicimos con el ‘Toyo’ y todo depende de lo que se venda. Si los eventos no exigen hacer eso, lo haremos. Nosotros somos flexibles en todo lo que la gente necesita para sus chambas, pero estamos abocados a lo que es el canal y a los eventos corporativos.
¿Cómo se han sentido al volver a trabajar juntos en televisión?
D: Bueno, cómodos. Eso era lo que esperábamos y ya tenemos 24 años juntos. Entonces hemos llegado a hacer un programa diferente donde de las cuatro secuencias que tenemos solo una es de cámara indiscreta y las otras son de apoyo social, apoyo cívico, en el que buscamos a la gente que orina en la calle, que manejan sin casco en la ciclovía. Tenemos el ‘Títere’ que es sobre un personaje público que cumple retos para poder ayudar a una institución, entidad o comedor popular.
Con el boom de las redes sociales, ¿ustedes creen que han cambiado al público en general?
Toyo (T): Definitivamente, el público menor que antes veía televisión ya no la ve y ahora los tienen que atrapar a través de las redes.
¿Y creen que ese cambio afectó en su estilo?
D: La televisión también cambió porque ahora, con las redes, esta migra a hacer un contenido más ágil, más veloz.
T: Y cosas que podías hacer antes, hoy se ven como abuso y no se permiten como en el pasado. Uno tiene que amoldarse a hacer lo políticamente correcto.
¿Qué opinan de “Hablando huevadas” y las polémicas que tuvieron por su peculiar estilo?
D: Cada uno tiene su humor. Yo creo que cada uno maneja su código de humor y cada uno sabe hasta dónde llegar y los problemas en los que se van a meter. Nosotros, personalmente, tenemos nuestra línea que hemos mantenido y si bien somos jodidos, hemos bajado un poco el ritmo. Como te decía (en su programa) de cuatro secuencias que tenemos, solo una es joder por joder, el resto tienen un trasfondo cívico y de apoyo, entonces le hemos dado otro giro.
T: A parte que hoy en día nosotros hemos tenido que mutar y no por la aceptación del público, sino por encontrar auspicios. “Hablando huevadas” vende su show en vivo, cobra entradas y ahí está su ganancia y por eso hemos tenido que mutar y nos ha servido.
D: Por eso te decía que cada uno va buscando su camino, o el río te llevó o solo sigues el destino.
¿Extrañan hacer las bromas pesadas que antes hacían en la televisión?
D: Lo estamos haciendo ahora, pero de otra manera. Ahora, el personaje es cómplice nuestro, pero es un cómplice bonito porque es para ayudar a alguien y es parte de la joda. Al final le cae su cachetadón porque es parte de los retos del ‘Títere’. Le decimos así porque nosotros manipulamos al personaje por intermedio de un audífono.
T: Damián y yo (Toyo) estamos acostumbrados a eso, pero el artista que a veces lleva 30.000 personas al frente, pero cuando llegan a eso no lo pueden hacer.
Volviendo a ustedes, ¿cuál fue su sensación tras despedirse de la radio luego de varios años?
D: Estuvimos en cuatro radios y la verdad que nosotros lo tomamos como épocas, temporadas. No nos interesa estar todo el tiempo en un solo lugar porque tenemos otras cosas, como viajes y cosas personales.
T: La radio es bacán, pero también es esclavizante. Tienes que estar de tal a tal fecha y es complicado. Nos están llamando de otras radios, pero preferimos dedicarnos a la televisión para no botar energías en una doble actividad.
D: No somos angurrientos, no queremos estar en todo y además estamos viejos (risas).
D: “Damián y el Toyo, fuera de bromas” se llama el programa y es para nosotros como nuestra despedida de la tele. Con esto nos vamos felices y queremos dejar huella. Ahora más que antes por las secuencias que estamos teniendo. Por ejemplo, tenemos una que se llama ‘Héroe urbano’, en la que recreamos alguna situación polémica y esperamos que alguien reaccione.
Entonces, ¿ustedes me están diciendo que luego de esto se retiran?
D: Para nosotros sí, al menos que ahora nos llamen de otro canal.
T: Claro que, si el programa dura 10 años, será nuestra última temporada (risas) eso no te lo decimos.
D: Somos los únicos a los que le pagan por joder. Nosotros somos profesionales de la joda y eso ha permitido que vivamos de esto. Mira 24 años y no han salido dos personajes como nosotros, ya quisiéramos que salga alguien y haga lo que nosotros hacemos, pero no hay y nos sentimos con la obligación de seguir cubriendo ese hueco.
T: No es solo la habilidad de hacerlo, sino también costoso y complicado.
D: Ahorita nos está yendo bien, somos los número uno de los sábados y eso nos hace felices porque es un momento donde la gente necesita reír y creo que estamos cumpliendo con ese objetivo: hacer reír a la gente, pero con una gran responsabilidad. En la cámara escondida fregamos por fregar, pero en las demás ayudamos.
Damián y el Toyo se alegran por sus logros con su programa
D: La semana pasada la Municipalidad de La Victoria, ante las grabaciones que hacíamos en un meadero, ahora lo han limpiado, desinfectado, lo han puesto lindo y eso nos llena de alegría.
T: Era un sitio que durante 20 años fue basurero y urinario. Ahora pasas y es una calle como cualquier otra que tiene seguridad.
D: Otra cosa que pasó es que hace un par de meses atrás, cinco miembros del equipo, incluyendo a Toyo, productor y asistentes, los metieron presos por 33 horas mientras hacíamos la secuencia ‘Respeta CTM (cuida tu mundo) porque estábamos con la vestimenta de fiscalizador municipal, entonces fueron arrestados por usurpación de funciones cuando en realidad se estaba haciendo algo por la sociedad.
T: El que nos denunció fue el que cometió la infracción de haberse estacionado en el lugar de discapacitados, ese nos denuncia y por él nos vamos presos cuando a él le deberían poner la multa.
¿Alguna vez una de sus víctimas llegó a las manos con ustedes debido a sus bromas y que esto no haya salido en pantalla?
D: Hemos tenido cosas, pero como no salieron en la tele nosotros nos la guardamos porque nadie sabe lo que pasa cuando las cámaras se apagan. Pero eso, ahora, lo vamos a poner en nuestras redes para las personas que se suscriban en nuestro canal y ahí vamos a mostrar lo que antes no veías. Pero sí hubo alguno que se fue de mano. Sin embargo, cuando veía la cámara y les decíamos quiénes éramos ya sentían alivio.
T: A parte, en el tiempo que hicimos ese tipo de bromas, también aprendimos algo que nos sirvió en adelante. Una vez grabamos una cámara indiscreta y tenían un valor para hacerla, entonces la persona cuando terminó el sketch no quiso que saliera al aire. Entonces ese día aprendimos que para hacer ese tipo de bromas necesitamos tener un cómplice y uno que sea muy cercano a la víctima para que cuando todo se descubra salga y ayude a calmar.
Hace poco, Melcochita se quejó del poco apoyo al artista peruano, ¿ustedes creen que esto es así o no lo sintieron?
T: Claro. Debería haber una ley del artista, porque el artista no es como todos, que va, trabajas ocho horas y tienes todos los beneficios. El artista presenta recibo por honorarios y no tiene vacaciones, no tiene AFP. Entonces, son muchas cosas que al artista no tiene porque la ley está mal dada.
Damián y el Toyo junto a Melcochita durante su etapa en la radio. Foto: Instagram
D: Ahora, existen artistas y artistas, hay personas que se lo merecen. Melcocha es uno de los que sí. No solo te hace reír, sino que también te genera muchas sensaciones. Tiene 85 años y que muchos de ellos los entregó al Perú. Hay personas que lo merecen y otras personas que no, porque puedes ser artista pero no uno que no cumple con la situación.