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Giovanni Arce: “El conservadurismo sigue vigente y en extremo”

Protagonista. El actor de ‘El último bastión’ opina. “Los artistas cuentan lo que sucede y eso al poder no le gusta”.

Desde Twitter, Giovanni también opina de coyuntura y considera que un artista no puede ser apolítico. Foto difusión
Desde Twitter, Giovanni también opina de coyuntura y considera que un artista no puede ser apolítico. Foto difusión

“Está siendo vista por más de un millón de personas”, comenta Giovanni Arce, ‘Paco Robles’ de ‘El último bastión’. Antes de la serie que se estrenó en Netflix, el actor se dedicó más al teatro independiente y actuó en ‘Nuestra historia’ de  TV Perú. A puertas de las elecciones, los paralelismos son inevitables. “El ‘Paco’ de ‘Nuestra historia’ viene a ser el tataranieto. En redes sociales dicen que Eduardo Adrianzén es Matt Groening, el creador de los Simpson que puede predecir el futuro (ríe)”.

Arce interpreta al abogado idealista que lucha por la libertad desde una gaceta. La serie aborda el racismo, la desigualdad, el feminismo, pero también habla de la corrupción, de un político acosador, de la candidatura de un farsante y del fanatismo religioso. “‘El último bastión’ está plagado de esas cosas. Una es el conservadurismo que sigue vigente y en extremo, y eso lo representa María del Carmen (Sirvas) con Constanza. Todos han podido ver bien a quien refleja en la actualidad, con autoflagelos y esa devoción que limita con la salud mental”.

Para el actor, una de las escenas clave, que reflejan extremos, es cuando su padre en ficción, el patriarca de los Robles, un negociante a favor de la monarquía, de la esclavitud, es amarrado a un poste. “Nos tomó casi todo un día. No solo porque yo termino amarrado al poste y recibo los latigazos, sino porque quería plasmar ese sacrificio. Otra escena difícil fue la violación a Catalina”.

Desde Twitter, Giovanni también opina de coyuntura y considera que un artista no puede ser apolítico. “En ‘El último bastión’ vemos el rol fundamental que tienen los artistas. Los títeres están hablando de lo que está sucediendo y son los únicos que tienen la voz porque te metían preso o te mataban. Entonces, la labor del artista, desde mi punto de vista, es que tiene que responder siempre al entorno, a lo que sucede. Un artista que no responde a su entorno, creo que es un artista que está destinado a que su obra tenga un límite. Te limita como artista el no poder atreverte y tu obra deja de tener valor artístico. Los artistas van a ser perseguidos porque cuentan lo que sucede y al poder no le gusta”.

Esa parte del guion que mencionas se da en medio de la anarquía. ¿Cuál es tu lectura?

Es tierra de nadie, estaba huyendo el virrey y estaba llegando San Martín. Entonces los saqueos y todo es producto de aprovecharse de la situación, que es muy propio del ser humano o del peruano (sonríe). Por eso lo reflejamos en la pantalla.

Hace poco hubo represión, ¿qué te dejaron las marchas?

Fui a una de ellas (contra el gobierno de Merino) y fue muy fuerte, la represión policial que había era algo para no creer. Incluso en el corazón de Miraflores tiraban bombas lacrimógenas, era un universo paralelo. Estábamos en una incertidumbre que hasta ahora se mantiene, ¿no? Debería haber mucha atención a la salud mental, son tiempos de ansiedad tremendos.

¿Al igual que Mayella Lloclla esperas que la serie ayude a votar?

Sí, en realidad. Lo que he podido leer es que la gente está tomando conciencia de lo importante que es elegir bien, ir a votar y no votar en blanco, sobre todo. Me alegra mucho porque estamos cambiando el chip de 1 o de 10 personas. Creo que la serie está logrando eso, que el peruano quiera más su historia y que tome conciencia que el futuro está en nuestras manos y no dejarlo a los demás.

El Último Bastión

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